Erika de Souza intenta defenderse de unas acusaciones que la pueden llevar a la cárcel a falta de los resultados de una autopsia
Que no estaba muerto, que estaba de parranda. Eso parece ser que está declarando y esgrimiendo en su defensa la brasileña Erika de Souza Vieira Nunes después de que la justicia del país la haya acusado de intento de robo con fraude y profanación de un cadáver, tal y como especifica el medio local Pure People.
El caso tuvo lugar el día 16, cuando la investigada acudió a una sucursal bancaria de Río de Janeiro, en el barrio de Bangu, con su "tío", Paulo Roberto Braga. Y si te preguntas el porqué de las comillas, la respuesta es que la policía también está tratando de averiguar si la relación real que había entre ambos era esa o si verdaderamente sus lazos familiares lo hacían primos.
Al parecer, el fallecido, de 68 años, llegó al banco en silla de ruedas, empujado por su supuesta sobrina. A ambos los dejó a unos 10 minutos caminando de la oficina un taxi y fueron desde allí hasta la misma.
No obstante, cuando Erika de Souza se dispuso a retirar 17 mil reales, una transacción para la que necesitaba la firma de Paulo Roberto Braga, el resto de usuarios de la sucursal y algunos de los trabajadores se dieron cuenta de que algo no iba a bien, lo que desembocó en una llamada a los servicios de urgencia y la policía que certificaron la muerte del hombre.
Un ingreso por neumonía y unos movimientos sospechosos
Según las declaraciones de Erika de Souza, que defiende su inocencia ante las acusaciones, su "tío" estuvo ingresado hace unos días en el hospital debido a una neumonía, algo que el centro confirmó. Al parecer pasó por sus instalaciones el 8 de abril y le dieron el alta después.
De acuerdo a los comentarios de la acusada, ella en ningún momento se percató, antes que el resto del mundo, del estado de Paulo Roberto Braganza, pero sí que ha dicho que lo notó sin fuerzas. No obstante, sigue manteniendo que no estaba al tanto de que el hombre hubiera fallecido y que todo debió acontecer en la sucursal.
Los empleados del banco se percataron de que el fallecido llevaba la cabeza hacia delante y vieron que su color no era el de una persona en plenas facultades. Entonces fue cuando se acercaron a comprobar su estado de salud.
Por el momento, el caso pende de los resultados de la autopsia, con la intención de determinar la verdadera hora de la muerte de Paulo Roberto Braganza, para discernir así quién miente o dice la verdad. Sin embargo, las autoridades han declarado de que ciertos indicios fisiológicos determinan que en apariencia el señor habría llegado ya sin vida a las oficinas.
La abogada de la acusada, Ana Carla de Souza Correa, afirma por su parte que el hombre de 68 años se empezó a sentir mal en el banco, donde llegó a las 14h11 y fue atendido a las 15h20: "el señor Paulo llegó vivo a la unidad bancaria. Llamaremos a los testigos en el momento oportuno. Empezó a sentirse mal y luego le hicieron todos los procedimientos. Todo esto se aclarará y creemos en la inocencia de la señora Erika de Souza".
Fotos | Eduardo Soares en Unsplash
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