Marc Jacobs ha llegado a NYFW para cerrarla con broche de oro y para recordarnos lo que significa diseñar sin miedo. Porque el diseñador no ha reparado en la comercialización de sus prendas, si no que ha optado por la línea creativa más exagerada y arriesgada, llegando a redefinir por completo la figura de la mujer. Beyoncé dice reloj de arena, Kim Kardashian dice pera y Cara Delevingne dice rectángulo. ¿Y Marc Jacobs? Él le da la vuelta a todo y dice trapecio, hasta el extremo.
Marc Jacobs no ha inventado la rueda con su colección de Otoño/Invierno 2018, ni muchísimo menos. Lo que ha hecho es recuperar algunos de los grandes hits de la Alta Costura de los años 80, como Mugler, Emanuel Ungaro o Yves Saint Laurent, y exagerarlos sin medida. Hombreras y hebillas XXL, pliegues, pantalones baggy de pinzas y el power dressing de Madonna o Cyndi Lauper. Todo ello sacado completamente del contexto de la moda actual, porque no ha tratado de actualizarlos o adaptarlos. Al contrario, los ha maximizado hasta hacerlos tan enormes que no entran por la puerta.
Entre todo este amasijo de volumen y extravagancia no había lugar para el minimalismo, las proporciones lo hacen imposible. Lo que sí ha encontrado su sitio es esa inspiración cordobesa made in Spain con lunares, volantes que parecen flores e incluso sombreros de ala ancha. Todo ello tan oversize que ha tenido que compensar con otros diseños ajustados al cuerpo que marcan la figura femenina.
Sin embargo, las grandes estrellas de este fashion show han sido los chaquetones XL en jewel tones con silueta de trapecio que definen por completo la visión creativa del diseñador. Con ello, Marc Jacobs nos ha llevado de vuelta a los desfiles de antaño, cuando eran los diseñadores los líderes de la moda y se atrevía a marcar tendencias locas y extremas, sin que el street style tuviera la palabra final. Una colección de extremos escultural perfecta para cerrar esta edición de la Semana de la Moda de Nueva York.
Fotos | Imaxtree.
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