En España, a día de hoy, estamos a punto de dar por finalizado el Estado de Alarma y de que todas las Comunidades Autónomas entren en lo que se conoce como "nueva normalidad". Sin embargo, durante muchos meses hemos estado en confinamiento y muchos de nosotros hemos visto como nuestros niveles de concentración y de atención se han visto afectados.
Altos niveles de estrés y ansiedad
Los niveles de estrés y ansiedad se han visto elevados en la población española durante los últimos meses. Esto no solo es un problema de salud pública, sino que es una de las causas por las que muchos de nosotros hemos tenido problemas de concentración, afectando a nuestro trabajo.
En parte se debe a que, tal y como indican algunos estudios, el estrés interrumpe la forma en la que utilizamos la memoria. Pero no es lo único que ocurre, sino que cuando tenemos altos niveles de ansiedad, aparece cierta tendencia a enfocar nuestra atención en los eventos negativos que ocurren.
Esta focalización de la atención en situaciones concretas provoca que no podamos centrarnos en otra cosas, dificultando la concentración. Pero, para seguir sumando, el estrés y la ansiedad han sido relacionados por varios estudios con problemas en la memoria de trabajo.
El papel que el cerebro y la amígdala tienen
Pero el estrés y la ansiedad no son la única causa. Y es que es importante entender cómo afectan las emociones a nuestro cerebro. Un estudio publicado en L'Atelier du Centre de recherches historiques, encuentra que las emociones, especialmente las negativas, activan algunas estructuras bajo el córtex cervical. Concretamente, la amígdala.
Esta zona del cerebro está relacionada con el procesamiento de las emociones. De hecho, según indica este estudio, se activa muy rápido cuando estamos en una situación de potencial amenaza y el COVID-19 lo ha sido y es. O, al menos, hemos podido percibirlo como tal. Esto hará que focalicemos toda nuestra atención en la manera de escapar de la potencial amenaza, aunque queramos centrarla en otras cosas.
Y es que, como hemos dicho otras veces, la atención es un recurso limitado. Por ello, no es de extrañar que estos días hayamos tenido problemas para concentrarnos. Además, muchos de nosotros estamos durmiendo peor y teniendo pesadillas. El cansancio se suma a lo anterior para dificultar todavía más la concentración.
Cómo podemos mejorar nuestros niveles de concentración
Practicar actividades que nos relajen
Hay algunas actividades repetitivas y mecánicas que pueden ayudarnos a concentrarnos y relajarnos. Actividades como hacer puzzles, bordar, tejer, escribir, hacer sudokus, colorear, etc., pueden ayudar a focalizar la atención y nos centremos en algo, precisamente por ser rutinarias, repetitivas y sencillas. Son excelentes para trabajar la memoria y la concentración.
Mantener una rutina
Tanto para aliviar nuestros niveles de estrés y ansiedad, como para mejorar la concentración, es muy importante que tengamos cierta rutina en nuestro día. Mantener horarios estables, comer en horarios similares, irnos a dormir y despertarnos en las mismas horas es de gran ayuda. Pero, además, llevar una buena organización y planificación del día nos hará que nos quitemos cierto trabajo a nosotros mismos y tener más atención disponible para el trabajo.
Crear un ambiente cómodo para nosotros
Un ambiente que nos resulte cómodo, donde no tengamos otras distracciones ayudará mucho a prestar nuestra atención a lo que necesitamos. Para cada persona ese ambiente será diferente. A algunas les va bien el ruido blanco, otras necesitan escuchar sonidos como de oficina o silencio absoluto. Igualmente, prestar atención a la temperatura para no tener frío ni calor, y un buen control de la luz ambiental, son aspectos importantes.
Lanzarnos a las tareas pequeñas primero
Estamos en una situación completamente nueva para todos, excepcional, impredecible e imposible de comparar con nada. Por lo tanto, exigir de nosotros que nos mantengamos exactamente igual que en una situación normal es mucho pedir. Y exigírnoslo a nosotros mismos también. Es el momento de ser benevolentes con nosotros y ponérnoslo fácil. Por ello, busquemos cuáles son las tareas pendientes que nos resultan más sencillas y empecemos por ellas. Luego podremos seguir avanzando.
Imágenes | Unsplash
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