Para todas aquellas a las que la idea del estampado de leopardo os parezca demasiado arriesgada y extrema, la mejor alternativa si no quereis renunciar al print animal, es suavizar el dibujo optando por colores suaves, o tonos chillones, depende de lo que os guste más, pero siempre fuera de los clásicos tierras y negros.
Es una manera diferente de llevarlo y resulta bastante menos agresiva y más punk, y pega mucho en camisetas, faldas, leggings y vestidos, como versión selvática de los típicos cuadros, rayas, flores o figuras geométricas varias. Para este invierno lo hemos visto de hecho en la colección de Balmain, cuyos pantalones tobilleros de leopardo combinando el rojo y el negro son una de las prendas de la temporada.
Y la propuesta no es del todo nueva, la arrastramos desde el verano gracias a Blumarine o Diane Von Furstenberg, que ya entonces nos propusieron mini cazadoras y vestidos en lila, azul o naranja pastel jugando con el estampado.
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