Una de las peores cosas que te pueden pasar en un cine es entrar a ver un musical sin saberlo. El descoloque mental de que, en medio de la trama, todos los personajes se pongan a cantar y bailar como profesionales en medio del patio del instituto, en un garaje o en plena calle, es brutal. Los musicales pueden gustarnos o no, pero a ver quién es el valiente que puede afirmar que no se sabe los bailes de alguna de estas películas... de las cuales hemos aprendido grandes lecciones.
Esencia de mujer
Al Pacino nos enseñó a bailar tango: el baile sensual por excelencia, convertido en un encuentro tan elegante que no hace falta verlo para sentirlo. Y nos dejó la lección de no compadecernos de nosotros mismos y de aprender a pasar página.
Grease
Con Grease llegó a nosotros el rock'n'roll. A ritmo de Grease Lightning todos sentimos la necesidad de lanzar la chaqueta al aire y bailar como si estuviéramos en aquel taller mecánico. Pero no solo aprendimos a mover el cuerpo: también entendimos que no hay mejor edad para encontrarse a uno mismo que la adolescencia. Y gracias a Rizzo, valoramos la importancia de usar anticonceptivos, claro.
¿Bailamos?
También a ritmo de tango, y desbordando sensualidad, Richard Gere nos enseñó que el baile puede ayudarnos a salir de la rutina, sin que el hecho de que Jennifer López sea la profesora tenga (casi) nada que ver.
Cantando bajo la lluvia
Esta película nos enseñó a bailar... ¡claqué! Cada vez que la vemos, volvemos a darnos cuenta de que el talento no se puede esconder y que, si no lo tenemos, al menos sabremos que siempre es buen momento para cantar y bailar en plena calle. Siempre. (Y acabar agarrado a una farola es casi obligatorio).
Pulp Fiction
Con el twist de Uma Thurman aprendimos que tener personalidad bailando y ser un poco raro puede ser extrañamente sexy. ¡Ah! Y que las drogas son malas, muy malas.
Dirty Dancing
Quién nos iba a decir que el foxtrot, la rumba o el mambo serían los bailes rebeldes con los que Baby aprendió en cada paso a acercarse a su independencia, a alejarse de sus padres para encontrarse con el mundo. Johnny nos enseñó a no permitir que nadie nos arrincone. Y, a fuerza de practicar el baile final en la intimidad, aprendimos a perder el sentido del ridículo.
Full Monty
Los bailes sexies de los personajes de Full Monty nos demostraron que no importa lo desesperada que sea una situación, siempre existe la opción de reinventarnos y todo, siempre, mejorará bailando (no necesariamente vestido).
Footloose
El baile pop final de Footloose es un canto al optimismo y a la rebelión contra las normas injustas. Y es que, si a alguien se le ocurre prohibirnos bailar, no hay mejor forma de protestar que bailando hasta que salga el sol.
Risky Business
A ritmo de rock'n'roll clásico, y con uno de esos bailes caseros que todos hemos disfrutado alguna vez, un jovencísimo Tom Cruise nos enseñó que la obligación de todo adolescente es festejar que sus padres lo han dejado solo en casa. Y que cantar en ropa interior utilizando cualquier objeto como micrófono es uno de los mayores placeres de la vida.
9 semanas y media
Puede que la balada rock You Can Live your Hat On sea la canción más sexy de la historia y el baile sensual de Kim Bassinger es tan inolvidable que siempre, absolutamente siempre, que la escuchemos, fingiremos estar haciendo un striptease. Si un baile nos puede enseñar a explorar nuestra propia sensualidad, no vamos a rechazar la lección.
Flashdance
El pop más ochentero y una coreografía impecable son dejan quizá la mayor lección de vida: persigue tus sueños (mejor si es a ritmo de What a Feeling). Hay muchas posibilidades de que los encuentres.
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