¿Os habéis parado a pensar alguna vez en qué es lo primero que hacemos por la mañana? Sonido de alarma, gruñido, refunfuño y muy poquitas ganas de salir de debajo del edredón. Para la pereza que nos da levantarnos no tenemos receta. Pero sí se nos ha ocurrido algo muy productivo que podríamos hacer cada mañana (o, al menos, alguna). ¿Por qué no dedicar esos minutos a tener una charlita con nosotros mismos? Os proponemos las siguientes autopreguntas:
¿Me encuentro bien?
¿Sabéis lo de mens sana in corpore sano? Pues ya está bien de pensar que es una frase hecha. Y ya está bien de posponer todo aquello que siempre aplazamos para un eterno próximo lunes. Dejar de fumar, retomar el gimnasio, perder o ganar esos kilos que nos sobran o nos faltan... Si nos respondemos cada día que no, que no nos encontramos bien, quizá haya llegado el momento de tomar medidas.
¿Qué puedo hacer para ser más feliz con mi trabajo?
Todos sabemos que el mercado laboral no está fácil. Pero muchas veces tenemos la oportunidad de reinventarnos y... como que no nos atrevemos a dar el paso. Preguntémonos si hay algo peor que dedicar cuarenta horas semanales (con suerte) a algo que no nos gusta o que, incluso, nos hace daño.
¿Dedico el tiempo suficiente a las personas que me hacen feliz?
No creo que haga falta pensar demasiado para saber qué personas nos hacen felices. Padres, hermanos, amigos, pareja... Esas personas que nos dejan una sonrisa que dura horas cuando las vemos. Y, ¿por qué las vemos tan poco? ¿Porque no tenemos tiempo? No nos engañemos... algo de tiempo tenemos. Ese tiempo muerto que dedicamos a tontear por Pinterest, las horas de tele que no nos acaba de gustar pero nos distrae y, bueno, si una noche hay que dormir un poco menos porque nos hemos quedado hasta tarde charlando con una buena amiga... bienvenido sea.
¿Es esto lo que soñaba a los veinte?
Alguien podrá decirme que los sueños son eso, sueños. Y que a los veinte posiblemente fuéramos unos descerebrados. Pero quizá éramos más felices. O más inocentes, no sé. Si en la época en la que aún soñabas despierto, tu futuro ideal era muy diferente a tu presente actual... ¿por qué no dedicar una reflexión a meditar sobre qué se torció en el camino?
¿Qué puedo mejorar?
Cambiar tiene mala fama. Eso es así. Fulanito ha cambiado mucho es una frase que siempre se dice en tono de crítica. Así que no hablemos de cambiar, sino de mejorar. Si lo que tenemos no nos llena, en uno o en varios de los aspectos que hemos comentado, cojamos las riendas, salgamos de debajo del edredón (por mucha pereza que dé) y tomemos medidas (por mucho miedo que dé). Que dentro de un año no nos despertemos preguntándonos por qué no lo hicimos antes.
Fotos | Free People, Polienne, Lana Mint, Hazel & Pine, The Coveteur, Macadameia.
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