Si ayer comentábamos el caso de DKNY, que desfiló fuera del circuito oficial porque podía, hoy vemos un caso similar, pero por motivos económicos diferentes. Catherine Malandrino no puede permitirse un despliegue de medios ingente, y opta por la mejor opción: alquilar un loft.
Pero no sólo eso, sino que sitúa a sus modelos en pedestales para que los visitantes puedan observar la ropa en detalle. Ellas quietas y nosotros alrededor. Una idea muy interesante y que da otro aire al concepto de desfile.
Veis a Catherine en la imagen con su maquillador, Gato de Maybelline. Lo que no se ve es la pasión que despiertan ambos entre la prensa japonesa. A continuación una foto de los apuntes que con total rapidez tomaba una compañera nipona. ¡Es alucinante! Hay días que no entiendo mi letra como para entender si tuviera que dibujar...
Entre las asistentes, la actriz de Babel, Rinko Kikuchi, fan de la firma y muy atenta con todos.
No sé si os acordáis que os hablé en el fitting de un abrigo blanco. Podéis verlo aquí. Y si necesitáis un vestido de noche negro, las opcioens de Malandrino son para tenerlas más que en cuenta.
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