Razones para dormir mal hay miles: el trabajo, la hipoteca, esa serie que te tiene tan enganchada que no pudiste evitar tragarte tres capítulos de una tacada, el origen del Universo... El caso es que el despertador acaba de sonar y tienes la sensación de que apenas has dormido cuatro horas. Pero, tranquila, tenemos una serie de truquitos para compensar el sueño que te falta.
1.- Evita la tentación de retrasar el despertador unos minutitos más.
Y otro. Y uno más. Venga, va. En el fondo no te estás haciendo ningún bien al apretar el botón “snooze”, el aliado de los dormilones. Nueve minutos más de sueño que vas a pagar muy caros, porque te restarán tiempo para despertarte bien y sólo te proporcionan sueño de muy baja calidad, como explican en este vídeo.
2.- Abre las cortinas y saluda al sol.
Ya lo decía el grupo Aquarius: let the sunshine in. Abre las cortinas sin temor, al fin y al cabo no eres un vampiro, y deja que tu cuerpo se beneficie de los efectos de la luz del sol (tranquila, no te convertirás en ceniza) y de la melatonina que produce en tu cuerpo, una hormona que te ayudará a sentirte más despierta.
3.- Una ducha heladora.
Vale, ya sabemos que estamos en invierno. Pero tampoco te estamos pidiendo que te bañes en un río en los Pirineos. Sólo que, tras ducharte tal y como haces todos los días, aguantes unos treinta segundos bajo el agua fría. Te estimulará y activará tu circulación.
4.- Haz ejercicio.
¿En serio? No me puedo creer que estemos proponiendo esto, pero resulta que hacer ejercicio a primera hora de la mañana mejora tu circulación sanguínea, y con la circulación sanguínea a tope, tu atención mejora.
5.- Sombra aquí, sombra allá.
Exacto: maquíllate, maquíllate. Un buen maquillaje puede hacer por ti mucho más que una taza de café, y más si es un cosmético con cafeína. Y si tienes unas ojeras que te llegan hasta el suelo recurre a los trucos que nunca fallan: un lápiz de color blanco para marcar el interior del ojo o un pintalabios de un color muy llamativo.
6.- Bebe café, pero no te pases.
No hay nada como una taza de café por la mañana. En eso estamos de acuerdo todos. Pero los científicos están de acuerdo en que mucho café no te va a hacer ningún bien y que con dos tazas no conseguirás el efecto que buscabas. A no ser que lo que busques sea ponerte temblona e histérica.
7.- Agua, agua y mucha más agua.
Los expertos tampoco se cansan de vendernos los beneficios de estar bien hidratada, pero en los días en los que has dormido mal beber mucha es crucial. Y si está muy fría, mejor. Te mantendrá despierta y en alerta (y sin que te la tengas que echar por la cabeza).
8.- Desayuna con la cabeza.
Los días en los que has dormido poco parece que un desayuno rico en azúcar y grasas lo puede compensar. Pero es sólo una solución momentánea que no te hará ningún bien, sobre todo cuando el pico de azúcar pegue el bajonazo. Elige proteínas sanas y cereales integrales y evita todas las comidas pesadas, las que provocan las ganas de echarte una siesta.
9.- Crea tu lista Despertador en Spotify.
Si eres de las afortunadas que puedes escuchar música en el trabajo, hazte de una lista de música cañera, que te ponga las pilas y que no te amuerme. Nada de baladas ni de música clásica.
10.- Dale al zapato.
Después de comer empezarás a pagar más caro la falta de sueño. Aunque sea lo último que te apetezca, sal a la calle a dar un paseo. La combinación aire fresco+luz del sol+ejercicio contribuirá a animarte.
11.- No intentes recuperar el tiempo perdido.
Después de una mala noche de sueño, la tentación de dormir doce horas de un tirón es muy grande, pero lo mejor es que intentes seguir tu rutina habitual (la de tirarte hasta las tantas viendo la tele no, por favor) y dormir tus siete u ocho horas.
Fotos: Pixabay.com
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