Hay placeres irrenunciables, como el olor a café y pan tostado en la mañana de un domingo o quitarse los tacones después de una larga jornada de trabajo (y no digamos si tienes quien te dé un masajito después de la maratón laboral). Y hay otros que aumentan exponencialmente tu volumen de endorfinas si se saben hacer en el momento adecuado. Una taza de chocolate, por ejemplo, está cien mil veces más rica si nos la tomamos al volver a casa una tarde de invierno. Porque hay cosas que, con el frío, apetecen más. Como estos libros. ¿Son buenos? Excelentes. Pero sumergirte en ellos ahora les da un plus de exquisitez. Y por muy distintos motivos…
'MUJERCITAS', DE LOUISA MAY ALCOTT
Si aún no te has sumergido en la vida de las cuatro hermanas March y en su viaje vital durante la Guerra de Secesión americana, nunca es tarde para hacerlo. Hablamos del Massachusetts de mediados del XIX y, claro, las prioridades de las mujeres de la época eran buscar marido, mantener una reputación exquisita y tener una buena presencia en sociedad (y buscar marido. Lo repito porque verás que es realmente importante). Cada hermana representa un perfil personal muy marcado que descubrirás cuando te pasees con ellas por aquella época histórica. Durante esos años las March, guiadas por su madre, con una tía tan forrada como insufrible y un padre ausente, harán un viaje vital: el que va de la infancia a la edad adulta. Una novela entretenidísima en la que, por supuesto, no falta el amor (eso sí, con un ritual de cortejos viejunísimo).
'EL NOMBRE QUE AHORA DIGO', DE ANTONIO SOLER
Esta novela está ambientada en la Guerra Civil española. Pero antes de que huyas despavorida a esconderte bajo la mesa camilla mientras acaricias un gato, deja que siga contándote: es, sobre todo, una de las más hermosas historias de amor que se han escrito en nuestra literatura reciente. «”He perdido mi patria”, dejó escrito Gustavo Sintora en el inicio de uno de sus cuadernos. Pero cuando escribió esas palabras, Sintora no hablaba de ningún país, de ningún ejército ni territorio, de ninguna bandera. Su patria fue una mujer, una mujer que tenía nombre y ojos de atardeceres.» Si con ese comienzo no te derrites como las nieves del Ártico en temporada de deshielo, yo ya no sé. Porque la prosa de Soler es tan suave, tan delicada, tan mágica, que una vez te internes en la vida de aquellos pobres soldados con heridas de guerra y el corazón abrasado de amor no vas a querer soltarlos.
'EL DOCTOR ZHIVAGO', DE BORÍS PASTERNAK
Otro de esos novelones legendarios con el amor, el frío y la guerra (las guerras, más bien) como telón de fondo y dos protagonistas para enamorarse. Si no has puesto cara a Yuri Zhivago y Lara en el cine (aquella maravillosa película de David Lean capitaneada por Omar Shariff y Julie Christie), necesitas leerla ya. Y si no, también, qué narices. Porque un amor como el de Yuri y Lara necesita ser revivido una y otra vez: casados (con otras parejas, se entiende) pero sin poder evitar amarse incondicionalmente, y en el convulso primer cuarto del siglo XX de una Rusia que atravesó la Primera Guerra Mundial, la revolución bolchevique y una guerra civil en un puñado de años. Una Rusia gélida que, sin embargo, nos derrite en cada nuevo encuentro de sus dos protagonistas. Ah: y con un capítulo final tan sorprendente como romántico.
'EL DIARIO DE BRIDGET JONES', DE HELEN FIELDING
Cambiamos de tercio, que nos hemos puesto un poquito tristes. Seguro que conoces a Bridget, esa treintañera metepatas con tendencia al sobrepeso y absolutamente adorable que Helen Fielding parió allá por 1996. Fue tal el éxito de ventas del libro que, por supuesto, la tentación de ser llevada al cine resultó demasiado fuerte como para eludirla. Y sí, la peli con Renée Zellwegger está muy bien (y su secuela, consecuencia del segundo libro de la saga, Sobreviviré), pero la estructura de diario con la que Fielding retrata, día a día, un año en la vida de Bridget, merece ser saboreada con esmero, una taza de chocolate en la mano y buenos reflejos para no esparcirlo sobre sus páginas después de una sonora carcajada. La escena navideña con el aburrido pero adorable Mark Darcy (ojito, homenaje escondido en el nombre) es digna de ser releída una y otra vez.
'SEDA', DE ALESSANDRO BARICCO
Seda es, para empezar, un relato corto. Por extensión, diría que se puede leer en un par de horas; sin embargo, esta historia etérea, sutil, delicada como la seda a la que hace referencia el título, merece ser paladeada como un bombón belga. No es tanto el qué (apasionante, exquisito, intenso) como el cómo. La prosa de Baricco, especialmente la de este libro, es casi más para mirar que para leer. Es un libro que une a Oriente con Occidente a través de viajes. De viajes entre Francia y Japón. De viajes en los que surge el amor (una vez más, un hombre casado que se enamora de otra mujer…). De viajes que parecen postales. De un amor frágil y arriesgado como transportar los huevos de gusanos de seda con los que comercia Joncour, el protagonista, desde Japón a Europa. Casi podría decirse que lo que pretende Baricco con este librito es recrear una fábula oriental. A estas alturas te habrá subido la glucosa después de leer este párrafo, pero si le das una oportunidad igual hasta te caigo bien. Seda es uno de esos libros que no se olvidan y a los que se vuelve. Te lo cuento 20 años después de haberlo leído por primera vez.
'EL AMANTE JAPONÉS', DE ISABEL ALLENDE
Y de cruce de civilizaciones sigue la cosa, porque la última obra de Isabel Allende nos transporta a la memoria de la anciana Alma Velasco y de su apasionada historia de amor, en plena Segunda Guerra Mundial, con Ichimei, un japonés al que conoce en San Francisco, adonde sus padres la enviaron huyendo del crudo conflicto desde Varsovia. Un trágico suceso separará a Alma de su amor y de la familia de este, los Fukuda, con quienes había creado fuertes lazos afectivos. Con este libro viajarás por media geografía a la vez que haces un recorrido por la biografía de la protagonista, empeñada en poner en pie todos los recuerdos de su vida. Duro y tierno, poético y desolador, avalado por la prosa de una de las mejores escritoras del siglo XX, la novela de Allende se disfruta de lo lindo bien cerquita de una chimenea con una humeante taza de té.
'EL GRAN FRÍO', DE ROSA RIBAS Y SABINE HOFFMAN
El invierno del 56 fue, según se dice en El gran frío, extraordinariamente frío; el más insoportable en España que se recordaba en décadas. Con ese telón de fondo y un pueblecito del Maestrazgo aragonés, una reportera de un semanario de sucesos acude allí para investigar lo que parece un caso de estigmatización en una niña; en esa España casi ágrafa de los cincuenta estas historias se vendían como churros, y mientras el cura y el alcalde celebran la difusión de esta historia como una forma de dar a conocer el pueblo allende sus fronteras, la periodista no cuenta precisamente con las simpatías de los vecinos del lugar; al menos, de casi todos. A lo largo de la novela, Ana Martí (que así se llama la reportera) irá deshaciendo un ovillo bastante complejo donde el suceso que la ha traído no es ni el peor ni el único de los que allí acontecen. La trama te va a enganchar desde el primer momento si te va el misterio, y el complemento perfecto a la lectura es tu churri dándote un buen masaje de pies para que recuerdes que el frío está ahí afuera, y no en tu salón (si no tienes masajista a mano, un buen par de calcetines gorditos pueden hacer el apaño…).
'CHOCOLAT', DE JOANNE HARRIS
El chocolate como pecado o como alegría de vivir, según se mire; todo depende de si lo ves con los ojos de la protagonista de esta novela, Vianne, o de algunos de sus mohínos nuevos vecinos. No todos, claro está; pero cuando Vianne llega con su hija a Lansquenet sorprende por su singularidad (es una mujer soltera, con una hija, de la que sabemos bien poco, salvo su gusto para hacer obras maestras con el chocolate), por su facilidad para relacionarse con el prójimo a pesar de lo dificilito que se lo ponen y, sobre todo, porque su pequeña tiendecita se convertirá, en realidad, en la primera puerta por la que entra un soplo de aire fresco en un pueblo que huele a naftalina. Una delicia para degustar, claro está, con cacao de primera (a poder ser con alguna especia picante para que resulte todavía más exótico…).
'EL DOMADOR DE LEONES', DE CAMILLA LÄCKBERG
Si conoces la serie Fjällbacka de la autora sueca, probablemente sepas que el frío en sus novelas hiela la sangre, pero no tanto como los sucesos que acaecen en ese pueblecito de pescadores de su Suecia natal y que aumentan día a día el número de adictos a su prosa de misterio. En esta entrega, una joven que deambula medio desnuda en pleno mes de enero, a muchos grados bajo cero, es arrollada por un coche que aparece de la nada. La muchacha había desaparecido meses atrás y, al parecer, durante ese tiempo fue sometida a todo tipo de vejaciones. Ese será uno de los enigmas que la detective Erica Falck ha de desvelar en esta entrega, aunque no el único. Si lo tuyo es el thriller policiaco, ya estás tardando en arrebujarte bajo una manta a devorarlo. Y que el frío siga viviendo en las páginas de Läckberg…
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