Kate Moss para Longchamp: el efecto cool y sus problemas con las mandarinas

Rubia, divina y setentera. Así aparece la top en la nueva campaña para Longchamp. Kate Moss es imagen de la marca de bolsos desde hace cinco años, diez temporadas. Pero desde hace tres, la relación se formalizó y diseña para la firma de piel una colección rubricada por ella. Cada temporada que Longchamp repite su relación comercial con Moss, es como si la firma rejuveneciera. Cada vez más cool, cada vez más deseada por las estilistas (que a su vez nos trasladan ese deseo).

Esta magia fashion es “el efecto Kate Moss”. Si bien es cierto que en los últimos tiempos, la supermodelo no se ha metido en líos (incluso ha aconsejado a su amigo Galliano que entre en una clínica de desintoxicación), su aura de chica mala, de roquera, de “paso de todo” porque todo me queda bien ha dado paso a contratos millonarios. Contratos desorbitados que a mi modo de ver salen muy, muy rentables. Sobre todo cuando las marcas quieren entrar en el universo más estiloso de las voguettes. Kate es, en sí misma, un barniz. Si tienes una firma y quieres que se la reconozca en el mundo cool, aunque sea de batas de guatiné, ficha a Kate.

En esta sesión para el verano 2011 el fotógrafo Alasdair Mc Lellan ha retratado una versión muy setentera de la modelo en el desierto de Marruecos. Y, gracias a su objetivo, el deseo por la marca fluye en la red y en las revistas de moda. ¿Por qué? Porque deseamos esa imagen llena de nostalgia, de luz del verano, de ambiente retro… Deseamos los looks completos, el pelo, el maquillaje.. todo. Los bolsos, en realidad, son casi lo de menos.

Este año la colección de Kate Moss lleva por título Faraway y está compuesta por tres líneas: Faraway Chic, Faraway on the Road y Faraway Exotic. Según se puede leer en la nota de prensa, la modelo cuenta que para crearla se ha inspirado en la casa de Perú del fotógrafo Mario Testino... No podía decir “inspirada en Perú”, sin más. Nos tenía que contar toda la historia de lujo y vida chic que hay detrás. Y en una sóla frase. Como si todos hubiéramos pasado el último verano en la casa de Testino en el país andino.

Pero te perdonamos Kate. Te perdonamos porque eres divina. Y porque tu pasado tortuoso nos hace pensar que aunque seas casi una diosa, has tenido que sufrir mucho. Las divas sois así. Lo tenéis todo y os torturáis por ello. Si no, ¿por qué Pete? ¿Por qué tantos malos rollos? ¿Por qué tus escarceos con el alcohol y las drogas?

Y por si estas bucólicas imágenes fueran poco, la marca añade a la “oferta de ensoñación” un vídeo con música de Nancy Sinatra. El aura y los efectos seventies en las imágenes nos hacen revivir los tiempos de Jane Birkin, de Francoise Hardy... ¿No os parece que Kate es la revisión perfecta de estos dos iconos?

Lamentablemente, en el vídeo hay unas imágenes que no sé si podremos superar. Vemos algunas tomas con una pandereta a lo Woodstock (recordemos que es modelo, no actriz), con cierta impostura y algo forzadas, pero no es lo peor: En una escena de este fashion film para Longchamp, la mismísima Kate Moss se toma una mandarina… ¿Hay algo con menos glamour que pelar una mandarina? Casi puedo olerla… Pero ella, top entre las tops, icono del cool, se lo puede permitir, ¿o no?  O a lo mejor no. Quizá hemos encontrado su “talón de Aquiles”. Tal vez, esto no tenga perdón Kate, en el fabuloso mundo del estilo.

Web Oficial| Longchamp

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