Los vestidos de flores no solamente son romanticones, empalagosos o repipis, este estampado tan primaveral y veraniego y como salido de Mujeres deseperadas también puede resultar punk, bohemio, hippie y hasta trash. Todo depende de cómo lo combinemos.
Está claro que si le añadimos unas bailarinas pastel, un lazo a modo de diadema y un cardigan por los hombros, parecerá que hemos salido de El secreto de Los Abott, pero si buscamos romper el bucolismo con detalles cañeros, quebrantaremos la norma.
Chloë Sevigny es de las que borra todo rastro edulcorado de su look florido de la mano de botines grunge y cárdigans tres tallas más grandes. Pero hay opciones mucho más sofisticadas…
En la línea de algunos de los estilismos perpetrados por Patricia Field para Carrie en Sexo en Nueva York. Field es una de las máximas artífices de looks anti-total looks, es decir, que le encanta dar al traste con lo remilgado y convencional y consigue mezclar un maravilloso Dior vintage con un cinturón de mercadillo y un bolso de Torre Eiffel, y quedarse tan ancha. Y además triunfar.
Y sus ideas me parecen geniales, eso sí, para llevar a la práctica de forma mucho menos estrafalaria.
Patricia es una gran fan de este estampado y ha sido uno de los baluartes en su carrera a la hora de destacar por sus extrañas combinaciones: basta remitirse a los estrambóticos estilismos de America Ferrera en Ugly Betty. Que si bien están pensados para destacar por horteras, no distan mucho de los de Sarah jessica Parker, y quitándoles algo de peso colorido y exageración, pueden resultar una alternativa perfecta.
Puede costar imaginárselo, pero el simple detalle de contrastar grandes flores sobre fondo rosa chicle con un cinturón de estampado animal, puede servir como revulsivo y queda genial.
Aunque Gloria Baume, editora de moda de la revista Teen Vogue, parece que no está por la labor de minimizar riesgo y mezcla flores, con cuadros o rayas, y consigue seguir siendo el objeto de deseo del conservador paladar del Sartorialista…
De todos modos, tampoco hace falta ir muy allá: basta incoporar unas sandalias diferentes, abotinadas por ejemplo, o incluir accesorios distintos y contastados como un pañuelo étnico, un clutch metálico, o una cazadora biker, por ejemplo.
O incluso, y aunque parezca que se dé de tortas, un blazer de rayas marineras...
Puedes tirar también por la vía preppy-glam con opciones nocturnas como la de Peaches Geldof: un modelo ajustado, en plan vestido-camiseta, con flores en blanco y negro, y que el toque campestre se remita a un pañuelo provenzal a modo de coleta. Un buen guiño.
O seguir los preceptos preppy-street de Kate Bosworth y su punto dandy con mocasín masculino.
En Trendencias | Especial Vestidos: Verano 2009