No hay mejor lugar para aprender sobre la vida que los libros. Una buena biblioteca es una fuente inagotable de aprendizaje y elegir títulos que nos aporten algo es una experiencia muy enriquecedora. Algunas lecturas tienen el componente especial de poder aportarnos a las mujeres una visión de nuestro propio género de la que podemos extraer conclusiones para la vida diaria. Estos 21 libros son nuestra selección de imprescindibles en la biblioteca de una mujer:
La señora Dalloway, de Virginia Woolf
La historia de Clarissa Dalloway, enmarcada en la sociedad de entreguerras, es un icono del feminismo universal, al igual que su autora, Virginia Woolf. La depresión, la bisexualidad y el rol doméstico de la mujer son temas presentes en la trama (que se desarrolla en un único día, al estilo del Ulises de Joyce). Qué mejor lugar que nuestra biblioteca para llevar a la práctica aquello que dijo la autora sobre el derecho de la mujer a tener su lugar de reflexión, soledad y refugio personal.
Anna Karénina, de León Tolstói
La novela realista nos ha dejado ejemplos de mujeres que lucharon, de diferentes maneras, contra las sociedades opresivas de un tiempo en que los hombres tenían poco que perder y las mujeres podían perderlo todo. Anna Karénina es un reflejo de la hipocresía de la sociedad rusa, Ana Ozores (protagonista de La Regenta de Clarín) muestra la imagen de la mujer en la España del XIX y Madame Bovary (de Flaubert) nos deja el mal sabor de boca de una historia que no acaba bien.
Mujercitas, de Louisa May Alcott
Un buen ejemplo de novela que puede introducir al feminismo (aunque tímido, dada la época) a las lectoras más jóvenes. Jo March es una especie de heroína antipatriarcal en su entorno, pero muchos otros detalles le dan el punto diferencial a la novela: las protestas de las chicas contra las tareas domésticas (en una sociedad en que se les daban por sentadas) o la ausencia del padre, que acaba convirtiendo a la madre en ejemplo de mujer fuerte.
Jane Eyre, de Charlotte Brontë
Jane Eyre defiende en varias ocasiones, a lo largo de la novela a la que da nombre, el derecho de la mujer a tener una vida como la de los hombres. Si podemos sufrir y sentir tanto como ellos, ¿por qué no podemos aspirar a los mismos derechos? Un mensaje de 1847 que no ha dejado de estar vigente. Además, Jane es una mujer que lucha por lo que quiere, una heroína que vence mil dificultades para escapar del lugar que le tenía reservado la sociedad.
Orgullo y prejuicio, de Jane Austen
Todas podríamos ponernos en la piel de Elizabeth Bennet si nos encontráramos hoy en día en la tesitura de que la única manera de sobrevivir fuera a través del matrimonio. El derecho hereditario inglés, que excluía a las mujeres, las dejaba en una posición de dependencia frente a sus maridos y familiares varones que se refleja a la perfección en Orgullo y prejuicio. La independencia y serenidad con la que Lizzie afronta su situación es una lección interesante que aprender.
Persépolis, de Marjane Satrapi
No hace falta viajar en el tiempo para encontrar sociedades en las que las mujeres carecen de los derechos más fundamentales. En Persépolis, Marjane Satrapi narra, en forma de novela gráfica, los primeros años de su vida y cómo la revolución iraní de 1979 cambió sus libertades. Su lucha por la igualdad, en aspectos tan vigentes hoy en día como el código de vestimenta, la han convertido en un icono de la mujer independiente y valiente.
Yo soy Malala, de Malala Yousafzai
Y, si hablábamos de la valentía de Marjane Satrapi hace algunas décadas, más reciente es el ejemplo de Malala Yousafzai. Defensora desde la infancia del derecho de la mujer a la educación en Pakistán (con 11 años ya escribía un blog sobre el tema para la BBC), Malala adquirió fama internacional cuando el régimen talibán puso precio a su cabeza y acabó recibiendo tres disparos que casi le cuestan la vida a la edad de 15 años. Una vez recuperada, continuó con su activismo, que le valió ser la ganadora más joven de un Premio Nobel (el de la Paz) y escribió un libro que debería ser un imprescindible en cualquier biblioteca.
Flor del desierto, de Waris Dirie
Flor del desierto es una historia autobiográfica porque, si fuera ficción, nos costaría creérnosla. Waris Dirie se convirtió en modelo por casualidad, gracias a una fotografía casual cuando trabajaba en un McDonald's de Londres a los 18 años. Pero su verdadera historia es la anterior: víctima de mutilación genital a los 3 años, entregada a un matrimonio pactado del que huyó atravesando su Somalia natal y huida a Londres, donde llegó a vivir en la calle. Su trabajo humanitario posterior y este libro dieron relevancia a un tema, el de la mutilación genital femenina, que afecta a millones de mujeres en todo el mundo.
Tres Mujeres, de Sylvia Plath
La poesía de Sylvia Plath también es una buena opción para nuestra librería. En este caso, Tres mujeres es la primera que escribió específicamente para ser leída en voz alta (y así lo hizo ella misma, en 1962, en la BBC). Trata sobre un tema tan complejo para Plath como la maternidad, a través de tres modelos de mujer que la viven de formas muy diferentes. Es considerado un icono feminista casi desde el mismo momento de su publicación.
El color púrpura, de Alice Walker
En los momentos históricos especialmente duros, hombres y mujeres sufren, pero no por igual. La mujer siempre lleva el peso añadido de su género sobre los hombros, y un buen ejemplo de ello es la época de la esclavitud en Estados Unidos, precisamente la que se retrata en El color púrpura. La doble lucha de su protagonista, contra el abusivo sistema esclavista blanco, por una parte, y contra el patriarcado masculino negro, por otra, le valió a su autora el Premio Pulitzer en 1983.
El cuaderno dorado, de Doris Lessing
Un ejercicio de escritura posmoderno de la autora premiada con el Nobel de Literatura en la que muchos consideran su mejor obra. Los temas del libro son tantos como lecturas se pueden hacer de él después de sumergirnos en la vida de la escritora Anna Wulf. El estalinismo y la Guerra Fría tienen su lugar en la novela, pero también lo tienen la maternidad, el sexo, el amor y la lucha feminista.
Ojos azules, de Toni Morrison
Otro ejemplo de obra maestra escrita por una autora merecedora del Premio Nobel. En Ojos azules, Toni Morrison nos acerca a la perspectiva de una protagonista mujer y de raza negra, de un modo similar al que veíamos en El color púrpura, es decir, a través de la lucha de raza y de género entremezcladas, unidas y, a veces, enfrentadas.
Monólogos de la vagina, de Eve Ensler
Obra cumbre del feminismo contemporáneo, Los monólogos de la vagina se convirtió, en los años 90, en la obra que toda mujer quería leer o ver representada. En ella, se tratan temas como la sexualidad, la masturbación, la maternidad, la violación o la mutilación genital. Una oda a todo aquello que solo las mujeres podemos sufrir o disfrutar que se ha convertido en un mito, representado en cientos de países y epicentro de la lucha por los derechos de la mujer.
Manual para mujeres de la limpieza, de Lucia Berlin
El componente autobiográfico, especialmente de una vida dura pero cotidiana, con la que (casi) nos podríamos llegar a identificar con facilidad, es lo que ha convertido a esta antología de cuentos de Lucia Berlin en una lectura imprescindible. Bueno, eso y la magistral pluma de la autora, que recrea con dinamismo y detalle, además de con una clara visión feminista, sus adicciones y su complicada vida familiar, amorosa y laboral.
Las bostonianas, de Henry James
Un clásico contemporáneo que no puede faltar en la biblioteca de quien quiera conocer el germen del feminismo. El retrato que hace el autor, a veces satíricamente crítico, de los orígenes del feminismo en Boston a finales del siglo XIX sirve como telón de fondo a un triángulo de personajes en el que nada parece ser lo que vemos, en el que las ideologías chocan con los sentimientos personales y en el que los afectos de la lectora irán cambiando de bando.
Siete mares, trece ríos, de Monica Ali
Esta novela constituye un ejemplo perfecto de cómo la opresión no depende siempre del lugar donde nos encontremos. En Londres, puede que la ciudad más cosmopolita del mundo, también hay reductos en los que las mujeres se casan con hombres mucho mayores que ellas en matrimonios pactados, pasan años sin salir a la calle o viven su propia prisión dentro de un burka.
Matilda, de Roald Dahl
No hay una edad límite para emocionarse con Matilda. La trama de una niña que lucha con sus poderes para meterse en el maravilloso mundo de los libros le da el derecho inmediato a formar parte de cualquier biblioteca del mundo. Todos, hombres y mujeres, necesitamos heroínas literarias desde la infancia. Y puede que Matilda sea la mejor de todas.
La saga Harry Potter, de J.K. Rowling
En los siete libros que componen las historias de Harry Potter encontramos muchas mujeres fuertes. Por supuesto, Hermione Granger, aportando el punto intelectual y maduro al trío protagonista, se lleva la palma. Pero también la profesora McGonnagal, Luna Lovegood, Ginny Weasley... Y, claro, el hecho de que la autora se haya convertido en una de las escritoras de más éxito a nivel mundial en un género, el de la fantasía, que durante algún tiempo parecía reservado solo a los hombres.
El diario de Bridget Jones, de Helen Fielding
No todas las lecturas de las que extraigamos una lección para la vida tienen que ser estrictamente académicas. En ocasiones, la historia de una treintañera londinense, con problemas económicos, kilos de más y algunos vicios confesables nos puede servir de identificación para recordar que no hay que ser perfectas para triunfar en la vida y que, con una sonrisa, todo se asimila mejor.
La fiesta del chivo, de Mario Vargas Llosa
Aunque el componente de base de la obra es histórico, La fiesta del chivo cuenta con una protagonista femenina, Urania Cabral, cuyo regreso a la República Dominicana, después de décadas de alejamiento, nos acerca a una terrible historia de abusos sexuales, cosificación de la mujer para utilizarla como moneda de cambio político y todos los traumas que se derivan de una paternidad negligente... por parte del hombre más poderoso del país. Y todo esto, en la pluma de Vargas Llosa, para que el efecto sobre la lectora sea más sobrecogedor.
Nada, de Carmen Laforet
Que Carmen Laforet ganara la primera edición del Premio Nadal en 1944, con lo que suponía la España de aquella época para una mujer que contaba entonces 23 años, ya casi sería motivo suficiente para cerrar con ella nuestra selección. Pero es que, además, Nada es una novela que engaña. Engañó (por suerte) a los censores franquistas, que no vieron en ella más que el costumbrismo de la narración de un año en la vida de su protagonista. Y engañará a quien solo vea en ella la descripción antropológica de la Barcelona de su época, sin darse cuenta de que la protagonista es, al fin y al cabo, una mujer independiente que desea vivir la vida por sí misma, sin depender de un hombre que le proporcione comodidad, algo realmente complicado en la España de posguerra.
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Imágenes | Pixabay y Casa del Libro.
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