Renovar el armario entero, comprarse un deportivo, tener un lío con alguien mucho más joven… Todos hemos oído mil y una historias sobre esas personas que sufren una crisis de la mediana edad y cometen una locura. Pero ahora resulta que la ciencia cuestiona que la tal crisis exista de verdad.
Hasta los veinte parece que la vida se abre ante ti, intensa y llena de expectativas. A los treinta todo comienza a encaminarse. Y a partir de los cuarenta parece que has alcanzado la meta y tu vida se estabiliza. Entonces, llega la rutina, que te estresa y te aburre simultáneamente, y te preguntas si esto es todo y qué ha pasado con tus sueños locos de juventud. Y con tu melena. O con tu cintura.
Así que un buen día algo se rebela en tu interior y te lanzas de cabeza a sufrir una crisis de la mediana edad. Con todas las de la ley. Porque tú lo vales. El argumento parece sacado de una novela o de una película de sobremesa de Antena 3, pero según los expertos esa crisis no existe. ¿Será quizá una excusa que nos hemos buscado para cometer las locuras que en circunstancias normales no nos atrevemos a cometer?
El origen del mito.
Fue el psicólogo Elliot Jaques quién en la década de los años 60 del siglo pasado se inventó el concepto de “crisis de mediana edad”, basándose en los estudios de sus propios pacientes, algunos de los cuales luchaban con la depresión y la ansiedad que les provocaba hacerse mayores.
El término triunfó por el simple hecho de que todo el mundo se sintió más o menos identificado con ese sentimiento, con ese miedo a envejecer y a la cercanía de la muerte.
Durante décadas el concepto de “crisis de la mediana edad” ha ido ganando más y más importancia, con especial protagonismo en películas y novelas y siendo los hombres los principales afectados por el mito (¿será por eso de que tardan más en madurar?). Pero en los últimos años, las mujeres también hemos sido invitadas a sufrirla, en parte por la importancia que se pone hoy en día a la apariencia física y el hecho de que la llamada crisis de la mediana edad coincida en el tiempo con la menopausia, un momento de grandes cambios físicos y emocionales.
Además: la ciencia dice que no existe.
Según los expertos es normal tener crisis a lo largo de nuestra vida, pero no existe nada que relacione estas crisis con una determinada edad. Según la investigadora Alexandra Freund, de la Universidad de Zurich no existe un momento determinado en la vida que te predisponga para la crisis y no se han encontrado picos de comportamiento negativos ni estados decepcionantes relacionados con nuestra carrera profesional asociados a una edad determinada, sino que, desgraciadamente, es algo que nos puede pasar en cualquier momento y no con cuarenta y muchos o cincuenta y pico. En definitiva, que la crisis de la mediana edad no existe como tal.
Diversos estudios llevados por investigadores de distintos países tampoco apoyan la idea de que pasada la mitad de nuestra vida caigamos en una crisis ni que sea un periodo especialmente estresante. Por ejemplo, en 1996 Daniel Shek publicó un estudio realizado entre más de mil quinientos chinos con las conclusiones de que no se habían encontrado signos de que la crisis existiera.
Otro estudio realizado en el año 2004 por Brim demostró que más de tres mil sujetos de su muestra (entre los cuarenta y los sesenta años) se sentían en control de su vida y manifestaron sentimientos de bienestar, dado que estaban en un gran momento de sus vidas y con una excelente relación de parejas, sin haber distinciones entre hombres y mujeres.
Algunas culturas ni siquiera contemplan que esta etapa de nuestra vida sea una etapa de crisis, tal y como cuenta Richard Shweder en su libro “Wellcome to Middle Age! And Other Cultural Fictions".
Brent W. Roberts, un investigador de la Universidad de Illinois, y su equipo llevaron a cabo una revisión de noventa y dos estudios de desarrollo de la personalidad y llegaron a la conclusión de que los cambios de personalidad son más fuertes entre los veinte y los cuarenta años, y más estables tras esa edad, unas conclusiones que demuestran que la supuesta crisis de la madurez es más mito que realidad.
Conclusiones parecidas a las que llegó Peter Borkenau de la Universidad Martin Luther King en Alemania, quien descubrió que a partir de los sesenta años y una vez que hemos cumplido con nuestros objetivos y obligaciones estamos más abiertos a disfrutar y abrirnos a nuevas experiencias.
Aunque no te lo creas, es uno de los mejores momentos de tu vida.
Según A. Freund solemos asociar la mediana edad con un momento de auto-realización fatal: con el momento en el que nos damos cuenta de que hemos abandonado nuestros ideales de juventud, nuestros objetivos y ambiciones personales a favor de una vida más cómoda. Vamos, que nos hemos vendido a la comodidad y los bienes materiales. Llega el momento de aceptar que nunca serás bailarina, astronauta o detective privado ni vivirás resolviendo crímenes a lo largo del mundo con tu pareja… ¿o eso era una serie de televisión?
Pero según esta investigadora no existen razones para pensar que nos hemos vendido a esa vida más estable y a cierta placidez personal, sino que durante el proceso de formar nuestra personalidad los jóvenes luchan para determinar sus objetivos personales y valores, algo que tras esa juventud permanece relativamente estable durante el resto de nuestras vidas.Y esos sueños y objetivos personales siguen estando ahí cuando pasan los años, sólo que van evolucionando con nosotros y puede que incluso sean mejores a medida que pasan los años. Hoy en día es normal ver a gente que consigue triunfar bien pasados los cuarenta y llegan a las cimas de sus carreras profesionales o se reconvierten en la mitad de su vida. Además, los cincuenta de ahora no son los cincuenta de hace años: nuestra salud es infinitamente mejor y nuestro aspecto en general nos hace parece mucho más jóvenes.
Disfrutar de la mediana edad al máximo.
En realidad es un momento en el que nos convertimos en líderes en nuestras comunidades. O como dicen los investigadores Bernice Neugarten y Nancy Datan en "The Middle Years (The Foundations of Psychiatry)" pasamos de ser conducidos a conducir, tenemos un papel protagonista en nuestra comunidad y nos convertimos en mentores, en los experimentados en nuestros lugares de trabajo y en los directores de las dinámicas laborales, familiares y personales.
Es en este momento puntual de nuestra vida cuando más control tenemos sobre lo que hacemos y cómo vivimos, en contraste con nuestra juventud, donde andamos más perdidos, buscando nuestra vocación, un trabajo, seguridad, una pareja o formar una familia.
Pero la estabilidad viene asociada a la palabra “rutina” y la rutina está asociada al aburrimiento, una de las principales razones por las que existe el mito de la crisis de la mediana edad. Algo que según Alexandra Freund es un mito en sí mismo, pues en este momento de nuestra vida sabemos mejor que nunca que es lo mejor para nosotros y que no y somos expertos en Nosotros Mismos y vivimos la vida al máximo. Hemos evolucionado en nuestro trabajo, nuestros hijos han crecido y tenemos más independencia, estabilidad económica y hoy en día, salud.
Quizá el mayor problema según los expertos es que la gente de mediana edad no tiene tiempo para hacer todo lo que quiere hacer. Hay demasiadas cosas estupendas a las que apuntarse, muchas oportunidades y desde luego, la peor decisión que podemos tomar es creernos una crisis ficticia, algo que sólo existe en las obras de ficción y desaprovechar todo lo que la vida nos ofrece en uno de sus mejores momentos.
Fotos: Unsplash.com
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