La segunda jornada de la Pasarela Gaudí que se está celebrando estos días en Barcelona dentro del marco de la Barcelona Bridal Week 2010, que conjuga desfiles donde se presentan las nuevas tendencias con la feria nupcial más importante del mundo, confirma que los vestidos de novia dan un giro hacia hacia lo fabulesco. Victorio & Lucchino ponían ayer en escena una atmósfera de cuento, con nenúfares a modo de pasarela y modelos caracterizadas cuál ninfas (con tocados que recordaban a la estética Josep Font).
Hadas con sabor andaluz que portaban maravillosísimos vestidos cuya caída es inigualable. Cortes imperio, colores moscatel, y velos de extraordinaria magnitud.
Imposible que a una no le den ganas de casarse al ver semejantes modelos. Y si bien los valores de Rosa Clará fluctúan en función de las tendencias, los de Victorio & Lucchino son fijos.
Muy cercanos a los preceptos de la Alta Costura, sus vestidos son verdaderas joyas. Elaborados con las mejores telas, repito: tienen una majestuosa caída. Para la temporada que viene, este dueto afincado en Sevilla apuesta por los colores rotos, la ausencia de florituras excesivas, y los bustos marcados pero sin exageraciones.
Hombros al aire, escotes barco y siluetas regias de aires victorianos.
Aunque obviamente, siempre hay sitio para los volantes.
Y para los volúmenes, siempre sutiles, siempre bucólicos, siempre con tintes andaluces.
Por cierto, el front-row del desfile fue bastante escasito, solo pude ver a la cantante Tamara (la de los boleros, no la otra...), con su marido, y sobre la pasarela, al hijo de Antonia Dell'Atte, que pasó sin pena ni gloria y apenas fue reconocido...
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