Desde el pasado domingo, el mundo sigue muy de cerca las noticias relacionadas con el Titan, el sumergible cuyo rastro se perdió poco después de iniciar un descenso a casi 4.000 metros de profundidad en aguas del Atlántico norte, donde se encuentran los restos hundidos del Titanic. Una experiencia de turismo extremo para la que hay que viajar en el primer (mini) submarino hecho de filamentos de fibra de carbono reforzado con titanio (material usado normalmente para la fabricación de aeronaves y coches de alta competición) y que está considerada de alto riesgo y de carácter experimental por los expertos. Sin embargo, este no era el primer viaje del navío y un antiguo pasajero ha contado su experiencia a bordo.
La trágica historia del Titanic ha obsesionado a generaciones de personas desde que el lujoso trasatlántico se naufragara en 1912, dejando 1.500 muertos y un posterior clásico del cine. Sus restos tardaron 73 años en ser localizados y, desde entonces, podría decirse que no ha dejado de recibir visitas. Sobre todo si tenemos en cuenta el dato de que el 95% de los océanos es territorio inexplorado.
La última ha sido la de los cinco pasajeros del Titan, cuyo paradero permanece desconocido en el momento de redacción de estas líneas y que, de seguir con vida, se estima que disponen de reservas de oxigeno hasta primera hora del jueves. No obstante, esta no era su primera excursión turística a los restos del Titanic y un youtuber que la vivió antes ha contado lo terrorífico de la experiencia. Y eso que, en su caso, todo salió bien.
Se llama Alan Estrada y es un influencer y actor mexicano conocido por su canal de viajes Alan por el mundo. Como parte de su trabajo de creación de contenido, se sumergió el año pasado en el Titan y, un mes atrás, participó en el podcast de De todo un mundo, del también mexicano Yordi Rosado. Allí tocó el tema de su viaje en el navío y confesó no haber sido del todo consciente de lo peligroso de la travesía hasta haber firmado el descargo de responsabilidad de la empresa, que describió "del tamaño de la Biblia" y que contemplaba las posibilidades de resultar gravemente herido y de fallecer.
Sin embargo, Alan decidió seguir adelante porque, a esas alturas, retirarse le salía "muy caro", según sus propias palabras. Además, conseguir llegar hasta los restos del Titanic le llevó dos intentos. Por problemas técnicos, la primera vez, él y los otros tres pasajeros, junto a Stockton Rush (el piloto y presidente de la empresa OceanGate, ahora desaparecido), tuvieron que abortar la misión.
El mexicano ha descrito el inicio del trayecto en esta nave, de 2,8 metros de ancho por 2,5 de alto y 6,7 de profundidad, como si fuera "el lanzamiento de un cohete". Y, aunque el viaje en sí no le pareció nada especial, si le pareció impresionante estar cara a cara con los restos del barco: “Tener frente a ti una imagen que has visto tantas veces en documentales y películas es muy impactante”, explicó.
Además, Estrada tuvo la oportunidad de conducir el dispositivo. Contó que se hace con un control de videojuegos inalámbrico " muy sencillo de manejar". Además, también explicó que "lo complejo son los sistemas de comunicación y navegación para poder llegar en esa oscuridad a los restos del Titanic”.
Foto de portada | @yordirosadoo
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