Nuestro trabajo es el sitio donde muchos de nosotros pasamos la mayor parte de nuestro día y nuestro tiempo. Si dormimos unas ocho horas de media al día durante la semana, tenemos unas 112 horas despiertos a la semana.
De estas, muchos pasamos 40 horas semanales en el trabajo, más el tiempo que dediquemos a ir y volver y a pensar en el trabajo, podemos hacernos una importancia que puede tener en nuestra vida la calidad del tiempo que pasamos en el trabajo.
Cada vez es más habitual escuchar hablar del burnout o síndrome del trabajador quemado que se da debido a un estrés laboral prolongado no resuelto y que nos produce cansancio extremo, pensamientos negativos y bajo rendimiento. No es de extrañar que, a veces, la única solución posible parezca la de dimitir en el trabajo.
Cuando se trata de dejar el trabajo es más fácil decirlo que hacerlo
El problema es que una cosa es plantearse dejar el trabajo y otra cosa poder hacerlo. Para muchos el sueldo solo permite vivir al día sin dejar mucho margen de ahorro y, por tanto, sin poder hacernos un colchón para casos como este en el que nos planteamos dejar el trabajo y estar sin una fuente de ingresos durante un tiempo indefinido.
En definitiva, es más fácil decirlo que hacerlo. Por ello, antes de lanzarnos a dejar nuestro trabajo porque estamos quemadísimas, hay una serie de cosas que tenemos que tener en cuenta y que plantearnos.
Cosas que tener en cuenta antes de dejar nuestro trabajo por estar quemadas
Prevenir antes de empezar a curar
A veces necesitamos parar y no nos lo permitimos. Principalmente porque las enfermedades mentales siguen sin parecer motivo suficiente para pedirse una baja - "van a pensar que me lo estoy inventando"; "igual piensan que lo que no quiero es trabajar" - así que aguantamos y aguantamos.
La realidad es que las enfermedades mentales, como la ansiedad o el estrés que el burnout puede provocar, pueden ser incapacitantes y a veces requieren que paremos. Ya sea que necesitemos una baja o cogernos unas vacaciones lo suficientemente largas, parar a tiempo puede evitarnos consecuencias más graves como que la única solución sea dejar el trabajo.
Buscar ayuda profesional
El trabajo es vida profesional, pero también vida personal y privada. En ocasiones nos encontramos con que nuestro trabajo nos está quemando porque no estamos teniendo las herramientas adecuadas para manejarlo. Tal vez no seamos capaces de desconectar cuando salimos del trabajo o no seamos capaces de decir que no a tareas que no nos corresponden. Quizás la comunicación con nuestros compañeros o jefes no es la más adecuada y nos está afectando.
Buscar ayuda profesional, de un psicólogo que nos dé las herramientas para lidiar con las situaciones de trabajo que nos están generando el malestar y para manejar nuestros niveles de ansiedad. Una vez más, prevenir puede ayudarnos.
Haz cálculos económicos antes de tomar la decisión
A veces, incluso previniendo, no podemos más. En el momento en el que la desesperación nos puede es posible que lo único que queramos hacer es dejar el trabajo y no mirar atrás, sin pensar en las posibles consecuencias. Pero tenemos que hacerlo: antes de tomar la decisión definitiva debemos hacer cuentas y hacerlas bien.
¿Cuánto dinero ahorrado tenemos? ¿Cuánto tiempo podríamos sobrevivir cómodamente con ese dinero? ¿Vamos a buscar trabajo en otro área? ¿Tenemos otros ingresos o podemos pedir ayuda a alguien? De poco nos servirá dejar el trabajo para vivir más tranquilas y acabar agobiándonos porque no nos da el dinero para vivir. Si necesitamos pedir ayuda y podemos permitírnoslo, hacerlo es una opción, pero mejor tenerlo atado antes.
Ten un plan de lo que vas a hacer durante este tiempo y en qué plazos
Has dejado tu trabajo y esto es algo que no mucha gente hace. Por ello es posible que la gente que te quiere - y la que no - tenga muchas opiniones al respecto y te las den. Lo que deberías hacer a partir de ahora y cómo. Lo ideal es que antes de dejar el trabajo, o justo inmediatamente, hagamos un plan si no a largo plazo al menos a corto plazo.
Quizás simplemente necesitas descansar, desconectar de todo y empezar en terapia. Tal vez necesites viajar o buscarte un hobby que te relaje. Puede que tu plan sea, pasado un tiempo, formarte en otra cosa o buscar un trabajo menos estresante. Sea lo que sea, no te dejes llevar por la desesperación e inactividad de no hacer nada, busca lo que crees que te va a ayudar más a volver a sentirte saludable y sigue tu plan.
Acepta y perdóna tus sentimientos y emociones y date tiempo
Algo que puede ocurrir es que una vez que dejemos el trabajo queramos sentirnos bien inmediatamente: "ya no tengo la fuente de estrés así que tengo que tengo que estar bien en seguida". La realidad es que a veces la recuperación lleva tiempo y más del que podíamos haber imaginado o esperado en un primer momento.
En esos casos es posible que empecemos a experimentar cierta culpa por no estar haciendo nada o por no mejorar. Es el momento de aceptar que podemos encontrarnos mal, no tener ganas de hacer nada durante un tiempo, que un día parecerá que mejoramos y al día siguiente volveremos a estar mal o que nos dará miedo volver a trabajar en algún momento.
La generosidad, comprensión y aceptación para con nosotras mismas y nuestras emociones es un punto clave. Date tiempo y permítete tus sentimientos sin juzgarte demasiado fuertemente y celebra los pequeños progresos.
Imágenes | Up in the Air, The Intern, Morning Glory
Ver todos los comentarios en https://www.trendencias.com
VER 0 Comentario