Siempre dicen que para ser feliz hay que haber sido infeliz en algún momento, o que al blanco siempre se le opone el negro y así siguen los ejemplos infinitos de como los contrarios se autodefinen. Así que en el caso del buen gusto, si no existieran personas con tan poco gusto y que cometen los más grandes sacrilegios en cuanto al buen vestir, tal vez no nos daríamos cuenta de la exquisita elegancia de otros.
Y bien dicen que con la clase se nace, no se hace porque hay una pequeña mujer que por más que lo intente, lo único que consigue es demostrarnos como no se deben combinar piezas y que no se debe usar nunca, bajo ninguna circunstancia. La actriz Bei Ling es ese ícono de la antiestética, pues con cada una de sus apariciones públicas enfundadas en un cada vez más esperpéntico look, lo único que nos queda es reír.
Y reír a carcajadas, porque aunque Bei Ling intente buscar un estilo más adecuado, sólo ella se pasea por la alfombra roja de Cannes en la fiesta de My Blueberry Nights con un vestido rosa fucsia que parecían los pétalos de una ortensia marchita y lo mejor del caso eran las pulseras en rosa pálido como accesorio. Pero siempre tiende a superarse a si misma, asi que este vestido es poco comparado a cuando vistío un microbikini con una capa de piel y calentadores a juego en una versión asiática de Conan el Guerrero o algo pro el estilo.
Pero ¿qué me dicen de los demás modelitos? Rían, que reir es bueno y dejemos a Bei Ling con su estilo tan propio y auténtico que espero nadie quiera imitar a menos que sea para ir de carnavales.