Hace unos días descubrí un vídeo bastante divertido en TikTok, y a la vez un poco terrorífico, que refleja algo que yo he pensado desde vi Love Actually por primera vez: en la película, por muy clásico navideño que sea, hay cosas que están bastante regular y a las que el paso del tiempo no les ha sentado bien. Aunque ya en su momento eran rarunas. Siendo honesta, he de decir que me zampé la cinta en 2017, es decir, a mis 22 años ya tenía bastante conciencia sobre todas estas cosas y la sociedad ya había cambiado mucho desde que se estrenase el largometraje en 2003.
La relación entre el primer ministro y su empleada
Aquí podemos partir de una base positiva, y es que al menos el personaje de Hugh Grant, David, el nuevo primer ministro británico, estaba soltero cuando llegó a vivir al número 10 de Downing Street y se topó con una de las trabajadoras, Natalie, interpretada por Martine McCutcheon.
Además de la rarita relación de poder, algo que podría llegar a recordar, de forma mucho más suave por supuesto, al caso Lewinsky, que no Clinton, ¡fíjate!, él habla del peso de ella de forma negativa, cuando además claramente es una persona con un cuerpo totalmente normativo, aunque en aquel entonces todo lo que pasase de la 32 era estar gorda.
Podríamos decir que Hugh Grant hace un poco de sí mismo y de su personaje en Bridget Jones, e igualmente que una vez más nos lo pintaron como un salvador, príncipe azul que lo mismo desteñía un pelín.
La relación inexistente entre el escritor y, de nuevo, su empleada
Qué cosas, ¡la casualidad! Y de nuevo otro interés amoroso de Renée Zellweger en Bridget Jones, Colin Firth, que en este caso se mete en el papel de Jamie, un escritor frustrado que después de sufrir un desengaño se aisla en una casa en el campo, donde conoce a la que se convertirá en su empleada del hogar, una vez más bastante más joven que él, como en el caso anterior, y con la que además no se puede comunicar porque ni siquiera hablan el mismo idioma.
¿Cómo de problemático es esto? Pues tiene sus lagunas, ya que nos lo podríamos comer como una relación esporádica carga de visceralidad y algo totalmente puntual, sin embargo la sensación que da, lo idílico de todo, es que se aman cuando literalmente no se conocen y no tienen absolutamente nada en común.
La historia del peor amigo del mundo
¿Se puede ser peor persona que Mark? El personaje que interpreta Andrew Lincoln asiste a la boda de su amigo Peter, Chiwetel Ejiofor, con Juliet, Keira Knightley. Se encarga de grabar toda la ceremonia y la celebración y nos deja ver su visión del evento, que básicamente es que está enamorado de la ya mujer de su colega. ¿Cuándo se da cuenta ella? Pues cuando ve el resultado del vídeo. Y por cierto, el marido ni se cosca.
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Sin embargo, la cosa no queda ahí, porque no contento con esa declaración a marchas forzadas, se presente en casa de la pareja, abre ella la puerta y con unos cartelitos le reitera lo que siente. Con su marido, su amigo, en el salón. Pero QUÉ. O sea, señor, suélteme el brazo.
¿Lo más fuerte de todo? Ella se pensaba que ni siquiera le caía bien porque ni le hablaba antes de semejante numerito. ¿La inteligencia emocional? Totalmente sobrevalorada.
Alan Rickman, mejor te recordamos como Snape
Por último, voy a cerrar con mi historia menos favorita de las cuatro, esa en la que Alan Rickman, que interpreta a Harry, le es infiel a su mujer con, adivina quién, ¡una empleada que casualmente una vez más es mucho menor que él!
Aquí todo está mal desde primera hora, pero sin duda lo que más me revuelve es que la actriz que hace de su esposa, la maravillosa Emma Thompson, sufrió esta misma historia mientras estaba casada con el también actor y director, y muchas veces su compañero creativo y de reparto, Kenneth Branagh, que le fue infiel con Helena Bonham-Carter. ¿Y en qué saga coincidieron estos tres? Harry Potter, metiéndose respectivamente en los papeles de la profesora Trelawney, Gilderoy Lockhart y Bellatrix Lestrange.
Fotos | Universal Pictures
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