El clan Missoni se ha ido de boda, la princesa Margherita ha dado el 'sí, quiero'

Bendito Twitter que nos da información de todo tipo. Si hace unas horas os hemos mostrado como la red social del pájaro azul se hacía eco de la boda de Raquel Sánchez Silva, ahora terminamos el día con una boda más internacional (y fashion): la de Marherita Missoni. Sí, tras esos volúmenes, encajes y coronas se encuentra la más famosa del clan. Y lo primero que he pensado ha sido: ¿se trata de una broma? Y es que el primer impacto es bestia (por su vestido).

Y es que el vestido de Giambattista Valli no es de esos que podamos decir discretos o sencillos. Más bien está sacado de un cuento de Disney, donde los volúmenes y las capas son las protagonistas. ¿Estaba guapa? Mucho, y es que ella desprende una belleza única. Y sí, ella tiene un estilo tan peculiar que no podía defraudar el día de su boda aunque al principio me he quedado patidifusa. Pero cuanto más la miro y la remiro a mí me va gustando, ¿os pasa lo mismo?

Invitados de excepción

Como no podía ser de otro modo, los invitados eran personajes de la farándula más in(ternacional) del momento. Si en líneas anteriores os hemos mostrado como Margherita posaba con Derek Blasberg, Anna Dello Russo también estaba entre listado de los asistentes. Y para tal ocasión recurrió a Oscar de la Renta y uno de sus extremados tocados. ¿Qué os parece?

Estaba claro, sus amigas del alma no podían fallar un día como ese. Así que Tatiana Santo Domingo, Eugenie Niarchos y Alexia Niedzielski estuvieron presentes sin faltar a su particular estilo.

Detalles geniales

Los pequeños detalles marcan la diferencia, y como no podía ser de otra de las maneras en este enlace no faltó de nada. ¿Algo que me ha parecido ideal? Los pastelitos en forma de corazón repletos de frambuesas. Tenían una pinta buenísima y se sale del tradicional pastel de bodas que a veces roza ‘lo cursi’.

Las mesas estaban decoradas en tono campestre con ensaladas en medio para que cada uno se sirviera lo que quisiera y vasos estilo marroquí. Los platos, los manteles… Todo ello hace que el tono de la boda adquiriera un toque chic.