Durante estos días, el confinamiento y la incertidumbre provocada por el COVID-19 ha llevado a que los niveles de estrés y de ansiedad se hayan visto muy aumentados. No es raro que, por causa de ellos, nos sintamos ligeramente desmotivados, con dificultades para concentrarnos y con pocas ganas de hacer cosas.
Por desgracia, esto afecta también a nuestra inspiración. Definitivamente, puede desembocar en un problema para algunos de nuestros trabajos y, en general, para nuestro día a día. Por suerte, los profesionales de la psicología tienen algunos trucos para ayudarnos con esto. Hemos hablado con Javier Jimenez, psicólogo social, experto en modelos de innovación y periodista científico para que nos adentre en ello.
Reconocer que a veces necesitamos parar
Incluso en estas condiciones tenemos cierta necesidad de hacer cosas y llenar nuestros días con cosas o aprovechar que tenemos más tiempo para hacer cosas que teníamos pendientes. Sin embargo, tal y cómo nos explica Javier: "cuando estamos desmotivados con algo, lo que nos está diciendo nuestro cuerpo, nuestro sistema de funcionamiento conductual y psicológico es que hay algo que falla".
Por ello, a pesar de que a veces parezcan insistirnos en que sigamos hasta que consigamos lo que queremos (o lo que creemos que queremos), la clave puede estar precisamente en parar un poco: "nuestro cuerpo lleva razón y, por mucho que queramos seguir, a veces hay que reconocer que necesitamos decir 'hasta aquí' porque si no la situación puede empeorar" asegura el psicólogo.
Analizar si las actividades para las que buscamos la inspiración encajan o no en la vida que que queremos tener
Pero parar no es solo parar para rendirnos o para darnos un tiempo y luego volver a lo mismo. Se trata de que dediquemos ese tiempo a la reflexión. A veces nos centramos demasiado en hacer algo porque creemos que es lo que debemos hacer y cuando no nos llega la inspiración, o nos sentimos desmotivados, nos culpamos por no ser capaces o culpamos a la situación.
Por ello este momento de reflexión es importante: "tendremos que hacer un análisis de si las actividades en las que sentimos desmotivación nos convienen o no nos convienen" indica Javier. No solo eso, sino que nos anima a plantearnos si encajan en la vida que queremos tener o no lo hacen, como primer paso para poder superar esta desmotivación.
Encontrar qué es lo que nos desmotiva
Si ya nos hemos tomado este tiempo y hemos analizado que realmente lo que estamos haciendo es algo que queremos y que encaja en la vida que queremos, tendríamos que analizar qué es lo que nos está desmotivando.
Tal y cómo indica Javier Jimenez: "ver qué parte, qué trozo del contexto en el que estamos nos está desmotivando. Las emociones, las motivaciones, etc., son una reacción a la estructura en la que vivimos". En este sentido, como nos explica el psicólogo, nuestro ambiente y nuestras circunstancias - las cosas que están ocurriendo en nuestra vida y entorno - van con nosotros y no solemos poder separarlas del resto de nuestra vida.
Por ello, si no es la actividad en sí, ¿qué es lo que está ocurriendo en nuestra vida que nos provoca la desmotivación para todo lo demás? Encontrarlo puede ser clave.
Alejarnos un rato de la actividad en la que requerimos inspiración
Una buena manera de ayudarnos a recuperar la motivación o a encontrar esa inspiración que buscamos es alejarnos de la actividad que estamos haciendo. Es decir, si a mí la situación actual de confinamiento me está causando desmotivación y me dificulta encontrar inspiración para escribir, salir de ese contexto un rato y alejarme de la escritura puede ser de ayuda.
Javier lo explica así: "es común que la gente tenga ideas cuando está en la ducha porque la ruptura, por así decirlo, a nivel de sensaciones es importante. Es decir, se trata de una situación muy diferente a la de estar trabajando frente a un escritorio. Cuando nos vamos a la ducha, de repente, se produce una reconfiguración de nuestras estructuras conductuales, de las emociones, de las sensaciones, etc., que tenemos. Se rompe el marco simbólico conductual en el que estábamos y encontramos nuevas formas de mirar los problemas".
Plantear pequeños cambios en nuestro entorno
En conexión con el punto anterior, el psicólogo nos anima a intentar iniciar un proceso de activación conductual. ¿Qué quiere decir con esto? Usando sus propias palabras: "empezar a cambiar las cosas de nuestro entorno -ya sea entorno físico o entorno sociocultural o entorno simbólico -. Para ello tendremos que ir probando y cambiar cosas hasta que encontremos un equilibrio".
En ese sentido, como indica Javier, se trataría de ser nuestros propios entrenadores de inspiración. Podemos ir planteando pequeños cambios, implementarlos y evaluar qué tal nos van. Es interesante que tengamos un plan de los objetivos que tenemos y los dividamos en metas pequeñas que ir cumpliendo poco a poco.
El profesional nos anima a que si esta desmotivación se convierte en algo que nos genera serios problemas, no dudemos en buscar la ayuda de profesionales de la psicología que nos ayuden a cumplir con los puntos anteriores: "nadie nos va a conocer mejor que nosotros, pero lo que es verdad es que tampoco nadie nos va a engañar mejor que nosotros".
Imágenes | Valeria
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