Emma Stone y Steve Carell se enfrentan en la pista de tenis en esta historia donde interpretan a la campeona mundial femenina Billie Jean King y al ex campeón Bobby Riggs. La película, posicionada ya en la carrera de los Oscar, está ambientada en 1973, y lo que cuenta es una historia real en plena estela de la revolución sexual y del auge del movimiento feminista.
Este mítico partido fue anunciado como La batalla de los sexos y se convirtió en uno de los acontecimientos deportivos de mayor audiencia de todos los tiempos, alcanzando la cifra de 90 millones de espectadores en todo el mundo.
El año 1973 fue decisivo en el curso de la historia de EE.UU: el lanzamiento de la revista Ms.,la aprobación del Título IX, la ratificación por parte del Congreso de la Enmienda de Igualdad de Derechos y la sentencia del Tribunal Supremo en el caso de Roe contra Wade. Pero, a pesar de todo ello, las mujeres seguían luchando para simplemente conseguir una tarjeta de crédito a su nombre. Un año en el que todo tipo de murallas (raciales, de género, religiosas y de orientación sexual) estaban empezando a desmoronarse.
Las mujeres estaban organizándose y manifestándose como nunca antes lo habían hecho, y sin embargo seguían ganando sólo el 58% del salario de los hombres, y las puertas de las oportunidades permanecían cerradas a cal y canto en cada actividad de la vida. Seguía habiendo un largo camino por delante, pero era un momento en el que el cambio era palpable. Y esto impulsó a los realizadoras a hacer esta película.
Entonces ocurrió algo que rompería un tipo distinto de lanza en favor de la igualdad, algo que llegaría justo al corazón de la cultura popular. Fue descaradamente llamado la “Batalla de los Sexos”: un partido individual de tenis entre la estrella femenina entonces en alza, Billie Jean King, de 29 años, y el antiguo campeón masculino Bobby Riggs.
La película
La película está dirigida por el matrimonio en la vida real Jonathan Dayton y Valerie Faris (Pequeña Miss Sunshine), con un guión de Simon Beaufoy (Slumdog Millionaire), y protagonizada, como os he comentado anteriormente, por Emma Stone (Billie Jean King) y Steve Carell (Bobby Riggs).
El bombo que se dio al encuentro, el espectáculo en que se convirtió y la búsqueda de la igualdad que sigue inspirando. A medida que la rivalidad entre King y Riggs fue subiendo en intensidad, fuera de la pista cada uno estaba librando sus batallas más personales. King no sólo era abanderada de la igualdad, sino que además luchaba por aceptar su propia sexualidad a medida que su amistad con Marilyn Barnett (Andrea Riseborough) iba evolucionando.
Mientras 90 millones de espectadores de todo el mundo permanecían en vilo pegados a sus asientos, el enfrentamiento entre Bobby y Billie Jean estaba destinado a estremecer al mundo. Cuando el árbitro cantó “juego, set y partido”, algo nuevo había surgido: una época en la que el deporte ya no estaba separado de la política y el cambio social, sino que formaba parte de ambos. Dayton dice que: "el proyecto fue un reto. Es a la vez una película de deporte, una historia de amor, un drama sociopolítico y, en ocasiones, una comedia".
El papel de Emma Stone
Emma Stone realiza una interpretación sublime. La película es el relato de un acontecimiento deportivo histórico, pero a la vez muestra la intensa transformación personal y privada de una mujer sometida a una intensa exposición pública.
La actriz explica que: “El efecto que ello provocó en la vida de Billie Jean King, en la sociedad y en el deporte fue inmenso. No me consta que ella pudiera siquiera haber sabido que la extraordinaria repercusión de ese día seguiría transmitiéndose a tantas y tan diversas áreas. Pero, en ese momento, creo que ella sintió el peso de saberse representante de todo el movimiento feminista y eso hizo que el partido le apasionara aún más”.
Emma se entrenó con el preparador de Matt Damon en las películas de Bourne, y lo que tiene la máxima importancia, fue capaz de captar el espíritu de Billie Jean. Ella realizó su propia investigación, leyendo, viendo y absorbiendo todo cuanto pudo. “Quería conocer todo lo que me fuera posible; y por encima de todo, aquello por lo que estaba pasando Billie Jean, ¡es tanto lo que el público no veía entonces!", explica la actriz.
Otro aspecto del carácter mental de King que impresionó a Stone fue la forma como sobrellevó la presión extrema: la de entrenarse para vencer a Riggs en el partido a la vez que trataba de poner en marcha la WTA (la final) y al mismo tiempo que se enfrentaba a su sexualidad y su difícil situación por la igualdad de salarios.
“Billie Jean dice a menudo que la presión es un privilegio, pero ella estaba sometida a un volumen descabellado de presión. Y creo que ella seguía formándose de muchas maneras. Mientras la interpretaba, yo trataba de tener en mente las cinco o seis cosas que estaban ocurriendo en su vida a la vez y, de verdad… no sé cómo no se asfixió por completo,” apunta la actriz.
Vestuario
Mary Zophres es la responsable del vestuario, que precisamente supone la tercera película en la que viste a Emma Stone. El año 1973 no fue sólo un año de cambio social, también hubo un cambio en la moda, lo que facilitó a la diseñadora de vestuario una gran dosis de inspiración. “Cuando se piensa en la historia de la moda, fue a finales de los sesenta y en los setenta cuando la idea de autoexpresión por medio de la ropa comenzó realmente a entrar en juego. Y queríamos que la película lo recogiera”, explica.
El vestuario es de estilo setentero: vestido de faldas acampanadas y pantalones de campana son los protagonistas. En concreto los looks de Emma Stone eran algo más rudos. Cualquier cosa que diera la sensación de no resultar deportiva o ser demasiado mona fue descartada y emplearon camisas de vestir, jerséis de cuello alto y chalecos.
En la pista, Zophres volvió a los diseños de Ted Tinling, que eran los protagonistas en el mundo del tenis en aquel momento. "Tinling tenía la imaginación más maravillosa," dice Zophres. "Cuando se incorporó al circuito femenino, abrazó la idea de que ya no tenían que ceñirse a las viejas normas de etiqueta del tenis. Lo principal era el color, y unos diseños de buen corte y llamativos. Recrear sus prendas resultó extraordinariamente divertido, nunca antes había hecho nada parecido”. Y es que los vestidos de tenis están cargados de detalles, con grandes cuellos y son de mucho color.
Otro reto surgió a la hora de hallar las zapatillas características de King. “Yo tenía unas Adidas azules y tuve que luchar para llevarlas. Creo que yo fui la primera jugadora que llevó zapatillas de color y, si se fijan, el azul de las zapatillas hacía juego con mi muñequera. Yo era muy maniática para estas cosas”, nos cuenta la propia King. Adidas ya no fabrica una zapatilla semejante y no fue posible encontrar pares de época, así que Zophres hizo una petición especial a la marca sobre el patrón. Finalmente la firma encontró el patrón original de esas zapatillas y el equipo de vestuario las fabricaron a medida para Emma en azul con tres bandas blancas y las iniciales de Billie Jean.
Para crear el vestuario de Bobby Riggs, Zophres colaboró estrechamente con Steve Carell a fin de establecer una silueta fuerte, inimitable de pies a cabeza desde el mismo segundo en que aparece por primera vez en la pantalla: a medio camino entre el mundo acartonado del pasado y unas excéntricas ganas de ser él mismo. Una de las prendas más destacadas de su vestuario es la réplica de la chaqueta Sugar Dady del partido (que hacía sudar y que Riggs firmó un contrato para llevarla), ya que el original se había perdido desde entonces.
Trailer
A continuación podéis ver el tráiler en el que podéis apreciar el machismo ridículo de Riggs:
Esta película demuestra que las mujeres reclamamos nuestro sitio, ni más, ni menos que los hombres, sólo el mismo.
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