La semana pasada, nos sorprendía la trágica noticia de la muerte de la modelo e influencer Celia Fuentes, de solo 27 años. Con el paso de los días, hemos sabido lo que desde el principio fue una sospecha: que Celia se había suicidado, ahorcándose en su casa de Majadahonda. Pero ha habido un denominador común a los comentarios sobre la muerte de Celia Fuentes, incluso desde antes de que se confirmara la hipótesis del suicidio: señalar la falsedad que rodea las redes sociales y, en especial, el mundo de los influencers. Pero ¿qué ha provocado el trágico final de Celia?
La vida de Celia parecía idílica en sus publicaciones de Instagram, en las que promocionaba diferentes marcas que le pagaban, según publica el diario El Mundo, un caché de unos 500 euros por foto. Era en sus stories de esta misma red social donde sí mostró en varias ocasiones estados emocionales alterados (vídeos llorando, por ejemplo). Pero las stories son efímeras, esas señales de alarma desaparecieron a las 24 horas de ser publicadas y lo que permanecía en su cuenta era la imagen perfecta de una chica joven, guapa, que viajaba por el mundo luciendo prendas de moda.
Y es que la depresión no está reñida con hacerse una foto al día en la que todo parezca perfecto. No está reñida con sonreír. Con dar una imagen de felicidad. La depresión es algo más serio y más profundo que la imagen que pueda dar la persona que la padece. Robin Williams hacía reír a medio mundo, parecía un hombre feliz, y se suicidó hace tres años colgándose de su cinturón. Chester Bennington, el cantante de Linkin Park, se suicidó este pasado mes de julio, y su mujer se ha esforzado desde entonces por difundir el mensaje de que la depresión no tiene una cara.
Esto es pocos días antes de que mi marido se suicidara. Los pensamientos suicidas estaban allí, pero nunca lo dirías.
También compartió un vídeo en el que se le ve riendo junto a su familia y amigos. Como decía su mujer, los pensamientos suicidas estarían allí, la depresión estaba allí, pero quienes padecen de depresión no lloran a todas horas ni pasan el día entero metidos en la cama (o no todos). Celia estuvo en la Mercedes Fashion Week apenas un par de días antes de su muerte. Era difícil imaginar, en ese entorno, que se desencadenaría una tragedia así.
Es evidente, a estas alturas, que Celia padecía algún trastorno psicológico que ha acabado provocando el trágico desenlace. No fue la falsedad de las redes lo que acabó con ella. Ni siquiera ocultó las señales de alarma que debían llegar a las personas más cercanas a ella. Su padre comentó pocas horas después de encontrar el cuerpo sin vida de su hija que todo se debía a un desengaño amoroso. Su propia hermana confirmó a través de las stories de Instagram que los problemas de Celia venían de atrás y que ya en varias ocasiones ella misma había acudido en su ayuda.
La muerte de Celia Fuentes, como la de cualquier persona que decide acabar con su vida, es una desgracia. Culpar a la imagen falsa que las influencers dan sobre su vida en las redes sociales es simplificar demasiado el problema. Quizá haber elegido ese camino profesional no la ayudó; o quizá no tuvo nada que ver en su trastorno. Nunca lo sabremos. Lo que sí sabemos es que es compatible padecer una depresión grave y que no se note en momentos concretos. Por ello, es crucial que, cuando notemos un síntoma en nosotros mismos o en alguien de nuestro entorno, acudamos a un profesional que pueda ayudarnos. Y tener siempre presentes los recursos para la prevención del suicidio:
Teléfono de la esperanza | 902 500 002
Plan de prevención del suicidio
Imágenes | Instagram.
En Trendencias | Muere la modelo Celia Fuentes, influencer de Quiero Ser, a los 27 años de edad
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