Si nos paramos a pensar cuántas veces nos han dicho, especialmente mientras éramos pequeñas, que no seamos egoístas, que tenemos que pensar en los demás y que, básicamente, el egoísmo es un rasgo negativo, seguramente no nos den los dedos de las manos.
Y, sin embargo, hay ocasiones en nuestra vida que lo mejor que podemos ser es egoístas. Principalmente por nuestra salud mental, pero también de cara a los demás. Es importante entender los tipos de egoísmo que hay y cuando lo más saludable y generoso que podemos hacer es pensar primero en nosotras.
No todos los egoísmos son malos
Cuando pensamos en gente egoísta, habitualmente, imaginamos personas que no solo se ponen a sí mismas por delante de los demás, sino que utilizan a los otros para conseguir sus metas y pasan por encima de ellos sin tener nunca en cuenta sus emociones.
Por supuesto, la mayoría de nosotras no queremos ser así. Pero tener cierto egoísmo ocasionalmente y ponernos a nosotras en primer lugar, no significa necesariamente que nos volvamos insensibles a las necesidades de los demás o las pisoteemos.
En ocasiones, nuestro comportamiento egoísta implica, simplemente, que nos dedicamos tiempo a nosotras mismas y a nuestro cuidado. Sin que esto afecte de ninguna manera a otra persona. Es más, algunas personas considerarán que al darnos ese tiempo a nosotras se lo estamos quitando a otros, pero si no cuidamos de nuestra persona, ¿cómo podemos estar bien para los demás y ayudarles?
Pero, incluso más allá, hay actividades egoístas que benefician a otras personas. Si yo hago algo porque quiero y me hace feliz, pero que encima supone participar u ofrecer a otros algo que también les apetezca: ir juntos a ver una película que os apetezca, intercambiar libros que queríais leer y el otro tiene, apuntaros a un curso juntos en el que necesitéis ir en pareja, etc., no solo estarás pensando en ti y lo que necesitas y quieres, sino que estarás ayudando a otra persona a obtener lo que quiere.
Cuando ser egoísta es lo más saludable
En ocasiones necesitamos cuidar de nuestra salud primero
Hay veces en que estamos tan centradas en cuidar de todo el mundo y en hacer cosas por los demás, por lo que los demás puedan pensar o esperar de nosotras, que dejamos de prestar atención a nuestro bienestar y ponemos en riesgo nuestra salud tanto física como emocional y psicológica.
En estos casos, parar y ser un poco egoístas, en el sentido de poner nuestra salud y bienestar por delante de los demás. Dedicarnos el tiempo y el esfuerzo de pensar en cómo estamos nosotras y de cuidar de nosotras - tomando para ello las decisiones y actos que sean necesarios - no solo nos ayudará a nosotras.
Y es que no podemos estar bien para los demás, si no nos encontramos bien nosotras mismas. Para ayudar y estar para lo demás primero necesitamos ser un poco egoístas y ayudarnos y estar para nosotras mismas.
Las relaciones saludables empiezan por el amor propio
Algo similar a la salud ocurre con las relaciones personales. No podemos mantener una relación saludable con los demás si no mantenemos una relación sana con nosotras mismas.
Si no somos lo suficientemente egoístas como para pensar en lo que queremos en la vida, en el tipo de relaciones y trato que nos merecemos, sino nos queremos a nosotras mismas primero, no pediremos lo que necesitamos en las relaciones.
Esto se traduce en que podemos acabar permitiendo que no nos traten como merecemos o que no exijamos respeto y nos conformemos con menos de lo que queremos. Si somos un poco egoístas y miramos por nosotras mismas, seremos capaces de poner límites, de no dejarnos manipular.
Pero no solo eso, sino que podemos caer en una situación de inseguridad y de indefensión en la que acabamos siendo dependientes de los demás o busquemos mantener relaciones para llenar vacios personales.
Harás menos cosas que en realidad no quieres hacer
Parte de ser egoísta pasa por hacer cosas que nos gustan a nosotros. Cosas que realmente nos apetecen y nos hacen felices y menos cosas que creemos que tendríamos que hacer - porque pensamos que los demás lo esperan de nosotros o porque lo esperan realmente -.
Pensar en lo que queremos cada una, y en por qué lo queremos, forma parte también de cuidarnos a nosotras mismas. Y tratarnos bien, cuidarnos y pensar en lo que queremos en la vida es labor de cada una. Nadie va a velar por nosotras como una misma y es muy bonito atendernos y mimarnos.
Además, pensar en lo que nosotras queremos, buscar hacer más lo que realmente nos apetece y hacernos felices a nosotras mismas nos permitirá ser más generosas con los demás en otros aspectos y áreas. Cuanto más felices seamos en nuestras vidas más tendremos para dar a los demás.
Te permitirá hacerte responsable de tus problemas, tus decisiones y tus actos
Una de las cosas que puede ocurrir cuando todo lo que hacemos es por los demás y no pensamos en nosotras mismas, es que acabe apareciendo cierta frustración y podamos acabar culpando a los demás de las cosas malas que nos ocurren. Es decir, si yo he dedicado toda mi vida a hacer cosas por ti, lo que tú querías y cómo tú querías, si ahora no soy feliz es por tu culpa.
Ser un poco egoístas, pensar en nosotras mismas y cuidarnos hará, también, que podamos responsabilizarnos de las cosas que ocurren en nuestras vidas. Cuando todas nuestras decisiones vitales las has tomado pensando primero en ti misma y en lo que tú querías realmente, los méritos son tuyos y también lo son las responsabilidades. Y esta es la mejor manera de poder tomar acción cuando algo no ha salido como esperábamos.
Si nosotras hemos tomado la decisión pensando en nosotras, si somos las responsables, está en nuestra mano cambiar lo que haya que cambiar.
La inercia no es buena compañera y pensar en una misma ayuda a alejarnos de ella
En ocasiones, cuando no pensamos en nosotras mismas y no nos ponemos por delante, acabamos moviéndonos por inercia. Nos dejamos llevar por cómo vienen las cosas o por lo que los demás hacen y reaccionamos a estas cosas, pero no lo hacemos desde un lugar de consciencia y control.
Es decir, nos movemos porque el resto del mundo se mueve, pero no controlamos dicho movimiento. Esta situación puede hacer que perdamos la sensación de control y sintamos que no tenemos un propósito en la vida. Pararnos a pensar en nosotras, en cómo nos sentimos, en lo que queremos, en lo que buscamos en la vida, en lo que nos hace felices a nosotras y actuamos en consecuencia, recuperamos el control de nuestras vidas y empezamos a movernos con un propósito.
Aprenderás y apreciarás tu valor como persona
La autoestima es una de estas características personales que más nos afectan cuando es baja. Esta puede hacer que no nos queramos y que no nos valoremos en nuestra justa medida ni seamos conscientes de lo valiosas que somos.
Si estamos en esa situación, es un buen momento para parar y ser un poco egoístas. Es la hora de buscar hacernos felices a nosotras mismas y sentirnos bien. Si empezamos a hacer lo que queremos y las cosas que nos apetecen, nos comenzaremos a sentir más realizadas e iremos cumpliendo logros. Esto influye directamente en la imagen que tenemos de nosotras mismas.
Seamos egoístas y pensemos en las cosas buenas que tenemos, las cosas que hacemos bien, cuáles son nuestro méritos y nuestros logros. Analicemos todo lo que nos merecemos como personas y por qué y pidamoslo. Así empezaremos a apreciar lo mucho que valemos.
Imágenes | Sexo en Nueva York, The Good Wife