Ha llegado el otoño con su consiguiente vuelta a la rutina y es el momento de quitarse de encima todos esos kilitos de más que hemos sumado durante el verano entre el chiringuito y las terrazas de moda. Por ello, nos toca ponernos las pilas y de retomar la dieta equilibrada, el ejercicio diario y todas esas buenas costumbres que harán que dejemos atrás los excesos y recuperemos nuestro peso ideal sin prisas.
Apostando por lo integral
Una dieta equilibrada tiene que contener carbohidratos. Bien es cierto que, últimamente, este tipo de alimentos han sido poco menos que demonizados, y no, no hay que verlos como el enemigo, todo lo contrario. Tenemos que consumir carbohidratos, gran fuente de energía, pero hay que hacerlo con moderación y escogiendo siempre las mejores opciones.
Por ello, la primera propuesta que os traemos es el consumo de las versiones integrales de pasta, pan, arroz... La razón principal es por su mayor poder saciante, además de que el proceso digestivo siempre es más lento (además de ayudarlo significativametne), lo que propicia tener menos hambre, en definitiva.
Sí a los productos frescos, no a los procesados
Lo fundamental en cualquier dieta que se precie es apostar por los productos frescos, los que compramos en el mercado de toda la vida y no en el súper. Y es que ahí marcaremos la gran diferencia.
Así, tenemos que potenciar el consumo de frutas y verduras al máximo, informándonos de cuáles son las propias de la temporada y sacándoles el máximo partido. Este tipo de alimentos tienen un gran contenido de fibra y vitaminas por lo que nos aportarán todos los nutrientes que necesitamos y además nos saciarán el hambre.
Por otro lado, es necesario que eliminemos lo máximo posible los productos procesados, es decir, todos aquellos que han recibido un procesamiento industrial a través del que se cambia la naturaleza del alimento ya que se le incluyen grasa, sal, azúcar, aditivos, u otros componentes. Bien es cierto que son grandes aliados para todos los que tenemos de todo menos tiempo para cocinar, pero siempre es mejor evitarlos y más si pretendemos tener buenas costumbres.
Y qué decir tiene de los ultraprocesados, estos directamente hay que borrarlos completamente de nuestra despensa. Despedíos de los productos listos para consumir, de todos aquellos que sí, son de lo más apetecibles (las cosas como son) pero que están repletos de grasas trans, sodio y azúcar, siendo sumamente perjudiciales para nuestra salud, además de están totalmente ligados a la obesidad.
En todo caso, siempre habrá que hacer caso a los expertos para saber qué debemos incluir en nuestra cesta y qué no.
Buscando el snack saludable
Entendemos por snack ese “picoteo” de media mañana y a media tarde que harán que nuestro metabolismo siga activo, además de hacer que aguantemos hasta la siguiente comida sin un agujero en el estómago y con el que evitaremos, además, que comamos como “como fieras” por ese hambre acumulado.
Claro que, en este punto, podemos hacer las cosas muy bien con grandes elecciones, o cargarnos la dieta. Por ello, vamos a dejar a un lado, por supuesto el pincho de tortilla, pero también desde las barritas energéticas (salvo que las hagamos en casa) ya que están cargaditas de azúcar, o cosas similares. Qué mejor que una fruta que, además de ser muy saciante, nos va a aportar muchas vitaminas y muy pocas calorías, o unos frutos secos que son también muy saciantes, pero con estos controlaremos más las cantidades.
Cuidado con los productos light
El hecho de que en las etiquetas ponga la palabra light no significa que sea más saludable ni que nos podamos atiborrar. Siempre es mejor escoger las opciones que sean bajas en calorías, obviamente, pero hay que cuidar las porciones de la misma manera. Por ello, sí, apostamos por los desnatados, los productos light, bajos en grasas, libres de azúcar... pero siempre siendo responsables.
Aprende a leer las etiquetas
Esta cuestión es totalmente clave para tener una dieta saludable. Muchos de nosotros hacemos la compra cuando podemos, con una lista de básicos (más los productos que suelen caer por el camino) y a toda pastilla. Pues bien, hay que modificar el hábito y tomarnos nuestro tiempo en comprender y en asumir qué es lo que realmente estamos comprando y qué nos va a aportar.
Por ello, os proponemos aprender a leer las etiquetas donde no solo veremos los valores nutricionales, sino también el listado de ingredientes y lo que nos van a aportar. De esta manera, seremos más conscientes de lo que se esconde detrás de los productos y, sobre todo, a descartar todos aquellos que no no svan a ayudar en nuestra dieta.
Azúcar, ese gran enemigo
Pues sí, el azúcar es uno de los grandes enemigos de la dieta. Y no solo nos referimos al azúcar blanco que echamos al café por las mañanas y que, sin duda, hay que sustituir por otras alternativas como edulcorantes o, mejor aún, estevia, por ejemplo, sino al que se encuentra en los productos procesados.
Así, el paso anterior de lectura de las etiquetas nos va a ayudar siempre a saber cuánta azúcar contienen lo que tenemos que tener muy en cuenta porque es uno de los factores que más engordan porque el problema que tenemos es todo lo que ingerimos sin saberlo.
Adiós al alcohol y a los refrescos
Sí, lo sabemos, éste punto puede resultar un tanto conflictivo sobre todo a la hora de compatibilizarlo con el ocio, las cosas como son. Sin embargo, hay que tener en cuenta que si nos ponemos a dieta tenemos que despedirnos del alcohol que solo nos aportará un gran número de calorías vacías, sin ningún aporte nutricional.
Está claro que una cerveza o una copa de vino de vez en cuando no nos va a matar ni va a hacer que engordemos un kilo, pero siempre es mejor evitarla. Eso sí, lo que queda totalmente descartada es la copa, el combinado, ya que aquí, además del alcohol refinado que tiene más calorías todavía, le unimos el refresco.
Y es que los refrescos van a ser otros de los productos que descartemos totalmente. No solo contienen cantidades ingentes de azúcar en sus versiones normales, sino que no nos aportan nada. También rechazaremos de plano, por ejemplo, los zumos envasados, si queréis un zumo que sea totalmente natural. El agua se convertirá en nuestro mejor aliado, así como las infusiones o café.
La clave del ejercicio
No lo dejemos más, es el momento de comenzar a hacer deporte ya que no solo nos ayudará a perder peso combinándolo con una buena dieta, sino que además nos va a proporcionar mucho bienestar.
Uno de los entrenamientos que más beneficios aporta y que, cada vez, goza de más adeptos, es hiit o los entrenamientos de alta intensidad por intervalos que se pueden convertir en vuestros grandes aliados, siendo además sesiones cortas de entre 20 y 40 minutos, para las que no hay excusa alguna que valga.
En este tipo de entrenamientos se trabajará todo el cuerpo ya que combinan ejercicios de todo tipo siendo una de las formas más efectivas que existen tanto para mejorar la resistencia como para quemar más grasa, incluso una vez terminada la sesión vuestro cuerpo seguirá consumiendo calorías.
Así que prepárate para hacer sentadillas, burpees, mountain climbers, lunges, flexiones, planchas, batidas de cuerdas, carreras a gran velocidad, remo y muchos ejercicios más con la mayor intensidad posible, en el menor tiempo. Prepárate una rutina para darlo todo.
Igualmente, como es el momento de movernos más, adaptaremos rutinas más saludables que nos hagan movernos más, desde ir al trabajo andando o en bici, o bajando antes del transporte público, a subir las escaleras a pie dejando descansar a los ascensores, y movernos más en general. Os pueden parecer nimiedades, pero todo suma al cabo del día.
La paciencia es la madre de la ciencia
Hacer dieta puede resultar agotador y, además, a veces, algo frustrante. En realidad no se trata de comer menos, sino mejor, adaptar buenos hábitos a nuestras vidas, acostumbrarnos a los alimentos naturales, sanos, que cocinemos nosotros mismos donde controlemos el proceso.
Sabemos que, a pesar de ello, muchas veces no veremos todos los resultados que queremos y, sobre todo, estos tardarán, por lo que tenemos que armarnos de paciencia y no intentar toma atajos porque, realmente, no es la solución. Como en todo, la paciencia es una virtud con la que también evitaremos los temidos efectos rebote, cuidando nuestra salud.
Ahora, solo depende de vosotras poneros manos a la obra y empezar a tomar hábitos más saludables y eliminar todos esos kilos de más.
Fotos | Pexels, IStock
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