Con el color negro para vestir de noche nos pasa como con los jeans de día: que haga frío, haga calor, sea invierno, primavera o verano, no nos los quitamos de encima. Cuestión de hábitos, supongo. Y mira que los calores piden desprenderse del tejido vaquero y optar por colores alegres para lucir el moreno adquirido, pues no hay manera.
Queda claro que el hombre es un animal de costumbres, y la mujer, todavía más. Seguramente se trata de una cuestión de fondo de armario y de acierto seguro, porque siempre es mejor gastar en una prenda, un tono y una forma totalmente atemporales, que hacerlo en algo con fecha de caducidad.
La cuestión es que a las mujeres, ya seamos morenas, rubias, altas o bajas, nos apasiona el negro para las ocasiones especiales. Ya sea en forma de vestido, de chaqueta o pantalón.
Y de mono.
¿Será por eso de que hace más delgada y nos permite ponernos prendas que nunca usaríamos en otor tonos? ¿O será que es un color elegante y además, pega con todo?
Casi siempre lo acompañamos del color que mejor le combina: el blanco (o en su defecto gris).
Aunque por fúnebre que parezca es muy habitual que no salgamos del total look y nos vistamos de negro de pies a cabeza.
Y es que ¿quién no tiene en su armario un little black dress?
En Trendencias | Cómo construir un perfecto fondo de armario (III): el little black dress
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