Contábamos ayer que Withney Thompson ha resultado la ganadora de este año de America’s Next Top Model, el formato americano que correspondería aquí a Supermodelo, aunque para ser más exactos, digamos que es el concurso original que nada tiene que ver con nuestra edición pero que sí se ha exportado a otros países como Alemania, Inglaterra, Francia, Canadá, Australia e incluso Afganistán.
Pues bien, para todos aquellos desencantados con la versión española, que los hay, y muchos, hoy quería hablaros del programa presentado y producido por Tyra Banks, sí, la misma que dirige un famoso talk show a lo Oprah Winfrey con notable éxito, la misma que en su día fue top model, o lo quiso ser, y la misma que hizo de novia de Will Smith en el Príncipe de Bel Air.
Y es que aunque ya haya finalizado su retransmisión, por cierto en la misma cadena y justo antes que Gossip Girl, a los que os pique de más la curiosidad podéis encontrar las diez temporadas completas en un famosísimo portal de vídeos de internet. Yo personalmente, debo reconocer y reconozco que he vivido totalmente pegada a él, desde la novena temporada he ido bajando, porqué además de ir fenomenal para practicar el inglés, las comparaciones son odiosas, pero esa sí es realmente una fábrica de modelos y no lo que nos venden aquí.
Para empezar no es un reality, es decir, no se trata de seguir la convivencia de las chicas, ni centrarse en sus roces y peleas, que obviamente también las hay, pero se dosifican y no constituyen el hilo argumental principal; de lo que se trata es de hacer pruebas y más pruebas, pero de las de verdad, con despliegue de medios; con fotógrafos, estilistas, maquilladores y peluqueros de reconocido prestigio y celebridades varias que ocasionalmente prestan su apoyo. Por allí han pasado desde Elle McPherson haciendo un casting para la promocion de su línea de lencería, hasta Enrique Iglesias, que rodó un vídeo con las concursantes aunque este no llegara nunca a ver la luz.
La casa en la que viven las aspirantes, es simplemente alucinante. Hasta esta temporada se situaba en Los Ángeles, concretamente en Beverly Hills, pero este año han cambiado de costa y se han trasladado a Nueva York, a un estupendo loft en pleno corazón el Soho; y es que es en la Gran Manzana donde se mueven los hilos de la moda a gran escala.
Bien, eso es lo de menos, y no todo son cosas buenas, que conste, que también hay cierto regustillo a rancio en todo esto, pero otra de las grandes diferencias es que no se trata de una escuela, osea, no se dan a clases a diario sobre estilismo o pasarela, aquí van directos al grano, y las candidatas, sin filtro previo ni casi posibilidad de ensayo, pasan a la acción. Lo que no quita que sí se les den ciertas pautas, por ejemplo, para aprender a desfilar, y para ello cuentan con Jay Alexander, un tipo bastante gracioso que parece tonto pero que es uno de los mejores runway coach que hay; ha enseñado a caminar a casi todas las tops, entre ellas a la diosa de ébano, Naomi Campbell; ha trabajado para las mejores firmas, entre ellas, Valentino, Chanel y Nina Ricci, y aparte de hacer de profesor, es también miembro del jurado, cargo que ha ido compartiendo a lo largo de los años con supermodelos de los setenta pasadas de vueltas como Janice Dickinson o iconos como Twiggy y Paulina Porizkova.
A la vista está que lo que más se fomenta en ANTM es la fotografía, las sesiones de fotos son realmente buenas, dignas de los mejores editoriales de las grandes revistas, de hecho se insiste mucho en el factor high fashion, como lo llaman ellos, vaya, que no se trata de formar maniquíes que acaben desfilando en Walmart, el Carrefour de allí, aunque luego no les quede más remedio, sino que se trata de educar poses y ademanes más cercanos a la alta costura que a los catálogos de gran almacén.
Y esa es la intención que se agradece, luego no se suele conseguir nada de eso, creo que de todas las vencedoras ninguna ha logrado su objetivo de trabajar en el circuito internacional, casi diría que han llegado más lejos las chicas del Supermodelo español; pero a nivel entretenimiento, almenos no asistimos a un espectáculo de estar por casa. No quiero que se me olvide decir que los cuatro últimos episodios de cada ciclo se hacen desde el extranjero, y los destinos elegidos hasta ahora han sido ciudades tan cosmopolitas como Roma, Shangai, Sydney, Bangock, Tokyo y Barcelona.
En esta edición mi favorita no era la buena de Withney, y eso que me alegro enormemente de que sea la primera vez en la historia del concurso en que una modelo de tallas grandes se haya hecho con el premio, básicamente porqué yo la plus size no se la veo por ninguna parte, sino Fatima, a la que podéis ver en la imagen superior, originaria de Kenia y refugiada en los Estados Unidos, y que me recuerda enormemente a Iman, la primera top model de color.