Poca gente conocía a Silvia Charro hasta hace unas horas. Hoy, es trending topic en Twitter, protagoniza un sinfín de memes y su vídeo corre como la pólvora entre los grupos de WhatsApp. ¿Por qué? La razón de todo se encuentra en ese vídeo, cuyo tema –las razones por las que conviene invertir en una hipoteca de tipo fijo– no sonaba apasionante a priori, pero que va camino de convertirse en el vídeo viral por excelencia de este final de año. Silvia Charro, consultora de la agencia inmobiliaria Engel and Völkers, lo explica junto a Simón Pérez, director académico de la EIAF (Escuela Internacional de Administración y Finanzas). Y no parece que estén en las mejores condiciones para hacerlo:
De acuerdo, el vídeo tiene gracia. El extraño estado en el que ambos se ponen delante de las cámaras, especialmente en el caso de Silvia, que gesticula mucho más, hace que sus imágenes hayan circulado de forma viral. Los grupos de amigos hacen bromas, muchos usuarios de Twitter han creado memes que se están compartiendo hasta la saciedad y casi todos los medios de comunicación están escribiendo sobre ello. Pero... ¿hemos dedicado un segundo a pensar en el día después de Silvia?
En algún punto del limbo entre la realidad y las redes sociales parece que hemos olvidado que quienes protagonizan los memes son personas. Personas con sentimientos, con un trabajo y... sí, también con un error a las espaldas. Porque caben pocas dudas de que Silvia ha metido la pata, pero la repercusión que hemos dado a su error ha convertido una anécdota en noticia de portada. Y, por mucha gracia que puedan hacernos sus frases o sus expresiones faciales... es difícil no sentir empatía por cómo estará viviendo el día de hoy.
Porque lo cierto es que no sabemos nada de ella. Parece obvio que Silvia (y también su compañero, aunque él no ha salido tan mal parado) cometió el error garrafal de ponerse delante de las cámaras con unas copas de más, pero... ¿lo sabemos realmente? Las causas no las conocemos, pero podemos imaginarnos las consecuencias.
Y ser vapuleada en las redes sociales, ridiculizada ante millones de ojos y que se hable claramente de adicción a las drogas... no es gracioso. Si mañana descubrimos que su empresa ha prescindido de ella, tampoco será gracioso. Y, probablemente, el estado en que se encuentra Silvia ahora mismo, tampoco lo será.
Creo que todos, esta mañana, nos imaginamos a Silvia metida en la cama, con la sábana tapándole la cabeza y queriendo que en el suelo se abra un cráter que la engulla. Y, al menos a mí, me da pena. Porque me imagino en esa misma situación, si algún día tengo la mala suerte de meter la pata y que mi error acabe en las redes... y me muero un poco. Tal vez sea un exceso de empatía, y tal vez dentro de dos semanas la veamos en un programa de máxima audiencia rentabilizando su momento de no-gloria, pero, de momento, la vergüenza ajena le gana la partida a la ridiculización.
Nos pasamos horas hablando de bullying. Retuiteamos campañas contra el acoso en las redes sociales. Nos echamos las manos a la cabeza (con razón) cuando escuchamos que alguien no pudo resistir las burlas o los insultos. Pero convertimos en meme a una persona que solo cometió un error, nos reímos de ella y la echamos a los leones. Sin importarnos que Silvia Charro quedará marcada de por vida por lo que ha ocurrido hoy.
Porque, para nosotros, la semana que viene ya habrá un nuevo meme del que reírnos, pero, para ella, esta anécdota será siempre lo primero que aparezca cuando alguien la reconozca o, simplemente, busque su nombre en Google. Y, si no querríamos estar hoy en su piel, quizá deberíamos plantearnos qué podríamos hacer para que esa piel duela un poco menos.
Actualización: Silvia acaba de responder a las críticas de sus haters en un vídeo en el mismo medio que publicó el original.
En Trendencias | Lizzie Velasquez es una mujer, no un meme. Y se lo ha dejado claro a todos los que practican el bullying.
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