Hoy es el Día Mundial del Alzheimer. Una enfermedad cruel, difícil de aceptar, cuya magnitud solo comprenden quienes la viven de cerca. Que las personas que nos quieren nos olviden. Que olviden quienes son. Que nuestros recuerdos comunes queden solo en nuestra memoria. En los últimos días, una carta se ha vuelto viral en las redes sociales. La carta de un enfermo de Alzheimer a la mujer de su vida. ¿Qué sabemos de ella, además de su infinita capacidad de emocionarnos?
Esta es la carta, cuyo texto transcribimos a continuación:
Querida Julia:
Te escribo ahora, mientras duermes, por su mañana no fuera yo el que amanece a tu lado.
En estos viajes de ida y vuelta cada vez paso más tiempo al otro lado y en uno de ellos, ¿quién sabe?, temo que no habrá regreso.
Por si mañana ya no soy capaz de entender esto que me ocurre. Por si mañana ya no puedo decirte cómo admiro y valoro tu entereza, este empeño tuyo por estar a mi lado, tratando de hacerme feliz. A pesar de todo, como siempre.
Por si mañana ya no fuera consciente de lo que haces. Cuando colocas papelitos en cada puerta para que no confunda la cocina con el baño; cuando consigues que acabemos riéndonos después de ponerme los zapatos sin calcetines; cuando te empeñas en mantener viva la conversación aunque yo me pierda en cada frase; cuando te acercas disimuladamente y me susurras al oído el nombre de uno de nuestros nietos; cuando respondes con ternura a estos arranques míos de ira que me asaltan, como si algo en mi interior se rebelase contra este destino que me atrapa.
Por esas y por tantas cosas. Por si mañana no recuerdo tu nombre, o el mío.
Por su mañana ya no pudiera darte las gracias.
Por si mañana, Julia, no fuera capaz de decirte, aunque sea una última vez, que te quiero.
Tuyo siempre,
T.A.M.R.
Es difícil incluso transcribirla sin que se salten las lágrimas. Es la carta que todo familiar de un enfermo de Alzheimer querría recibir. Eso debió de pasársele por la cabeza a su autor, Jesús Espada, cuando la escribió en 2014. Porque, a pesar de lo que se ha repetido en redes sociales, la carta no es auténtica. O, mejor dicho, no está basada en una historia real. Su autor no sufre Alzheimer ni escribió la carta para su mujer.
El periodista Jesús Espada la escribió para el III Concurso de Cartas de Amor de Cobisa (Toledo), que ganó con ella, obviamente. Pero nada de todo eso significa que la carta no sea auténtica. Es auténtico sentimiento, auténtica rebelión contra el destino, auténtico amor. Miles de usuarios de las redes sociales dan fe de ello.
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