La forma de ver nuestras series de televisión favoritas ha cambiado. Ya no hay que esperar semana tras semana para saber qué va a pasar a continuación. Podemos ver todos los capítulos de una temporada de sopetón o a nuestro ritmo, lo que es maravilloso, pero con todo el mundo viendo las cosas a su aire las posibilidades de que alguien te cuente algo que todavía no has visto son más grandes que nunca. Y las RRSS parecen campos de minas… digo, de spoilers.
Madrid. Año 1993. Mi madre y yo nos preparábamos cada noche de jueves (creo recordar) para disfrutar de nuestro capítulo semanal de Expediente X, la serie de ciencia ficción más vista del momento. Cada semana la misma excitación por saber qué emocionante aventura iban a vivir Mulder y Scully en el episodio de esa noche. Y para ver si iba a ver rollito entre ellos, claro. Nada ni nadie podía estropearnos la sorpresa, porque era un misterio para todos. A no ser que te metieras a indagar en Internet, lo que entonces requería que tuvieras que apuntarte en una lista en la sala de ordenadores de la facultad y que hablaras un inglés estupendo para entender lo que contaban en los foros los afortunados americanos que ya lo habían visto. Sí, era una tragedia con coro griego tener que esperar una semana, ¡toda una semana!, para volver a ver a tus personajes favoritos. ¿O no?
Madrid. 2015. Acaban de estrenar El Despertar de la Fuerza y llevo dos días evitando entrar en Twitter porque me aterra comerme un spoiler como un camión, como ya le ha pasado a más de uno. Es más: en la comida de Navidad tuve que irme cuatro veces al baño para no enterarme de qué hablaban mis cuñados, que sí habían ido al cine y estaban deseando comentar la jugada. Y lo peor: me llegó un chiste en el grupo de guassup de mis amigos donde destripaban uno de los misterios de la película. Gracias, yo también os quiero. La próxima vez me lanzo en plancha al cine más cercano y no me muevo de allí hasta que me vendan una entrada, por caridad. O, mejor aún, me largo a las Chimbambas y no vuelvo hasta que se haya pasado todo el alboroto.
Pero no es la primera vez que me pasa.
Este año cometí el error de ver la quinta temporada de Juego de Tronos cuando todo el mundo ya se la había bebido. Entraba en la oficina como si me persiguiera la Parca, evitando miradas y como un pollo sin cabeza. Pero todo fue en vano, en cuanto me relajé con un café en la pequeña cocina, la secretaria del director entró a decirme que estaba hecha polvo y tenía que cubrirla, que aquella noche no había pegado ojo desde que se habían cargado a Fulanito Pi en aquel episodio tan sangriento, cuando nadie lo esperaba y… me destripó el episodio de la Boda Roja enterito. Sin anestesia ni nada. Sin pedir perdón cuando me puse a gemir mientras me daba de cabezazos contra el microondas.
Ahora que la forma de ver la televisión y el cine ha cambiado deberíamos acordar unas normas nuevas de etiqueta para respetar los tiempos de todo el mundo. Ya, ya sé que esto que propongo es una entelequia, un absurdo, que es prácticamente imposible controlar el flujo de información que recibimos hoy en día y que la única solución es hacerse anacoreta y largarte al monte con tu portátil. O rogar para que inventen más soluciones como Force Block extension, una herramienta que ha sacado Chrome que te ayuda a evitar los spoilers de El Despertar de la Fuerza en las páginas web que visitas. Instalar esta extensión es tan fácil como viajar a la velocidad de la luz, sólo tienes que pinchar aquí y el resto se hará solo, la extensión detectará las palabras clave de la página que puede tener spoilers y te avisará en el caso de que haya peligro. Qué fácil y qué útil.
Incluso Google ha hecho una lista de las personas que han visto la película y te avisa si quieres entrar en sus webs. Ojalá pudieran hacer lo mismo con todo mi timeline de Twitter. O con los numerosos grupos de guassap que me acosan a diario. Encerrarse en uno mismo es una solución, pero ¿no sería mejor que todos tuviéramos más cuidado a la hora de ir largando de nuestras series y películas favoritas? ¿Respetar un poco los tiempos de los demás? ¿Ser educado y preguntar por dónde van antes de soltar el mazazo? ¿Pensar en que puede haber alguien llorando al otro lado de la pantalla porque le acaban de chafar la emoción de descubrir el final por sí mismo?
La próxima vez que tengas ganas de comentar algo muy emocionante que hayas visto, pregunta antes y piensa en que los que tenemos niños pequeños (como yo) vamos con mucho retraso: retraso de sueño, retraso de tiempo libre y retraso de capítulos. Y que a todos nos fastidia un pedazo de spoiler.
Fotos: Pixabay
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