Netflix ha apostado fuerte esta temporada por la ficción destinada a un público joven y con trasfondo de problemática social. Lo vimos en Por 13 razones y volvemos a encontrárnoslo ahora en el estreno más esperado: Hasta los huesos, la película protagonizada por Lily Collins que trata el duro tema de los trastornos alimenticios. En uno y otro caso, la ficción ha sido alabada por público y crítica por el realismo con el que se tratan cuestiones de gran dureza. Pero hay una cara B en la recepción de ambos productos: muchos profesionales de la psicología y la psiquiatría, así como personas afectadas, han criticado diversos aspectos de lo que se retrata.
Hasta los huesos, la representación cruda de los trastornos alimenticios
Hasta los huesos es la gran película de Ellen. De Lily Collins. En ella se centra toda la trama, en su duro camino a través de los trastornos de la conducta alimenticia. Ellen llega a la casa de recuperación que dirige el doctor Beckham (Keanu Reeves), después de años de diferentes tratamientos para superar su anorexia nerviosa. Allí, se encuentra con otros chicos que sufren diferentes trastornos (bulimia, compulsión...) y que se encuentran en distintas fases de su recuperación.
Sus experiencias, su batalla contra la comida y el control de peso, sus subterfugios para salirse con la suya en ese objetivo patológico de seguir perdiendo kilos, sus miedos, sus errores... Todo eso constituye la trama de Hasta los huesos, y también la base de las opiniones que la alaban por divulgativa y realista o la critican por motivos muy diversos.
Qué se critica de Hasta los huesos
Como ocurrió en el caso de Por 13 razones, la representación cruda de una realidad que afecta a millones de personas en todo el mundo, con especial incidencia en la población más joven, ha despertado muchas voces en contra. Incluso existe una petición en Change.org que pide que se retire la serie (aunque con bastante poco éxito, apenas 1.000 firmas en todo el mundo). Pero ¿cuáles son los motivos que han llevado a estas voces a alzarse?
La excesiva importancia que se da a la motivación del paciente para la recuperación
Gabriela Ferraris, licenciada en Psicología, no comparte la modalidad de tratamiento que se utiliza en la clínica del doctor Beckham, que busca la motivación de la paciente: ese «tocar fondo» que vemos en Ellen y que es muy difícil de conseguir cuando hablamos de un trastorno que, precisamente, ve la pérdida de peso y la privación de comida como un objetivo, un mérito, no como un problema.
La pérdida de peso de Lily Collins
Una de las críticas principales, ya desde el mismo rodaje, fue la pérdida de peso a la que se tuvo que someter la protagonista, Lily Collins, incrementada por el hecho de que ella misma sufrió anorexia en el pasado y este trabajo se convirtió en un reto especialmente difícil de llevar a cabo.
Silvia T. sufrió anorexia hasta los 24 años y nos cuenta que, para ella, esto fue lo más duro de la película: «No digo que Hasta los huesos no pueda tener virtudes, pero yo fui incapaz de ver a Ellen, la protagonista; solo veía a Lily, la actriz, la persona que pasó un infierno para salir de eso y que tuvo que volver a ponerse en un infrapeso para representar un papel. Cuando, además, la anorexia nerviosa es un proceso mucho más complejo y ni siquiera es necesario representar un peso tan bajo para hablar de ella».
También Heather S. Monroe, psiquiatra, incide en esta cuestión: «La anorexia es una enfermedad mental muy grave, y existe la posibilidad de recaída después de la recuperación. Poner a Lily Collins en la situación de tener que perder peso para este papel y de revivir la enfermedad hasta el extremo, cruza una barrera que no es positiva para una recuperación saludable».
Se rodea la anorexia de un halo de glamour
Ocurre a menudo cuando un problema real se representa en pantalla. Muchas voces hablan de que se glamuriza; es el caso de la doctora Liz McCabe, especialista en el tratamiento de trastornos alimenticios: «La mayoría de espectadores se dan cuenta de lo enferma que está Ellen. Pero, para alguien que tiene un desorden alimenticio, la reacción es muy diferente. Es como si una voz muy fuerte les estuviera diciendo: Guau, mira eso, ojalá yo pudiera ser así».
Y parece que es algo que ya está ocurriendo desde cuentas de thinspiration (inspiración para estar delgadas). O, dicho de otra manera, de apología de los trastornos alimenticios. Y son estas cuentas en las redes sociales las que han convertido a Lily Collins / Ellen, sin una distinción muy clara entre actriz y personaje, en un modelo a seguir.
La caricaturización de la familia de la paciente
La familia de Lily aparece retratada en la serie con rasgos bastante caricaturizados. El padre ausente constantemente por trabajo, la madrastra preocupadísima pero sin demasiadas ideas claras sobre lo que es un trastorno alimenticio (por ejemplo, recibe a Ellen con una gran tarta con el mensaje «Come», tras uno de sus fracasos en terapia), la madre lesbiana a la que se culpa por los traumas que su salida del armario pudiera haber ocasionado en Ellen... Solo su hermana se libra del estigma de la caricaturización y la culpabilización.
«No sé qué pretende la serie con el retrato que hace de la familia. No sé si la caricaturización, especialmente de la madrastra, pretende precisamente hacernos ver que sus planteamientos son erróneos. O si, por el contrario, quieren hacernos creer que el hecho de que sea una familia algo desestructurada tiene influencia en lo que le ocurre a Ellen. Si este es el caso, creo que sería un error. Pensar que una familia normal no puede tener un miembro con este tipo de problemas es un error de bulto», nos comenta la psicóloga Andrea García.
El tratamiento que se muestra como exitoso
En la película, vemos a Ellen llegar a la casa de tratamiento del doctor Beckham después de haber fracasado en terapias de todo tipo. Allí convive con otras pacientes y se someten a un sistema de recompensas que no acaba de quedar claro al espectador. Pero no todos los expertos en trastornos de la conducta alimenticia están de acuerdo con que el método de Beckham deba de ser alabado. Gabriela Ferraris, por ejemplo, pone el acento sobre las comidas de las personas internadas, en «el hecho de que debían comer solos sin nadie que controle que efectivamente lo hagan, que no escondan la comida, la tiren o guarden, se levanten de la mesa sin haber comido o se purguen». Considera, además, en general, que el tratamiento se queda en algo demasiado simple, centrado en que las pacientes recuperen peso y eliminen las conductas destructivas, pero sin entrar a profundizar en el problema.
El final milagroso
Alerta spoiler: el final de Hasta los huesos es polémico. Después de la huida de Ellen de la casa de recuperación, el doctor Beckham les dice a sus padres que la chica necesita tocar fondo para tomarse en serio los tratamientos. A continuación, un desmayo y una especie de alucinación en la que ella ve su cuerpo desnudo desde fuera (una de las escenas más duras de la película) provocan que desee volver a la casa de recuperación, en una especie de final feliz que a muchos espectadores les ha parecido resuelto de modo milagroso.
Olga V. se define a sí misma como una «superviviente de la anorexia», y nos explica que ese final fue lo que le estropeó, en cierto modo, la experiencia con la película: «No estoy de acuerdo con muchas de las críticas que se han hecho, pero sí con las que se refieren al final. Esto no va de que nosotras tengamos una epifanía en la que nos damos cuenta de que nos podemos morir. Es un proceso mucho más complejo, e insinuar que depende de la voluntad de la víctima es incidir en una culpabilización contra la que han luchado todas las terapias a las que me he sometido».
Dasha Nicholls, directora del departamento de desórdenes alimienticios del Royal College of Psychiatrists inglés, realizó unas declaraciones en el mismo sentido a The Guardian: «Mi problema es que la película da la sensación de tener un final feliz y parece una experiencia tan enriquecedora que puede llevar a pensar que es una manera atractiva de enfrentarse al conflicto interno. Me gustaría advertir sobre ello. Tenemos la responsabilidad de proteger a la gente joven y vulnerable».
La ausencia de una advertencia previa
Si bien la película se inicia con una advertencia por parte de Netflix de que la cinta ha sido grabada por personas que han atravesado problemas con desórdenes alimenticios (además de la protagonista, también la directora sufrió bulimia y anorexia) y que algunas de las imágenes pueden herir la sensibilidad de los espectadores, algunos profesionales echan en falta la aparición de una advertencia específica para personas que están atravesando o han sufrido en el pasado alguno de estos trastornos. «Algunas personas que están recuperadas o están aún sufriendo bulimia o anorexia pueden verse afectadas por la representación de cuerpos tan delgados o por el conteo de calorías, que pueden recordarles a sus momentos más bajos», afirma Claire Mysko, CEO de la Asociación Nacional de Desórdenes Alimenticios de Estados Unidos. En las redes sociales también se ha hablado mucho de ello:
Netflix really should have a trigger warning on their trailer for #tothebone for individuals suffering with eating disorders
— ✨LikeKristen✨ (@likekristenn) 21 de junio de 2017
Netflix debería hacer una advertencia en el tráiler de 'Hasta los huesos' para personas que sufran desórdenes alimenticios.
@netflix please put a trigger warning on your trailer for to the bone.
— lin (@DlANATREVOR) 22 de junio de 2017
Netflix, por favor, poned una advertencia sobre sensibilidad en el tráiler de 'Hasta los huesos'.
Las voces en favor de Hasta los huesos
En cuanto las críticas comenzaron a surgir, la directora de la cinta salió al paso en Twitter contando su propia experiencia personal con los trastornos alimenticios y la motivación que tuvo para dirigir la película:
#ToTheBone @netflix pic.twitter.com/ULlsJco3oV
— marti noxon (@martinoxon) 23 de junio de 2017
Habiendo luchado contra la anorexia y la bulimia desde que tenía veinte años, conozco de primera mano la lucha, el aislamiento y la vergüenza que siente una persona cuando está en las garras de esta enfermedad. En un esfuerzo por contar la historia de la forma más responsable que pudimos, hablamos con otros supervivientes y trabajamos con Project Heal con la esperanza de ser auténticos de una forma que no fuera abusiva. Dicho esto, es importante tener en cuenta que la lucha de cada persona contra los trastornos alimenticios es única y 'Hasta los huesos' es solo una de las millones de historias que se podrían contar en los Estados Unidos en este momento. Mi intención con la película nunca fue dar glamour a estos trastornos, sino iniciar una conversación sobre ellos.
Gabriela Ferraris, en su análisis, no solo se queda con lo negativo y resalta tres grandes virtudes de Hasta los huesos: que permite altertar a los padres sobre las consecuencias de estas patologías, que transmite esperanza de que superarlas es posible y que es realista en la representación de cómo viven las pacientes el trastorno.
Tampoco las personas que han sufrido o sufren algún trastorno alimenticio son unánimes en criticar la cinta. Sandra O., de 23 años, pasó entre los 13 y los 21 años por diferentes fases de anorexia y bulimia nerviosa. Recuperada desde hace dos, reconoce que la película le recordó momentos duros, pero la alaba por representar la realidad para quienes la desconocen: «He oído críticas porque enseñaba trucos a quienes puedan estar pasando por algo así. Todo lo de los laxantes, el ejercicio compulsivo, vomitar y esconderlo, masticar pero no tragar... Lo siento, tengo malas noticias para quienes se asustaron con esas escenas: cualquier persona que haya pasado por un trastorno de la conducta alimenticia, aunque solo haya sido un tonteo, conocemos esos trucos y muchísimos más. Creo que la película solo puede ser alabada por divulgativa, no criticada».
Andrea García, psicóloga clínica, tampoco cree que las críticas sean justas: «Me ocurrió lo mismo con 'Por 13 razones'. Creo que muchas de las críticas proceden de un miedo primario a no querer ver lo que no queremos que exista. Es un horror difícil de comprender que haya adolescentes que se suicidan o que dejan de comer hasta el punto de poner en peligro sus vidas, pero cerrar los ojos a la realidad de que ocurre no va a hacer que desaparezca el problema. Al contrario, creo que la visibilización que ambas series han dado a problemas que afectan a diario a miles de adolescentes compensa con los pequeños errores que haya podido haber en el tratamiento de algunos temas. Gracias a la película, muchos padres ven lo que es la anorexia en pantalla y pueden detectar comportamientos así en sus hijos; quizá cosas que jamás se habían planteado. Yo la vi con mis hijas de 12 y 14 años, y creo que fue un ejercicio educativo, que su respuesta de asustarse con el daño que estos trastornos pueden hacer en una persona fue justo lo que esperaba de ellas».
Imágenes | Netflix.
En Trendencias | Lily Collins vuelve a luchar contra la anorexia, aunque esta vez es en su nueva película "Hasta los huesos"