Sientes una sensación de pérdida, aunque las posibilidades que se abren ante ti son infinitas y nada te impide optar por una u otra. Quieres algo, no sabes qué… y eso te está frustrando muchísimo. Si acabas de terminar un libro que te ha enganchado como ningún otro y ahora nada te llena está claro: no es el que mundo se haya acabado, es que padeces el Síndrome del Mejor Libro de tu vida. ¿Quieres asegurarte? Estos son sus síntomas.
1.- Comparas todo lo que cae en tus manos con Tu Libro.
Y pasa lo que tiene que pasar: que todo te parece pobre, insulso, aburrido, vamos, un tostón. Las frases te parecen enrevesadas, las tramas lennnnnnnntas, lennnnnnntísimas, los personajes están repletitos de clichés y no tienes ni pizca de ganas de saber qué va a pasar en el capítulo siguiente. Ay, hasta compararlos te parece una pérdida de tiempo.
2.- Sientes una conexión inmediata con la gente que lo ha leído.
Y una antipatía supina por los que lo han leído y te dicen que "tampoco es para tanto". Y aún así, estás dispuesto a discutir con ellos durante horas, sólo por el placer de poder hablar otra vez de la historia, de los personajes, de los giros dramáticos, etc. Quizá no estaban atentos cuando lo leyeron, quizá estaban pasando por una enfermedad grave que les anulaba el criterio, quizá piensan que lo han leído, pero en el fondo están terriblemente equivocados.
3.- No entiendes por qué la gente es tan poco empática con tu pérdida.
¿Por qué el mundo gira? ¿Por qué los pájaros cantan? ¿Por qué el sol sigue saliendo cada mañana... si nada tiene sentido? Es como si de repente hubieras perdido a un miembro importante de tu familia, pero la gente es de lo más insensible y lo único que se les ocurre decirte para consolarte es que te compres otro libro para sustituir a ese. ¿Cómo se atreven?
4.- Tienes la tentación de releerlo otra vez. Y otra. Y otra más.
Sabes que entrar en un bucle obsesivo-compulsivo no es nada recomendable, pero es como tratar de comerse sólo una patata chip y no el bol entero. Y otra más.
5.- Todo, absolutamente todo, te recuerda al libro.
Menos otros libros, claro. Los otros libros no merecen entrar en la misma categoría que el tuyo o compartir nomenclatura.
6.- Te vuelves fan fatal del autor.
Empiezas mandando un tímido mensaje a través de Facebook contándole lo mucho que te ha gustado su libro y lo que te ha cambiado la vida tras leerlo. Pero puede que la cosa no se quede ahí y termines siguiéndole en todas las redes sociales en las que participa, mandándole mensajes, comentando todo lo que cuelga y vigilando sus pasos de una manera un tanto obsesiva. Atención: en la firma no le amenaces para que escriba la segunda parte.
7.- Se lo recomiendas a todo el mundo.
Al mismo tiempo envidias a esos afortunados que no lo conocen por tener la oportunidad de experimentar lo que se siente al leerlo por primera vez. Y tratas de convertir a los más reticentes de que no tienen ni idea de que se están perdiendo el mejor libro del mundo por culpa de su falta de fe o de su dejadez.
8.- Intentas volver a enamorarte de otro rápido, pero sabes que estás fingiendo.
9.- En el fondo, sabes que necesitas pasar por un periodo de sequía.
Hasta que tu corazón vuelva a estar libre y estés abierto a pasar página... literalmente. Cuando la herida cicatrice podrás acercarte, poco a poco y durante periodos controlados de tiempo, a otros libros, otras historias o personajes que sean distintos de aquellos a los que juraste amor eterno.
En Trendencias| Nueve heroínas de la literatura imprescindibles (y en qué momento de tu vida te vendrá bien leerlas)
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