Estoy un poco harta de tanto propósito de manual.
No es cuestión de frustración- porque la hay, ¿eh?- por no cumplir, año tras año, los cuatro objetivos de turno que yo misma me había impuesto hace un año por estas fechas.
Lo que me molesta es la incansable hipocresía con la que componemos la interminable y egocéntrica lista de propósitos. Una y otra vez.
Nuestros propósitos van de tener un mejor cuerpo (para vernos mejor), una mejor actitud (para ser más felices), unos logros más significativos (que nos mostrarán lo disciplinados que somos), unos mejores hábitos (para mejorar nuestra propia salud), una limpieza de amistades (para alejarnos de la gente tóxica), un nuevo empleo (donde nos valorarán como es debido)…
Pero nadie se propone ser mejor persona. Y no para sentirse más a gusto consigo mismo, sino para hacerles la vida más fácil y menos amarga a los demás. Y es que la verdadera bondad y auténtica generosidad no se miden en actos que hacemos a cambio de nuestra propia satisfacción. Qué va. Se trata de hacerle bien al mundo, de una manera casi inconsciente y totalmente altruista, en no percibir otra forma de actuar.
Para este 2017 yo me propongo lo siguiente:
1. Dejar de ser machista, pero del todo.
Y es que yo, como otras tantas personas, me considero feminista, pero, igual que toda la gente de mi generación, tengo eructos de educación machista. Y apestan. Apestan demasiado. Somos muchos los que hicimos un largo camino para reeducarnos, pero dudo que haya mucha gente cien por cien desprendida de él. Está metido muy adentro y nos queda un largo camino de recorrer. Yo leo mis propios comentarios de hace seis años (Gracias, recuerdos de Facebook) y me avergüenzo de lo que soltaba por esta mía boquita. Pero sigo soltándolo, a veces, sin darme cuenta. Esos pequeños comentarios que no son más que machismo muy bien camuflado.
Así que quiero extirpar ese “algo” que me queda.
2. Dejar de ser racista, pero del todo.
Porque claro, a mí la gente no me importa más o menos por su color de piel o sus orígenes. ¡Claro que no! Pero… "aquel sudaca que pone música a toda hostia como si estuviese solo…" me sigue sacando de quicio.
Así que quiero extirpar ese “algo” que no tiene que ver conmigo.
3. Dejar de discriminar a las personas por su físico, pero del todo.
Porque hoy se lleva mucho eso de que la mujer con curvas es igual de guapa que la que no las tiene tan pronunciadas, y yo, como otras tantas mujeres que escribimos en las redes, me quedaré sin voz por defendiendo a las de la "talla grande".
Muchos, incluso, se atreven a hacer caja con tanta reivindicación hipócrita.
Pero luego su novio les pone los cuernos “con la gorda esa”… y toda esa defensa pierde el valor. Obviamente, este tipo de comentarios sólo los soltamos entre los más íntimos. Pero… ¿qué importa eso? No le hace daño a la que insulta, nos hace daño a todas nosotras. Ahí dentro, en su subconsciente, está dejando un post it que pone GORDA=FEA. El día que menos se lo espera, se lo encontrará pegado en su propia frente, independientemente de lo que pese. Lo verá cada mañana cuando se mire en el espejo. Y creedme, no hay nada más desesperante que odiarte a ti misma.
Así que quiero extirpar ese “algo” que nos hace daño a todos, quiero dejar de dividir las personas entre hombres y mujeres, entre gordos y delgados, entre feos y guapos, porque la igualdad sólo es posible cuando valoramos a las personas por lo que hacen y las amamos por lo que son, y no por el aspecto que tienen.
4. Quiero ser tolerante, pero del todo.
Porque la paz empieza con la empatía y la violencia desaparece con la tolerancia.
Puede que el 31 de diciembre de 2017 me sienta igual de frustrada que otros años, pero me prometo no cambiar de lista hasta que cumpla con todos sus puntos.
Ver todos los comentarios en https://www.trendencias.com
VER 1 Comentario