Sin duda, es la noticia del día: Cristina Cifuentes ha dimitido tras el vídeo de su pillada supuestamente robando en el año 2011 en un Eroski unas cremas de la marca antiedad de la marca Olay.
Sí, lo sabemos robar no está nada bien y es un delito. Pero a veces ese impulso irrefrenable de llevarse cosas que no son nuestras no obedece a nada controlado o a la lógica, ni hay un interés comercial o de hacer daño alguno, sino que se trata de un impulso incontrolable. De un trastorno psicológico llamado cleptomanía.
Hay que tener muy clara la diferencia entre un ladrón esporádico o habitual y un cleptómano. El primero tiene como objetivo obtener un beneficio personal o enriquecerse con los objetos sustraídos. En cambio, el segundo no persigue ninguna de esas dos cosas, ni perjudicar a un tercero con sus acciones, sino que se ve irremediablemente obligado a sustraer cualquier objeto, desde unos caramelos a unas cremas antiedad o un vestido de una tienda de lujo. Un impulso que no está premeditado ni planificado y que se siente obligado a satisfacer en el momento.
En el año 2001, la estrella del cine y la televisión Winona Ryder saltó a los titulares cuando fue pillada en Saks Fifth Avenue de Los Ángeles con ropa y accesorios valorados en 4.700 dólares que se llevaba sin pagar junto con otras cosas que sí había comprado. Los vídeos de la cámara de vigilancia de la tienda que mostraban a Winona robando dieron la vuelta al mundo y generaron tantos titulares como el juicio posterior y el dictamen del jurado tras varias horas de deliberación. O como las camisetas con el mensaje Free Winona.
Tras trece días de juicio, Winona Ryder fue declarada culpable de vandalismo e inocente de hurto, pero lo realmente importante de todo este asunto es la razón por la que alguien en la cresta de la ola , que puede tener prácticamente cualquier cosa que desee, arriesga su carrera profesional y su prestigio por unas pocas prendas de ropa. Winona no pudo controlar sus impulsos y, como parte de la condena, se sometió a terapia por cleptomanía y cumplió 480 horas de trabajo comunitario en el Centro Médico City of Hope.
Aunque las causas de la cleptomanía no están claras, se trata de un trastorno del control de los impulsos con un fuerte componente hereditario. La psicóloga Mamen Jiménez, colaboradora de Trendencias, nos explica que "en todo caso se trata de un trastorno cuando hay un gran malestar individual o se trata de un problema que afecta a cualquier esfera de nuestra vida cotidiana: la laboral, la familiar, etc."
"Suele sorprender que personas con una muy buena situación económica comentan pequeños hurtos (normalmente se apropian de cosas de poco valor), ¡pero si pueden pagarlo perfectamente! La cuestión es que la cleptomanía no entiende de posición económica, no se roba por necesidad, es un problema del control de impulsos: los cleptómanos, los que de verdad tienen un trastorno, roban porque no pueden controlarse”, añade.
Dos tercios de los cleptómanos son mujeres
Además, se trata de un trastorno que según cuentan los expertos es más común en mujeres que en hombres y suele iniciarse a una edad temprana, en la adolescencia y años posteriores, por lo que es realmente importante identificarlo lo antes posible. Además, los cleptómanos a menudo tienen otro trastorno psiquiátrico, una de las razones por la qué encontramos tantos casos entre gente famosa y de buena posición, nos explica Mamen Jiménez.
"Hay varios factores que tenemos que tener en cuenta", explica. "Normalmente la cleptomanía suele ir asociada a otros trastornos como los del estado de ánimo (ansiedad, depresión), trastorno bipolar, etc. que son bastante frecuentes. Y si pensamos en personas con mucha responsabilidad o expuestos al público no es difícil imaginar el peso y la presión que pueden llegar a soportar".
Pero hay más factores que pueden influir en que mujeres de éxito sufran este trastorno: "Hay quien afirma que en estos casos de personas conocidas la cleptomanía podría ser en realidad una llamada de atención: estoy aquí y estoy mal”. Aunque Mamen Jiménez también matiza que no existe una relación directa entre fama, éxito y cleptomanía: "tampoco es que haya tantos casos entre los famosos en relación a la población “normal”: lo que sucede es que cuando se da un caso éste es bastante sonado por lo llamativo que resulta".
No es lo mismo que un robo recreacional
Esta experta hace hincapié en diferenciar este problema de lo que es el robo puramente recreacional: "un subidón de adrenalina y nada más", apunta Mamen. En definitiva, algo que nos emociona y nos hace sentir invencibles, da igual que necesitemos lo que hemos robado o no. Un trofeo. Como nos explica Mamen, en algunas ocasiones estas personas simplemente buscaban, directa o indirectamente, un “subidón”, un “sentirse vivo” y al ser pillados han aducido trastornos mentales para minimizar las consecuencias de sus actos. "Lo hemos visto mil veces con actores que han sido cazados con prostitutas y que han alegado “adicción al sexo” (porque no, la adicción al sexo no es tan frecuente ni ser actor te convierte en población de riesgo para padecerla)".
Sin embargo, una persona que padece cleptomanía se sentirá culpable o deprimida después de haber robado algo e, incluso, intentará devolver los objetos robados clandestinamente o se cuidará mucho de arriesgarse cuando haya posibilidades de una detención.
Una cosa está clara con este tema: la mayoría de los cleptómanos no son conscientes de su problema, roban cuando sienten el impulso y sin preocuparse de las consecuencias inmediatas. Si ese fuera hipotéticamente el caso de Cristina Cifuentes las consecuencias han llegado siete años más tarde.
Fotos| Gtres
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