La crisis del coronavirus, además de convertir el papel higiénico en el bien más preciado de los supermercados, está sacando el lado más solidario de la gente. Lo hemos visto con diferentes iniciativas que han ido surgiendo desde que el gobierno decretara el confinamiento de los ciudadanos en sus casas para detener la propagación del Covid-19. Canales de televisión de pago que abren sus suscripciones a todo el mundo, músicos que se unen en festivales de música vía streaming y, sobre todo, gente que se ofrece a ayudar a los desconocidos que lo necesiten. Ya sean profesionales que ofrecen sus servicios de forma gratuita o personas de a pie dispuestas a echar una mano con lo que sea que esté a su alcance.
En un momento en el que tenemos que permanecer en nuestras casas salvo para lo estrictamente necesario, mensajes de gente que se presta a ayudar a personas mayores o contagiadas que no puedan salir a hacer recados, como hacer la compra, ir a la farmacia o pasear al perro, afloran en las escaleras de vecinos y en redes como Twitter.
Alba Prieto, por ejemplo, es psicóloga y ha publicado un tweet con el que quiere llegar a personas que, debido al encierro, se vean desbordadas por la soledad y las emociones: "Si hay alguien que necesite ayuda psicológica o simplemente hablar, me ofrezco a ello de forma totalmente desinteresada".
En la misma línea, Álex, que durante muchos años fue profesor particular de apoyo a estudiantes de primaria y secundaria, ha ofrecido su ayuda a aquellas familias con hijos en casa, "por si alguien necesita ayuda con cualquier asignatura durante estos días". También Alba Uricochea, médico con experiencia clínica, ofrece su valoración para evitar aglomeraciones en urgencias: "si se sienten enfermos o tienen dudas sobre el Covid-19 me pueden escribir antes de salir de casa".
Y es que son muchos, y con diferentes propósitos, los anuncios provenientes de personas de toda la geografía española que quieren poner su granito de arena para hacer más llevaderos estos momentos tan duros.
La Comunidad de Madrid, para coordinar y organizar el voluntariado, ha habilitado un registro donde quien desee prestarse para tareas de ayuda puede inscribirse desde ya mismo. Estos voluntarios podrán atender algunas necesidades específicas de los Servicios Sociales de su zona como acompañamiento a familias y personas vulnerables o personas sin hogar, así como a mayores y personas con discapacidad de los centros de día y de mayores cerrados.
Aunque no solo desde las instituciones llegan los esfuerzos, una iniciativa privada ha trasladado este registro a Instagram de una forma más sencilla y directa. Se trata de la cuenta Covid_voluntarios, que actúa como panel de anuncios de personas que pueden llevar productos de primera necesidad a ancianos, realizar desplazamientos en coche o arrimar el hombro en lo que se necesite. Pero que también funciona de altavoz de aquellos que la necesitan.
Detrás se encuentran Irene Pareja y Paula Mozo, dos compañeras de piso que, cuando vieron la cantidad de gente en redes que, por un lado, estaban dispuestas a ayudar y que, por otro, necesitaba esa ayuda, se pusieron a pensar para dar con una idea que les facilitara ponerse en contacto.
Indicando la edad, la zona en la que pueden cooperar y acompañado en muchas ocasiones de fotos de los propios voluntarios, estas dos jóvenes van publicando diariamente nuevos posts siguiendo un código de colores: en blanco los de aquellos que ofrecen ayuda y en negro los mensajes de quienes la necesitan.
"Queríamos hacer una web para que la gente pudiera subir directamente su perfil pero necesitábamos algo más rápido e inmediato", nos cuenta Pareja por videoconferencia. Es por ello que optaron por una plataforma como Instagram. Cualquier persona que conozca a alguien que necesite asistencia o que esté interesada en darla solo tienes que facilitarles sus datos a través de un mensaje privado. Una vez publicados los anuncios, los usuarios pueden ponerse en contacto directamente entre ellos.
La respuesta de la comunidad nos cuentan que ha sido "abrumadora". El goteo de solicitudes y notificaciones es constante y se encuentran "desbordadas" sobre todo, teniendo en cuenta que combinan este proyecto con el teletrabajo. "Ayer tenia a seis amigas trabajando y voy a tener que pedir mas ayuda".
Mucha gente se pone en contacto con ellas para preguntar cómo pueden colaborar a pesar de las restricciones de movilidad. Es, de hecho, por estas restricciones que se hace tan importante conectar a la gente en zonas muy concretas. "Ir a la farmacia y al supermercado está permitido. Es tan fácil como aprovechar que vas a hacer compra para ti para hacerla también para otra persona".
Además, Irene y Paula están en contacto con varias asociaciones y ONG, ayuntamientos, protección civil y con el SAMER por si, en un momento dado, necesitaran voluntarios para una campaña especifica poder facilitarles una base de datos de voluntarios disponibles en el lugar.
"La gente que no contacta está dispuesta a que guardemos sus datos para compartirlos con asociaciones si fuera necesario. La respuesta está siendo muy bonita". Y es que iniciativas como esta nos muestran, sin duda, la cara más esperanzadora de la crisis sanitaria y cómo la solidaridad es más fuerte que el miedo.
Fotos |El Sr. Henri comparte piso.
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