Hacer punto te pone a punto

Pensábamos que hacer punto o ganchillo era cosa de nuestras abuelas. Y años más tarde pensamos que se trataba de una moda, una vuelta a nuestras raíces más propia de la filosofía DIY que arrasa. Pero resulta que utilizar tus manos y unas agujas para hacer esa bufanda tan cuqui es estupendo para tu salud mental.

Hace muchos años estaba en una sala de post-producción terminando de montar un vídeo para una campaña de publicidad, cuando una de mis compañeras, una directora de arte muy moderna y "gafapástica", sacó de su bolso una gran madeja de lana, unas agujas y una labor a medio terminar y se puso allí a tejer delante de todo el equipo técnico. Chocante entonces.

Hacer punto y otro tipo de labores relacionadas con la costura era visto como cosa de abuelitas.

Pero ahora, con el paso de los años, y viendo como muchas de mis amigas han caído víctimas del embrujo de tejer, me he dado cuenta de que aquel día mi compañera necesitaba relajarse, tras todo el estrés que conlleva una producción publicitaria, y que aquella labor tan mecánica le estaba ayudando a relajarse, pero también a liberar su mente de otras distracciones y concentrarse mentalmente en lo que estábamos haciendo.

Yo nunca he sido muy mañosa con las manos. De hecho, soy un desastre andante e incapaz hasta de coser bien un botón, pero tras leer los numerosos artículos que inundan internet sobre los beneficios de hacer punto, me estoy planteando ponerme manos a la obra y lanzarme a la tienda de labores de mi barrio.

Da igual que no seas muy habilidosa. Hasta la labor más sencilla puede proporcionarte un montón de beneficios.

Resulta que hacer punto es el nuevo yoga. Y que produce en nuestro organismo una sensación de relajación similar. Y es que la repetición de puntos provoca esa “Respuesta de relajación”, una actividad que estimula tu cerebro y te ayuda a disminuir tus niveles de estrés.

Pero tejer también tiene importantes beneficios para tu autoestima. El hecho de ser capaz de crear, desde la nada más absoluta, algo completamente tuyo afianza la confianza en ti misma y te ayuda a mejorar y ser más paciente. Es cierto que, en los primeros pasos, tendrás que deshacer tu labor una buena cantidad de veces y volver sobre tus pasos para rehacer el trabajo. Una enseñanza que podemos aplicar al resto de nuestra vida.

De hecho, un estudio del año 2009 realizado por la Universidad de British Columbia con 38 pacientes con síntomas de desórdenes alimentarios y anorexia nerviosa a las que les enseñaron a hacer punto, encontró que gracias a esta práctica mejoraban muchísimo. Hasta un 74% de las pacientes declararon que el punto les había ayudado a aplacar todas sus preocupaciones a olvidarse de sus problemas y obsesiones.

La concentración que exige puede ser estupenda en periodos en los que tienes mucho trabajo, pues te ayuda a liberar tu mente de toda la ansiedad y es estupendo para todas esas personas que sufren déficit de atención. O para los que están perdiendo capacidades con la edad.

De hecho, otro estudio del año 2011 dirigido por el Dr. Yonas E. Geda, un psiquiatra de la Clínica Mayo en Rochester y publicado en el Journal of Neuropsychiatry& Clinical Neurosciences, descubrió que los pacientes que hacían punto tenían menos posibilidades de sufrir pérdidas de memoria.

La verdad es que con todas estas bondades me estoy planteando darle una oportunidad a las agujas, aunque anticipo un resultado desastroso. Eso sí, me dará una oportunidad para visitar a mi abuela y tener una charla interesante con ella. Espero, de todo corazón, que me pase todos sus truquillos y que podamos compartir un hobby a pesar del salto generacional.

En Trendencias|Déjate de MindFullness y ponte a colorear (sí, como cuando eras pequeña)

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