Era cuestión de tiempo que la primera dama de Estados Unidos, Michelle Obama fuese retratada por la fotógrafa entre las fotógrafas, la retratista oficial de los famosos más importantes: Annie Leibovitz. Y si dicha sesión tenía que salir en alguna revista, la plataforma esperada sería la edición estadounidense de Vogue.
Anna Wintour tendrá que estar feliz con este "regalo" que se ha hecho a su revista ya que mayor relevancia en todo el mundo es díficil tener. La nueva presidencia de Estados Unidos quiere renovar la imagen del presidente del país más influyente en la actualidad y para ello editoriales como el de Vogue son la herramienta adecuada.
Michelle Obama se muestra accesible y muy cordial, en palabras del editor de Vogue, Andre Leon Talley, y en las fotografías mostradas esa imagen se transmite. Y es que un editorial de la primera dama estadounidense no podría ser igual que los de Lara Stone, aquí prima la elegancia y el clasicismo, pese a que el resultado pueda ser aburrido.
Y la verdad es que lo es, para qué mentir. Tres imágenes (contando la portada) en las que Michelle Obama sale en el Hay-Adams Hotel en Washington, D. C. En una de ellas de negro, con un vestido largo de Narciso Rodríguez.
En otra con un conjunto completo de J.Crew, formado por un cardigan de lana salmón, un top y una falda tweed.
Y finalmente en la portada, como ya comentó mi compañera Laia, luce un vestido de Jason Wu, el mismo que eligió para el baile de fin de celebración.
Siglo XXI, 2009, nuevas políticas de imagen a la vista.
Fotos | Style En Trendencias | Michelle Obama portada de Vogue USA marzo 2009