Nos encantan las series que nos enganchan a un misterio y nos tienen en vilo capítulo tras capítulo. O los dramas intensos que nos ponen los pelos como escarpias. Y las series más fantásticas, protagonizadas por decenas de personajes con exóticos nombres, que en cada capítulo nos exigen máxima atención para no perdernos un detalle.
Pero de vez en cuando necesitamos una serie que nos ayude a desconectar de nuestro día a día y nos haga reír. Algo tan simple como eso. Y tan complicado de hacer bien y sin caer en el chiste fácil. Pero The Good Place lo consigue y con nota.
Aunque Netflix acaba de estrenar la segunda temporada nunca es tarde para engancharse a esta divertida comedia que se salta todos los cánones, ha pasado -inmerecidamente según nuestros compañeros de Espinof- desapercibida y donde una increíble Kirsten Bell da vida a una Eleanor, una mujer mentirosa y no precisamente muy buena persona, que muere y que llega al paraíso por equivocación. Efectivamente, algo se ha traspapelado y ha acabado en el cielo aunque debería estar en el infierno, como casi todo el mundo. Un punto de partida muy loco, pero no lo único que hace de esta comedia algo totalmente fuera de serie y que os vamos a contar sin soltar un solo spoiler.
Una comedia que se sale de lo convencional
Sí, muchas comedias han triunfado en la televisión con un protagonista que es en realidad un anti-héroe, pero en el caso de Eleanor la cosa va mucho más allá: ¿y es que cuántos protagonistas de series conoces que empiecen el primer capítulo muriendo y se pasen en ese estado el resto de la serie? Y no es el único personaje que está en ese estado. Pero, ojo, The Good Place poco tiene que ver con The Walking Dead y aunque los muertos aquí sean mayoría, estamos ante una comedia, por mucho que se salga de todo los cánones que conozcamos.
Pero es que además es difícil (por no decir muy espinoso) hacer chistes sobre la vida después de la muerte. Un tema demasiado polémico y serio pero The Good Place no solo lo consigue de una manera elegante, también es una comedia apta para toda la familia.
¡Viva los cliffhangers!
Dejar al espectador con el corazón en un puño, a medias, y esperando hasta la semana que viene. Sí, es un recurso muy viejo, pero tremendamente efectivo y que recibe su nombre de las escenas en las que el protagonista acaba colgando de un acantilado. Y sin embargo, los cliffhangers no son nada comunes en las comedias de televisión y sí en las telenovelas y dramas. Pero en The Good Place nos encontramos con un gancho a la vieja usanza al final de cada episodio que nos tendrá en tensión hasta el siguiente
El mundo del revés
O en otras palabras: cómo conseguir que el paraíso se convierta en un auténtico infierno. Y precisamente ahí está la gracia y lo que hace que The Good Place sea una serie tan divertida y especial. Y, como prometimos y sin soltar spoilers, si en la primera temporada consigue rompernos todos los esquemas, en la segunda, cuando todo se pone de nuevo patas arriba, volverá a hacerlo. Palabrita.
Fotos| The Good Place
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