Aunque muchas (y muchos) estaban esperando la segunda temporada de Emily in Paris como agua de mayo, lo cierto es que las RRSS no han tardado en mostrar su decepción. Con looks poco creíbles, detalles imposibles y una trama demasiado débil, esta serie se convierte en el guilty pleasure de muchas, mientras que otras la tienen puesta de fondo (para llenar el silencio de su habitación). Hoy os mostramos algunas razones por las que la serie no nos parece que se merezca tanto crédito.
Looks que no dejan de recordarnos (vagamente) a Blair Waldorf
El personaje de Emily es poco creíble. El querer crear outfits locos y llamativos al más puro estilo de Carrie Bradshaw han convertido a la estrella del show en un auténtico meme. Con estilismos que nos recuerdan a los de Blair Waldorf por la mezcla extraña de prints, los looks de Emily se convierten en toda una decepción en la gran mayoría de los casos (no en todos), mientras que los de Queen B funcionaban de manera automática y natural.
El look que pretende no ser look es el más molón
No queremos hacer spoilers (este artículo está libre de ellos) pero el único estilismo que de verdad merece la pena admirar es el que no pretende ser look. Con un sencillo blazer masculino a modo de vestido y unos zapatos de tacón, Emily logra lo que ha estado buscando durante toda la temporada: enamorar con su presencia. Chic, sencillo y elegante, esta propuesta lo reúne todo con muy poco.
Detalles poco creíbles
Los estilismos quieren llegar a ser tan cool que pierden su gracia y su credibilidad. Uno de los ejemplos lo encontramos en un escena en un barco donde Emily luce un vestido estampado junto a una chaqueta a todo volumen y un peinado tan de los años 60 que se convierte en un estilismo too much. Las piezas por separado podrían crear algo épico, pero juntas crean una especie de puesta en escena tan perfecta que deja de gustar.
El poco valor que se le da a las prendas en el show
Siendo sinceras, en Emily in Paris 2 verás prendas que son auténticos objetos de deseo tratadas como si fueran diseños low-cost sin valor alguno. Todavía temblamos al ver la impasibilidad de la protagonista mientras corre bajo la lluvia con una preciosa bomber de seda vintage de Hermès (valorada en 1.600 dólares).
Sylvie in Paris, el spin-off que nos merecemos
Personalmente, la gran protagonista de la temporada es Sylvie. Ella es la demostración que las mujeres podemos desprender estilo y elegancia a cualquier edad, a la par que se cumple la famosa regla de menos es más. Derrochando savoir faire en cada capítulo, su sola presencia hace que la trama tenga algo de sentido.
Con todas estas premisas, querer alargar la serie a una tercera temporada nos parece bastante descabellado. Aunque si Anatomía de Grey es capaz de "reinventarse" cada temporada hasta llegar a la número 18, todo es posible...
Fotos | Netflix, The CW