Cuando el nombre de Sarah Burton sonó como sucesora al mando de Lee Alexander McQueen, pocos pensaron que la británica lograría engarzar el legado del diseñador y el entorno actual de una forma tan sobrecogedora. El romanticismo se ha hecho un gran hueco en la colección Primavera-Verano 2016 de la firma, y Sarah ha vuelto a dejar claro que su puesto en McQueen es más que merecido.
Como si de unas princesas de cuentos medievales, ninfas recién salidas de sus bosques o hadas mágicas se tratasen, las modelos de Sarah Burton han recorrido la pasarela luciendo vaporosos vestidos en tonos nude, blanco y rosa palo. Los volantes han tomado los diseños, dotándoles de movimiento y fluidez. La pedrería y el encaje han sido los encargados de ponerle el broche final a unas creaciones de inspiración victoriana.
Los bordados florales y la pedrería han sido los encargados de dar forma a detalles florales y aves, los dos únicos estampados de la colección. Por último, los vestidos de noche han lucido imponentes largas y abultadas faldas repletas de volantes o plumas, contrastando con el juego de encaje superior que daba forma a los bodies.
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