No, no tenemos la fórmula mágica pero sí algunos consejos prácticos muy útiles para no tener que renunciar a eso que los expertos te piden que renuncies en primer lugar cuando llegan épocas de “vacas flacas”: los gastos innecesarios o no de primer órden dentro de los que se incluye la ropa.
Vamos, aquello presincidible que no es cuestión de vida y muerte como “los vicios” tipo cine, copas, música e ir de tiendas. Está claro que cuando las necesidades aprietan, las prioridades son otras.
Pero justamente uno de los mayores alivios cuando las cosas van mal es soltar adrenalina (de la mala) yendo de compras, por lo que yo propongo no derrochar y esperar a que lleguen la bonanza económica y la estabilidad para invertir el dinero en alguna de las maravillosas prendas y complementos que os solemos mostrar, pero no cortar de raíz ese gusto de “ir a la moda”.
Lo primero que hay que hacer es establecer un orden de preferencia y ser totalmente práctico. Ya no vale ir de compras cada fin de semana y adquirir cosas al tuntún cada vez que entrar en un establecimiento y que cuando llegue fin de mes el recibo de la tarjeta de crédito eche humo y se te haya saturado el armario de camisetas y faldas pero te falten vestidos y pantalones. Haz una lista de lo que realmente necesitas y a partir de ahí adaptalo a las tendencias.
Si necesitas una camisa, pues que sea de cuadros o estampado tipo paisley y de colores que te combinen con el tono predominante en tu fondo de armario. Si necesitas una prenda de cara al frío, pasa de chaquetas de entretiempo y vete directa al abrigo, y entonces sí, elígelo tipo militar o estilo años 80.
Pero si del año pasado ya tienes unas botas con flecos de media caña, no te compres otras de caña baja. Si tienes quince jeans, frena y no compres más. Si compras en tiendas muy caras, baja a H&M o Zara para hacerte con camisetas y prendas cuya calidad no dista tanto de las primeras firmas.
Si tienes una boda (o una fiesta, como la de fin de año, por ejemplo) y querías un vestido nuevo de esos que solamente te vas a poner una vez, o te pones uno que ya tengas aunque repitas y le das un aire totalmente distinto cambiando complementos y peinado, o te compras uno muy básico, y si se te acumulan los eventos haces lo mismo. Por ejemplo, si te haces con un vestido rojo y largo, puedes llevarlo tipo ladylake con un moño, bolso joya, estola de piel y zapatos de tacón muy alto, o con melena suelta, mini chaqueta de cuero, bolso de mano de material no demasiado noble, y en lugar de mary janes, peep toes de plataforma. Por decir algo. Y así con todo.
Los vestidos son una una muy buena inversión en esta época. Si te compras pantalones o faldas siempre tendrás que combinarlos con camisetas o tops, pero los vestidos son un outfit completo que te ahorrarán pensar en cómo y con qué llevarlos.
Apuesta por cosas que te vayan a servir más adelante, que uno nunca sabe hasta cuando va durar esto del receso, y sobre todo, recicla cosas que ya tengas.