Adelgazar en pareja: ¿La fórmula para que el amor y la dieta sean definitivas?

¿Seríamos infelices si sustituyeramos el “y comieron perdices” por “y comieron unas verduritas a la plancha con queso fresco”? ¿El amor dura hasta “que el brécol no separe”?

Más bien al contrario. Adelgazar en pareja parece no solo garantía para conseguir nuestros objetivos, tal y como han demostrado en los últimos años estudios como este, este o este otro (por poner algunos ejemplos). También es clave para que ese éxito perdure en el tiempo y la pareja permanezca más unida. Y os contamos por qué.

Para ello, hemos contado con la ayuda de Arantza Muñoz, dietista, además de la experta que se esconde desde dietistaetica.com y comoservegano.com), y con Carlos Moratilla, psicólogo clínico (le podéis seguir por Twitter), del Centro Aleris para analizar cuáles son los beneficios de adelgazar en pareja.

1. Individualización de objetivos y necesidades: lo hacéis juntos pero sois diferentes

Tal y como nos aseguran nuestros dos expertos, adelgazar en pareja tiene muchas ventajas. “Pero antes de empezar esta etapa juntos es importante matizar que, aunque ambos compartáis el mismo objetivo generalizado, perder peso por ejemplo, cuando profundizamos poniendo una cifra orientativa, tantos kilos o tanto porcentaje de grasa, vemos que ese objetivo puede ser muy diferente. Incluso aunque el objetivo sea muy similar (por ejemplo, cinco kilos), según vayáis avanzando lo que uno y otro tarde en conseguirlo puede variar”, nos explica Arantza.

Sois un equipo, pero no sois iguales. Dos personas con una historia de aprendizaje, de hábitos, de estilos diferentes como punto de partida.

En ese sentido, como nos explican Arantza y Carlos, la relación de pareja se puede convertir en un contexto muy óptimo para conseguir el objetivo de la pérdida de peso. Sobre todo, si en ella se dan las condiciones oportunas de motivación y refuerzo por los cambios por parte de los miembros. Sin embargo, partir de objetivos individuales es una cuestión necesaria. “Somos un equipo, pero no somos iguales. Somos dos personas, pero tenemos una historia de aprendizaje, de hábitos, de estilos diferentes desde la que deberemos empezar a partir”, remarca Carlos Moratilla.

Además es importante tener en cuenta que cada uno parte de unas rutinas, unos horarios, unos gustos diferentes y es posible que también de distintos estados de salud, que pueden influir en el nivel de actividad física: esto condicionará la evolución personal.

Está claro que un dietista puede ayudar a cada pareja a conocerse, establecer los puntos de inicio de cada uno y trabajar en su evolución adaptando los objetivos y las necesidades según la evolución personal. Por su parte, contar con un psicólogo durante el proceso puede ayudaros a establecer nuevas formas de funcionamiento y nuevos hábitos así como ayudaros a generar un contexto de cooperación y motivación idónea para que se produzcan los cambios con mayor facilidad.

2. Cambio de hábitos: de lo que eras a lo que serás.

¿Cuántas veces has hecho “una dieta” para bajar de peso, en las que has sufrido cada gramo que has perdido y cuando has llegado a tu “objetivo/peso” has tirado la casa por la ventana y en poco tiempo has vuelto a la casilla de salida?

Como nos recuerdan nuestros dos expertos, el punto clave para la pérdida de peso es el cambio paulatino de hábitos. “Dividir la meta en pasos más asequibles es la forma más adecuada para ir consiguiendo pequeños éxitos que nos irán anclando en cada una de las fases del proceso. Además, conseguir pequeños éxitos favorecerá la aparición de una sensación de control y satisfacción que sin duda ayudará a seguir en un proceso de cambio que, a veces, puede ser costoso”, asegura Arantza Muñoz.

Las estrategias dietéticas de restricción de calorías no tienen sentido si no hay una reeducación y una forma distinta de plantearse vuestra relación con la comida y con la vida.

Como remarcan ambos expertos, las estrategias dietéticas de restricción calórica no tienen sentido si no se hacen junto con una reeducación alimentaria, de ejercicio físico y especialmente, una forma distinta de plantearse la relación con la comida y con la vida. “De hecho, si queréis fracasar en vuestro intento de consolidar un cambio de hábitos hacia una alimentación más saludable, la forma más rápida de hacerlo es sometiendo al organismo a una gran restricción calórica, comprobaréis de primera mano cómo aparecen las presiones fisiológicas y psicológicas por comer, y en este contexto, cualquier tipo de alimento será susceptible de ser ingerido, aunque sea un ultraprocesado”, apunta Carlos.

Analizar qué nos ha llevado al peso que tenemos y que queremos dejar atrás es una estupenda manera de identificar los factores que deberemos cambiar. “Pero no solo eso, es posible que en el presente, cuando se den determinadas condiciones (ciertos estados emocionales, formas de pensar, algunas situaciones, etc.) recurras a la comida, sin importar qué, cómo o cuánto, para obtener cierto alivio o acallar algún que otro malestar. Saber identificar qué es lo que te empuja a relacionarte con la comida de esa manera y qué obtienes de esta relación, será un punto clave de cara a modificar malos hábitos y establecer nuevos y más saludables”.

Comer de prisa, abusar de ultraprocesados, que nuestra vida social implique siempre comida superflua y alcohol, llevar un estilo de vida sedentario, dormir poco y/o mal… son algunos de los malos hábitos que suelen llevar a un aumento de peso.

Posiblemente hayáis identificado que algunos de estos hábitos forman parte de alguno de vosotros dos... o de ambos. “No os preocupéis”, explica Arantza, “podemos cambiar malos hábitos por unos mejores: masticar despacio y dedicándole tiempo a disfrutar de la comida, planificar una semana mediante un menú y lista de la compra que nos permita cocinar y elaborar nuestros platos con materia prima de calidad (alejándonos así de los ultraprocesados), proponer planes sociales diferentes, tales como excursiones el fin de semana, salir a pasear, e incluso algún deporte como patinar, innovar en restaurantes saludables, y cambiar las cañas por agua con limón, ir caminando al trabajo, hacer uso de las escaleras en lugar de ascensores, irse antes a la cama, no usar el móvil a partir de las nueve de la noche, bajar el brillo de la televisión… todo ello puede sustituir a viejos hábitos, mejorando nuestra calidad de vida, aumentando nuestro nivel de actividad física y reduciendo nuestro aporte de calorías (así como mejorando la calidad de éstas)".

3. Duración, estancamiento y frustraciones: aceptar y continuar

Cuál va a ser la duración y evolución de cada uno durante el proceso es, sencillamente un misterio. Ningún profesional puede aseguraros (y menos antes de empezar el asesoramiento) cuánto podéis tardar en perder esos kilos.

Como nos explica perfectamente Arantza Muñoz, la evolución de vuestro proceso está marcada por muchos factores: desde cuántas veces antes habéis bajado de peso (y cómo han sido estos cambios en vuestra composición corporal: si se hicieron mediante ejercicio y dieta saludable, ejercicio y dieta de restricción calórica, sólo dieta con restricción calórica, la calidad de la alimentación entre etapa y etapa…) hasta vuestra relación previa con la comida y vuestra gestión de emociones durante el proceso.

El tropiezo forma parte del juego. Aprender a aceptarlo y ponerse en marcha favorece que el proceso continue".

Lo que sabemos con un grado de certeza aceptable es que al final la pérdida de peso es la consecuencia de una serie de acciones de tipo nutricional y psicológico o conductual, añade Carlos, nuestro experto en psicología clínica. "No obstante, el cambio de hábitos no siempre es fácil. Esta dificultad radica en que lo que va a favorecer que se mantengan nuevas conductas son las consecuencias más inmediatas que surgen de ellas. Sin embargo, las consecuencias con las que os encontraréis en algún momento del proceso de cambio de hábitos, serán ciertas incomodidades que puede que os animen a tirar la toalla."

Para cuando esto suceda, o incluso para prevenir que esto suceda, podéis tener en cuenta una serie de pautas que os ayuden a persistir en la búsqueda de vuestros objetivos:

1.- No lo pienses demasiado: no os perdáis en el mundo de las ideas y poneros en marcha. La propia actuación y su práctica repetida os ayudará a que los cambios se vayan afianzando y a que las ganas de hacer vayan apareciendo.

2.- Divide y vencerás: ya lo comentábamos antes, coge un objetivo y divídelo en varios subobjetivos y metas que sean realistas y realizables a corto plazo. De esta manera, facilitaréis la tarea y generaréis las condiciones adecuadas para que la satisfacción haga acto de presencia.

3.- No empieces la casa por el tejado: aunque al principio sintáis que sois capaces de cualquier cosa, recordad que esto es una carrera de fondo. Es preferible que os planteéis pequeños avances de forma progresiva mantenidos en el tiempo, que grandes cambios perecederos a medio plazo.

4.- Motivación y refuerzo: aprovechad la relación de pareja y el vínculo entre ambos para ayudaros a persistir en los cambios. Proyectaros hacia el futuro desde el presente anticipando los beneficios que obtendréis con los cambios, recordároslo entre ambos, felicita a tu compañero/a cuando consiga algún cambio por muy pequeño que sea. El refuerzo es la gasolina que os ayudará a continuar.

Aun así, nos recuerdan nuestros expertos, en todo proceso de cambio hay tropezones y caídas que nos hacen por momentos parar. No os preocupéis, forma parte del juego. Aceptar el tropiezo y ponerse en marcha de nuevo, persistiendo en el camino, favorecerá que el proceso pronto continue donde lo dejasteis.

Si aun con todo cuesta demasiado, la ayuda de un profesional de la nutrición y de un profesional de la psicología puede ser el empujón que necesitáis.

4. Lo más importante: la salud

No olvidemos que estamos trabajando con algunas de las cosas que más solemos valorar en la vida: nuestro cuerpo, nuestro equilibrio emocional y nuestra relación de pareja. Por ello, Carlos nos recuerda que uno de nuestros objetivos, si no el más importante, debe ser cuidar cada una de estos elementos priorizando en todo momento un estilo de conducta dirigido a propiciar o mantener un estado de salud adecuado.

"Aquellas estrategias dirigidas a restricciones calóricas muy exageradas no sólo pueden mermar nuestra motivación hacia el cambio o echar por tierra el cambio de hábitos que vamos generando, sino que a medio plazo pueden afectar a nuestra salud física y mental probabilizando, por ejemplo, alteraciones en la conducta alimentaria graves", asegura este profesional de la psicología clínica.

Una exigencia elevada hacia nosotros mismos o dirigida a hacia nuestras parejas solo favorecerá la aparición de malestar y el resentimiento de la relación. Y por último, las comparaciones entre vosotros o vosotras no deberían tener cabida si lo que queréis es avanzar progresivamente sin poneros trampas.

"No todo vale", afirma Arantza. "Las consecuencias de una mala decisión entorno a nuestra alimentación, para nuestra salud física y mental, pueden ser peligrosas".

5. Bonus track: sacad el máximo potencial al tiempo compartido

Aunque durante todo el artículo tanto Arantza como Carlos han hecho mucho hincapié en analizar los objetivos y evolución personal, conocer los limites personales, conoceros a vosotros mismos, etc. hay una gran parte del proceso que podéis, como pareja, realizar de la mano y ayudaros mutuamente para hacerlo todo más fácil y sacar provecho de la situación, lo que os permitirá crecer a nivel individual y de equipo.

Ir a hacer la compra juntos os permitirá ser el punto de apoyo el uno del otro: podréis fomentar la compra de productos saludables, motivar a incorporar nuevos alimentos (diferentes vegetales, frutos secos variados, fruta de temporada…), evitar comprar productos supérfluos...

Como también nos señalan nuestros dos expertos, mantenerse activo en pareja es más divertido: aunque en el gimnasio cada uno tenga unas preferencias, fuera de él se pueden hacer diferentes actividades físicas en pareja, que, además, supongan un aliciente en los ratos de ocio. Hacer senderismo el fin de semana, practicar patinaje, tantear con la escalada en rocódromos, e incluso jugar al Volley o bádmintong pueden ser una buena opción para evitar juntos el sedentarismo.

Implicarse ambos en la cocina puede aportaros de forma individual independencia -y en el contexto de la relación- puede ser una estupenda manera de que sorprendáis mutuamente al otro con recetas atractivas, apetecibles y diferentes. Podéis cocinar juntos aquellos platos más elaborados para facilitar el proceso o bien, por el simple hecho de querer hacer algo más juntos.

Fotos| Hot Shot, Pexels.com, Sex Tape, Wimbledon

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