¿Y si la obsesión por subir la mejor foto a Instagram nos estuviera arruinando el verano?

¿Y si la obsesión por subir la mejor foto a Instagram nos estuviera arruinando el verano?
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La obsesión por las redes sociales es aún peor en verano. Nos ponemos una gran presión a nosotros mismos para estar constantemente actualizando Stories, Instagram, nuestro estado de Whatsapp o cualquiera que sea nuestra red social favorita con fotos de nuestras vacaciones. ¿Y todo para qué? Los últimos estudios al respecto sugieren que los millennials no se lo pasan tan bien en vacaciones como sugieren sus redes sociales.

Las fotos reflejan una verdad disfrazada

Según un estudio de Allianz Global Assistance, al menos un tercio de los millennials (de 18 a 34 años), han posteado fotos en sus redes sociales para que sus vacaciones parezcan mejores de lo que son, frente al 15% de la Generación X (35-54 años) y el 5% de los Baby Boomers (mayores de 55 años). Las razones para hacerlo: un intento de dar envidia a nuestros followers, o una oportunidad de competir frente a otros que hacen lo mismo, es decir, puro postureo.

Los likes en las fotos de nuestras vacaciones nos hacen sentir que "molan" de verdad, mucho más que cómo lo estemos pasando realmente. Y los millenials son una generación a los que los Me gusta les suben el ánimo, según una encuesta de Kaiku.

Durante las vacaciones, la presión por colgar la foto perfecta sube como la espuma. Vemos a las influencers de viaje en Bali, Mykonos, o Maldivas y nuestro viaje a la playa nos parece poco. La solución: insistir subiendo más y más fotos de lo guay que es todo, lo mucho que estamos disfrutando y la cantidad de cosas que estamos haciendo.

"Aquí, sufriendo" Y cuelgas una foto de tus pies junto a la piscina, buscando el mejor ángulo, aplicando el filtro correspondiente, repitiendo la fotos todas las veces que haga falta hasta que te guste, en lugar de relajarte, disfrutar del silencio, leer un libro o simplemente, tocarte la barriga.

En mis últimas vacaciones vi a dos chicas saltando media hora junto a la orilla del mar para sacar la foto perfecta en el aire. Bien por las calorías quemadas, mal por la poca diversión que sugiere sacarte una foto mil veces vista.

Tampoco me resultó especialmente idílica una preciosa puesta de sol en la que tenía que esquivar smartphones para ver cómo el cielo iba tomando diferentes tonalidades según el sol entraba en el mar.

Sean Pierce 342043 Unsplash

Cuando eres feliz, no sacas fotos perfectas

Si te lo estás pasando bien, se te olvida sacar fotos. O las sacas sin planificar, salen improvisadas, con el pelo despeinado, quizás en el ángulo que menos te favorezca. Pero no repites la foto mil veces hasta que sale apta para Instagram.

Y es que ese verano perfecto, ese que implica una ruta sin fin por los mejores festivales de música, esas fiestas en la playa tan mediterráneas con las que nos bombardean todos los anuncios de cerveza, ese amor de verano que recordarás siempre, puede que suceda o puede que no. Y puede que el verano no perfecto sea mucho más divertido y memorable.

Lo mejor es dejarse sorprender, estar abierto a las expectativas, y sobre todo, levantar la cabeza de la pantalla y mirar a ese morenazo que no te quita la vista de encima. Así igual sí que te suceden cosas interesantes. Quizás cuanto más feliz eres, menos perfectas son las fotos.

No hace falta renunciar a las redes sociales para ser feliz en verano, haciendo buen uso de las mismas, podemos ser más felices con lo que vemos en ellas, compartiendo lo que nos apetece, alegrándonos por lo que hacen nuestros amigos de verdad, descubriendo nuevos lugares para nuestras próximas vacaciones.

Foto | Rawpixel on Unsplash, Sean Pierce on Unsplash

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