No cabe duda: Rosalía es la nueva Beyoncé flamenca

Ha nacido una diva. Rosalía demuestra que es arte en sí misma con una revolucionaria actuación en el Festival Cultura Inquieta. La catalana nos deja alucinadas con su flamenco urbano y puesta en escena de infarto.

Teloneada por Carmen Boza y Bala, Rosalía inauguró anoche el festival de música Cultura Inquieta en el polideportivo San Isidro de Getafe. Pero, como bien anticipó en el videoclip de "Malamente" y el trailer del concierto, esta vez no cantaba sentada como lo había hecho en otras ocasiones. Cuál Beyoncé, la cantante y compositora barcelonesa salía al escenario acompañada de ocho bailarinas dejándonos con la boca abierta con sus coreografías.

El concierto presentaba su segundo disco ("El mal querer") y arrasó, como ya lo hizo en el Sónar. Una contraposición perfecta de dos mundos que marca un antes y un después en el flamenco. Y es que, ella elige acompañar su voz vieja con nada menos que Los Mellis como palmeros, dos cantaoras (La Chispa y Ana Colom) y El Gincho al frente de una mesa de mezclas. Por eso personifica la revolución en sí misma. Sólo ella es capaz de hacer esa mezcla de música electrónica, pop, hip hop y cante flamenco que nos ha conquistado. Y a su show, no le faltó detalle.

Lookazos de Palomo Spain y María Escoté combinados con zapatillas (y unos tacones preparados para poder zapatear en su debido momento), efectos de iluminación y juegos sonoros. No faltaron sus guiños a la España poligonera y a la Semana Santa (nunca pensamos que un quad pudiera llevarse cuál paso de Semana Santa en mitad de un escenario ni que el rugido de su motor pudiera servir como base para cantar).

Además, la flamenca incluyó referencias a la cultura popular con Cry me a River de Justin Timberlake y un tema compuesto junto a Pharrel Williams.

Rosalía es una de las revelaciones musicales españolas del año y su revolución no ha hecho nada más que empezar. Fotos | Instagram En Trendencias | Rosalía vuelve con 'Malamente', un videoclip repleto de prejuicios para romperlos de lleno