The Tale es la historia real de Jennifer Fox, directora y autora de la autobiografía homónima, que hasta cumplir los 48 años recordó su primera relación como un romance, pero en la distancia fue capaz de revisitar su memoria y ver que en realidad sufrió abusos sexuales y fue manipulada. Por otros y por su propia mente. Ese viaje al pasado, ese desenredar la verdad de los recuerdos creados e inventados, es The Tale, presentada en el Festival de Sundance y emitida ahora en HBO, que la ha producido. La hemos visto y (pese a que algunas escenas son excesivamente duras) es una película que merece la pena ver y que merece también muchos premios (esperemos que se los concedan).
En The Tale, la madre de la protagonista encuentra una redacción del cole en la que la niña cuenta su relación, a los trece años, con su entrenador, de cuarenta. Una relación que hasta el momento ella tiene por romance. Es la madre la obliga a la protagonista revisar sus recuerdos y la empuja hacia la verdad que había enterrado muy profundamente en una maraña de recuerdos edulcorados.
Es la anatomía de un trauma, una explicación nítida de los mecanismos de la mente humana para salir adelante creyéndose vencedora, cuando en realidad puede haber sido vencida, pero no quiere aceptarlo. Eso sí: hay que advertir que algunas escenas de sexo muy explícitas (que no pornográficas) pueden quitar el sueño a los más sensibles. Pero hay muchos motivos para verla. He aquí nuestras nueve razones para hacerlo.
Primera razón: es una gran película. Seas hombre o mujer y pienses lo que pienses del movimiento feminista actual o del #MeToo (movimiento con el que ya la han identificado). Tiene una buena historia, una fotografía bárbara, un guión certero, los personajes están llenos de aristas. Hay relaciones intensas, interesantes, con buenos y malos que se van transformando frente a tu mirada.
Segunda razón: es, además de una buena película, un buen thriller psicológico. Lo que se refleja es la ductilidad de la mente. Las necesidades que tenemos nos hacen vulnerables y nuestra mente juega con nuestras historias, nuestros recuerdos para permitirnos seguir. Pero además el enredo psicológico que ocupa el filme, es un enredo del que todos podemos estar contaminados en grandes o en pequeñas dosis. Con el mal presente en todo ese juego de la psique.
Tercera razón: se ven plasmados con una nitidez extraordinaria, los mecanismos de un pedrasta sexual. Cómo encuentra a su víctima (inmadura, insatisfecha con su entorno y su familia, invisible a su parecer), cómo elabora teorías espirituales para embaucarla, cómo la hace creer que es ella la que toma decisiones, cómo hace ver que es una relación de amor más allá de lo que nadie puede entender y que detrás de todo hay algo infinito más allá de lo físico.
Cuarta razón: la mirada revolucionaria de la autora y directora Jennifer Fox. Capaz de analizarse a sí misma, enfrentarse a sus recuerdos y mostrarlos de forma tan clara. Utiliza algunos efectos en la película que dan verdaderos vuelcos a la visión de la historia (de la misma manera que a ella le sucedió). Es como si Jennifer Fox se quitara una venda a cámara lenta, y todos con ella. Pero además, su valentía no tiene límites. Primero por aceptar su verdad en la intimidad y hacer el viaje interior que relata. A continuación, por escribirla. Y por último, por ponerse frente a la cámara para recrear su pesadilla y convertirla en película. "Mi objetivo era comprender cómo y por qué sucedió para ayudar a otras personas y al mundo a entender lo complejo y los matices de este tipo de experiencias". Comenta la autora en una entrevista. Así como la importancia que tenía para ella ser sincera y reconocer que esa era su historia de verdad.
Quinta razón: lo que hace la película más dura, más real, más inquietante, más certera es el casting. Al contrario que en algunos clásicos, como Lolita de Kubrick, que lo han edulcorado y bañado de glamour. Aquí la actriz que interpreta a la niña es una niña. No es una adolescente y no desprende ni gota de sexualidad. Y eso hace que la película sea extraordinaria y sin paliativos.
Sexta razón: la anatomía del trauma más allá del momento. En la película vemos a una mujer fuerte, de éxito, segura de sí misma, profesora universitaria que reta a sus alumnos a hacer reportajes y documentales en busca de la verdad. Sin embargo en el fondo de su historia, su forma de ver el mundo, de encauzar su vida y sus relaciones, incluso ese mismo éxito profesional, tiene detrás mucho de trauma. El guión está lleno de recovecos en los que descubres todos los pliegues escondidos. De ella, de sus renuncias y su forma de afrontar la vida tras la manipulación sufrida.
Séptima razón. la conmovedora y desesperada valentía de su madre al enfrentarse a lo que encuentra y cómo ayuda su hija a mirar atrás.
Octava y maravillosa razón: Laura Dern. Lo clava, lo borda. Está tan brillante que merece, al menos una nominación al Oscar (ha sido presentada en Sundance y por tanto podría optar al Oscar, pese a ser una película de una plataforma).
Novena razón: The Tale es una bofetada de realidad y realismo e incita a reflexionar sobre nuestros propios recuerdos y la construcción de nuestra historia (sea cual sea). Además, como es de HBO, verla en casa, en la intimidad, hace que sea una experiencia más personal y reflexiva (que de ninguna manera podría tener el mismo efecto en un cine rodeados de amigos, con un refresco y unas palomitas).
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