Una joven de 26 años y un anciano de 98. La historia que ha enganchado a todo el mundo porque demuestra que la amistad no tiene edad

Esta es una historia con final feliz y moraleja bonita, de esas que calientan el corazón en este mundo de caos y malas noticias. Así que coge pañuelito y ponte cómoda, porque se viene. Nuestros protagonistas son Aoife, una joven de 19 años y un anciano de 89 años llamado Tom, que son mejores amigos a pesar de la diferencia de edad.

Todo comenzó cuando la joven se mudó a un pueblo de Escocia para estudiar moda. Allí cubrió sus gastos trabajando en una librería, a la que Tom acudía a diario para buscar compañía tras la muerte de su esposa. Aoife notó su soledad y le dijo que fuera con sus amigos a jugar al bingo. Dicho y hecho. Tom se presentó a recogerles con el traje de los domingos y ese fue el inicio de esta bonita y curiosa amistad.

A partir de ese momento, Aoife y Tom se hicieron inseparables. Van juntos al cine, de compras, él le ayudó a sacarse el carnet de conducir e incluso le sirvió de modelo en sus trabajos de clase. Más adelante, la joven se mudó a Edimburgo con sus compañeros de clase y Tom les recogía todos los días en la estación de tren para poder llevarlos a la universidad.

Cenas, visitas, fiestas de cumpleaños, quedadas con amigos y hasta con los compañeros de trabajo. Aoife ha incluido a Tom en todos los planes de su vida e incluso fue el acompañante de su madre el día de su graduación.

Pero llegó el día en que Aoife se marchó a Nueva York y miles de kilómetros de distancia pusieron a prueba su amistad. La cosa empeoró con el Covid-19, ya que Tom se sentía encerrado y solo. Aoife le llamaba todos los días y hasta posteó sobre él en redes sociales para que la gente le felicitara en su 95 cumpleaños. El resultado fue abrumador: cartas, tartas, dibujos de niños y mensajes del mundo entero llamaron a su puerta en el pequeño pueblo escocés.

Tras la pandemia, Aoife regresó con su nueva pareja para que Tom pudiera conocerla. Ahora está a punto de cumplir 99 años y ella sigue visitándole en la residencia de ancianos siempre que puede.

Y así han volado nueve años de amistad entre dos personas muy diferentes que han dejado bien claro que la amistad no entiende de edades. No estoy llorando, tú estás llorando.

Fotos | @aoifebellamalone.

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