Además de incómoda, para muchas mujeres la regla viene acompañada de dolores y calambres de mayor o menor intensidad: lo que para algunas es una ligera molestia, para otras, especialmente aquellas afectadas de endometriosis, puede ser una tortura que dure varios días una vez al mes.
Ante esta situación, es lógico interesarse por las distintas posibles soluciones: de las tradicionales bolsas de agua caliente o mantas eléctricas para aliviar los dolores con calor a la farmacopea al alcance, incluyendo analgésicos como el ibuprofeno, el nolotil o el voltarén.
Existe una opción menos conocida en nuestro país pero más publicitada en otros sitios: el uso de pequeños dispositivos de electroestimulación que en teoría ayudan a combatir el dolor menstrual. Este tipo de tecnología lleva años utilizándose para aliviar distintos tipos de dolor, como lesiones articulares o de espalda, pero también se ha empezado a utilizar para este tipo de molestias.
El más conocido se llama Livia, resultante de una intensa campaña de publicidad y crowdfunding hace un par de años, pero se pueden encontrar en Amazon otros de marca blanca con el mismo objetivo.
¿Cómo funcionan estos dispositivos? ¿Tienen evidencia científica que los sostengan? Y lo más importante, ¿funcionan? Vamos a responder a todas estas preguntas.
¿En qué consisten y cómo funcionan?
Estos dispositivos, sean de la marca que sean, tienen todos la misma estructura: unos electrodos que se adhieren a la piel del vientre, unidos por sendos cables al mando de control, una cajita que tiene el tamaño aproximado de una cajita de colorete.
Dependiendo de su nivel de sofisticación puede tener una pantalla o más comandos, pero lo básico es un botón de encendido y otros dos para subir o bajar la intensidad. Tienen también un puerto de carga para recargar la baterías cuando esta se agota.
La idea es que, en los días del periodo, los electrodos se peguen en la piel del bajo vientre y se active el dispositivo, que al ser pequeño y discreto se puede llevar encima todo el día. A través de los electrodos, el dispositivo envía a la piel una serie de pequeñas descargas eléctricas que producen una vibración. Esa vibración es lo que se supone que interfiere con la señal del dolor, bloqueándola o anulándola para que no llegue al cerebro.
¿En qué se basa este dispositivo para funcionar?
Todo está basado en una técnica llamada TENS, o estimulación eléctrica nerviosa transcutánea, y se utiliza para distintos tipos de dolores, no solo los ocasionados por la menstruación. Se supone que al generar un estímulo nuevo a través de las vibraciones de los electrodos, esto despista al cerebro del dolor, haciendo que se fije en otra cosa.
Esto está basado en la llamada teoría de la compuerta, que, a grandes rasgos, concibe las conexiones cerebrales como puertas, y cada sensación tiene la suya. Según esta teoría, la primera sensación que hace conexión o cierra su puerta evita que las demás hagan lo mismo. Así, si la primera sensación en llegar al cerebro es la de la vibración, el dolor ya no podrá hacerlo. Sería el mismo motivo por el que cuando los damos un golpe, nos frotamos la zona golpeada, para que las vibraciones del frotado opaquen a la sensación de dolor.
Si bien, hay que añadir que no está del todo claro que este sea el verdadero motivo por el que funcionan los dispositivos TENS. También podría estar relacionado con un aumento en los niveles de endorfinas, sustancias que producimos y que ayudan al cuerpo a mitigar el dolor.
¿Qué dice la ciencia al respecto?
A día de hoy, las evidencias científicas no son suficientemente sólidas como para respaldar el uso de dispositivos TENS, y tampoco para descartarlos.
Una revisión de varios estudios concluyó que el uso de TENS de alta frecuencia sí era útil para tratar el dolor menstrual, pero que no se sabía suficiente sobre los TENS de baja frecuencia para sacar la misma conclusión.
Lo mismo concluyó otra revisión hecha unos años después: la técnica tiene potencial pero hay que seguir estudiándola para saber si realmente funciona.
¿Merece la pena?
En los comentarios de este tipo de dispositivos se puede leer de todo: desde mujeres con dolores leves que apenas han notado diferencia a mujeres con calambres severos e incapacitantes que aseguran que estos se han reducido hasta un 75% en su intensidad, lo cual hace que les haya merecido la pena probarlo.
Al final, la decisión corresponde a cada persona, pero estas son las conclusiones generales que hemos podido sacar después de este análisis (si bien no hemos podido probar directamente el dispositivo para el dolor menstrual, esta redactora sí que lo ha utilizado en el pasado para otros tipos de dolor).
Inconvenientes y ventajas
Utilizar uno de estos dispositivos no es doloroso, pero las vibraciones continuas pueden ser un poquito molestas hasta que nos acostumbramos. El alivio del dolor es temporal, es decir, solo duran mientras se está usando, aunque eso puede ser suficiente para muchas personas. Hay que tener en cuenta también que podemos terminar acostumbrándonos a las vibraciones y que la TENS deje de tener eficacia incluso en aquellas personas en las que al principio lo tenían.
Por todos estos motivos, puede que invertir en uno de estos dispositivos (se pueden encontrar entre los aproximadamente 50 euros hasta los 170) no merezca la pena para mucha gente.
Sin embargo, para mujeres que experimentan un dolor intenso difícil de aliviar con medicación, o para las que por algún motivo no pueden emplear analgésicos comunes, esta puede ser una buena solución y una forma de mejorar su calidad de vida durante esos días sin exponerse a efectos secundarios ni otros riesgos. La TENS probablemente no hará desaparecer totalmente el dolor, pero sí puede reducirlo y hacerlo mucho más tolerable.
Imágenes | Unsplash
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