Seguramente una de las cosas que une a casi todos los humanos y que casi todos nosotros tenemos en común es que en algún momento de nuestras vidas - en muchos- hemos sentido o sufrido inseguridades para con nosotros mismos, nuestro físico, nuestro cuerpo o nuestra forma de ser.
Lo que quizás no tenemos tan claro es que, aunque los problemas de autoestima e inseguridad son algo que solo podemos trabajar nosotras mismas de manera individual, las personas de las que nos rodeamos también tienen una gran influencia en cómo nos percibimos.
De qué depende la percepción que tengo de mí misma
Nuestro autoconcepto es, tal y como indica la palabra, el concepto que tenemos de nosotras y nosotros mismos. Cómo nos vemos, qué opinamos de nosotros, y las creencias que tenemos acerca de nuestro yo. El autoconcepto que tengamos tendrá una gran influencia y relevancia en nuestra autoestima.
No solo eso, sino que estos esquemas sobre nosotras mismas influirán en cómo percibimos la realidad, cómo la evaluamos, y cómo la recordamos. La realidad, a nosotros mismos y a los demás.
Lo curioso del autoconcepto es cómo se genera o se crea. Además de lo que nosotros pensamos de nosotras mismas, el autoconcepto se forma en base a los diferentes roles que adoptamos a lo largo de nuestra vida, las comparaciones que hacemos con los demás, los éxitos y fracasos que vivimos en la vida y, también, en base a las opiniones que los demás tienen sobre nosotros y lo que nosotros creemos que los demás piensan de nuestra persona.
Es decir, el hecho de que otras personas piensen bien o mal de nosotros, influye en cómo nos vemos a nosotros mismos. Pero, además, el cómo imaginamos que los demás nos ven también influye en nuestro autoncepto.
Teniendo en cuenta que nuestro autoncepto y los esquemas del yo que creamos forman parte de nuestra autoestima. Por tanto, podemos hacernos una idea de la importancia que puede llegar a alcanzar el con quien nos relacionamos, quienes son las personas que nos rodean y qué opiniones apreciamos realmente.
Rodearnos de quienes nos quieran para querernos mejor
Una de las ventajas, por tanto, de rodearnos con personas que nos quieren de forma saludable es que, de cierta manera, nos enseñan a vernos con sus ojos. Nos permiten vernos a nosotras mismas desde su perspectiva.
No solo eso, sino que nos permiten reconocer cómo deberíamos tratarnos a nosotras mismas. Las personas que te quieren bien, de una forma saludable, no te juzgan, no intentan cambiarte, no te critican y, a través de sus actos, podemos descubrir cómo tratarnos a nosotras mismas de esa misma manera saludable.
Por ello, elegir a las personas que dejamos entrar y estar en nuestra vida es también una forma de cuidarnos y de tratarnos bien. Por ello, podemos utilizar el "método de Marie Kondo" también en nuestra vida sentimental y en nuestras amistades.
Dejar ir lo que no es para nosotras, lo que ya no nos aporta felicidad y abrir espacio para quienes realmente nos aportan cosas positivas, nos acompañan en nuestro propio destino, ayudan a mantener y aumentar la felicidad que nos hemos creado para nosotras mismas y, además, nos permiten vernos con la misma bondad y consideración con la que ellos y ellas nos miran.
Imágenes | Gtres
Ver todos los comentarios en https://www.trendencias.com
VER 1 Comentario