"De todos los colores, solamente el azul marino puede competir con el negro y ofrecer las mismas ventajas", escribía Christian Dior en su Pequeño Diccionario de la moda. Esta es la explicación de la colección teñida de azul marino que pudimos ver ayer en el desfile de Dior para el próximo Otoño-Invinerno. María Grazia Chiuri revive los diferentes códigos de la herencia de la Maison con transgresión, no mira para el pasado a la hora de crear pero si en el momento de inspirarse.
El desfile fue cuanto menos emocionante, el infinito carrusel final en una pasarela con decoración e iluminación magistral, obra de Bureau Betak, ponía los pelos de punta. En el front-row no faltaba nadie, las estrellas que más brillaron fueron Rihanna, que ya lucía lo nuevo de Dior, pero también la mismísima Kate Moss. El elenco lo completaban Olivia Palermo, Rosamund Pike, Sienna Miller o Chiara Ferragni entre muchísimas otras.
Con respecto a la colección, tan sólo puede recordarse con una sola palabra: azul. Es el tono elegido en esta ocasión por Maria Grazia para tintar absolutamente todas las prendas, algo que puede parecer aburrido e insulso pero que, sin embargo, ella convierte en maravilloso y emocionante. Un color que admiraba Christian Dior y que la nueva directora creativa ha querido rescatar. De los archivos, también ha puesto la atención en la amplia capucha del conjunto Chevrier, que evoca las túnicas de los pastores, presentada en la colección de Alta Costura de Otoño-Invierno de 1949 y que hoy se ha convertido en la inspiración global de la colección.
Esta capucha, que puede parecer algo trasnochada, se reinventa para estar presente en chaquetas, vestidos, capas y abrigos de tejidos tan diferentes como por ejemplo el tafetán, terciopelo o el típico tejido de espiga. Prendas complicadas pero también fascinantes, nuevas pero con ese toque de la maison Dior que nos encantan apreciar. El J'Adior continúa su andada para convertirse en otro de los clásicos de la casa en cuanto a complementos, aunque el rescate de la mítica luneta de Christian Dior no tiene desperdicio.
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