El 19 de abril de 1956, en la catedral de San Nicolás, se celebró una de las bodas más importantes de nuestra historia, la más importante del siglo XX: la del príncipe Rainiero de Mónaco y la princesa Gracia, era la boda de una estrella de Hollywood con un príncipe, una historia de película. Una pareja envidiada por el amor que se tenían y por la maravillosa boda de cuento que tuvieron.
Grace Kelly (nombre de soltera) de Mónaco fue la auténtica princesa de Estados Unidos y la actriz predilecta de Alfred Hitchcock. Nacida en Filadelfia, a la edad de 22 años se convirtió en actriz, carrera que abandonó por amor. Considerada como una de las mujeres más guapas del mundo, fue la que aportó glamour y distinción al principado.
La belleza y elegancia que desprendía Grace Kelly el día de su boda, han quedado grabados en nuestra memoria. La princesa escogió para el momento más importante de su vida, un maravilloso vestido de la diseñadora americana Helen Rose, ganadora de dos Oscar y quien le diseñaba todos los vestidos para las películas de la Metro Goldwyn Mayer. Por cierto, Rose también fue la diseñadora escogida por Elizabeth Taylor el día de su primera boda con Conrad Hilton Jr.
Un modelo muy femenino y ajustado, con cuerpo de encaje francés de cuello alto y manga larja, y falda ligeramente abullonada, unidas por un fajín que marcaban su estrecha cintura. En el diseño se utilizaron veinticinco metros de tafetán de seda. Actualmente está expuesto en el Museo de Filadelfia, una donación realizada por Grace en vida.
La tiara, decorada con flores de azahar talladas en brillantes y perlas, sujetaba el precioso velo de 90 metros de tul, un modelo muy actual, que también tenía detalles de encaje alrededor.
Y el ramo escogido por la guapísima actriz fue un pequeño bouquet de lirios, algo que sorprendió porque sus flores predilectas eran las calas.
La futura princesa dio el sí definitivo a su diseño nupcial, regalo del estudio MGM (Metro-Goldwyn-Mayer), e inmediatamente, 35 artesanos entre modistas, bordadoras y especialistas en color, dedicaron seis semanas a crearlo.
Cuando lo terminaron lo enviaron a Palacio en una caja de aluminio especial, con papel de seda y algodón empapado con perfume francés para que cuando lo abriera recibiera el aroma de miles de flores. En el interior no sólo iba el vestido, también el velo, el devocionario, el traje para la ceremonia civil y un negligee, más conocido como camisoncito entallado al cuerpo. Y como curiosidad, Grace ensayó a vestirse varias veces antes de la mañana de su boda. Un dato que me parece ¡increíble!
Al finalizar la ceremonia los novios recorrieron el Principado en un elegante descapotable Rolls-Royce.
Cincuenta años después, hace tan sólo unas semanas, Catherine Middletton nos recordaba el inolvidable diseño de la princesa Gracia, especialmente la parte del cuerpo.
Matrimonio civil
Grace Kelly y Rainiero de Mónaco celebraron una ceremonia civil un día antes que la ceremonia religiosa, el 18 de abril de 1956. Para la ocasión, ella escogió un traje de chaqueta y falda de ligero vuelo, de blonda bordada sobre tafetán de seda, en color crudo. También de Helen Rose. Actualmente se encuentra en el MUseo Victoria y Albert, en la exposición Grace Kelly:Style Icon. Y es que Grace fue un icono de estilo a nivel mundial, un referente de la moda para todas las mujeres amantes del buen gusto. ¿Conseguirá algo parecido Charlene Wittstock?
Fotos | Gtres