Brackets después de los 30: ¿merece la pena?

Hace años si alguien te hubiera dicho que llevar brackets pasados los treinta sería algo de lo más normal no te lo hubieras creído. Pero cada vez es más frecuente recurrir a este sistema e incluso está de moda. Hablamos con dentistas y clientes sobre los pros y los contras de llevar brackets años después de dejar el colegio o el instituto.

Se lo debemos a la Reina Letizia, a Madonna y a otras celebrities. Cada vez son más los famosos que lucen o han lucido aparatos dentales sin ningún pudor y los brackets viven un momento dorado e incluso son más populares que otras opciones más discretas como la ortodoncia transparente.

Incluso los podemos encontrar falsos en internet, una tendencia que hasta hemos visto en la alfombra roja de mano de celebrities como Madonna, Katy Perry o Justin Bieber, y que los profesionales del ramo consideran peligrosa, ya que este tipo de aparatos están diseñados para mover y colocar los dientes, no para hacerse fotos en Instagram imitando a tus ídolos favoritos. “Por no mencionar que los tiene que recolocar un auténtico profesional”, nos comenta Teresa Rodríguez, ortodoncista.

Desde luego, bienvenida sea la moda, sobre todo porque estamos hablando de uno de los sistemas más sencillos y rápidos para recolocar las piezas dentales: “aunque se puede hacer a cualquier edad, es mucho más eficaz hacerlo antes de los 15 años. Gracias a esta moda se ha perdido la vergüenza a la hora de llevarlos y ya no es estigma ni causa de burlas”, explica Teresa Rodríguez.

¿Pero es igual llevarlos cuando hace años que dejaste el colegio y una vida muy distinta de la que llevabas entonces? ¿Cómo es ir al trabajo a diario llevando brackets? ¿Y conocer a gente nueva? ¿Y ligar?

“El aumento de demanda de los brackets ha provocado que se hayan buscado nuevas y mejores soluciones”, nos explica Teresa, “y ahora contamos con una gama de productos mucho más amplia, con distintos precios y posibilidades para todos los gustos”.

Inés Miranda de las Heras, es también ortodoncista y nos cuenta que hoy en día colocarse los brackets a los treinta es un síntoma de que la persona se preocupa y cuida su salud e imagen: "muchos son pacientes que no se trataron en su día a pesar de necesitarlo. Por otro lado hoy en día se tiende a hacer menos extracciones en los tratamientos de ortodoncia de los que se hacían antes y esto anima a los pacientes a tratarse. Cada día vemos más pacientes adultos en la consulta".

Esta profesional además nos aclara que a veces los brackets son imprescindibles antes que otros tratamientos restauradores, como las coronas o las carillas o antes de la colocación de implantes. "Otros pacientes se colocan brackets porque sus dientes se han desplazado con el tiempo como consecuencia a un problema periodontal. Los pacientes más longevos muchas veces se someten a tratamientos de ortodoncia para abrir espacios para implantes".

Menos duración de los tratamientos

Según nos cuenta Teresa Rodríguez, las principales preocupaciones (y reticencias) de sus pacientes de más de treinta años, son dos: “por un lado, piensan que los brackets son dolorosos. Y es verdad que al principio del tratamiento puede haber algunas molestias y llagas, especialmente hasta que el paciente se adapta a ellos.”

Para Nuria, una de las pacientes que nos ha contado su experiencia, la principal molestia de llevar los brackets al principio era la presión “cuando me los ajustaban me molestaba bastante, pero luego me terminaba acostumbrado”.

La otra preocupación principal es la idea de que hay que llevarlos años y años, la falsa creencia de que hay que llevar brackets durante mucho tiempo.

Todos recordamos a algún compañero del colegio que llevó aparato en los dientes durante cursos (aguantando multitud de chistes y todo tipo de comentarios jocosos). Afortunadamente eso ha cambiado y hoy en día los casos que son más sencillos se pueden completar en seis u ocho meses: “son aquellos en los que encontramos un leve apiñamiento”, nos explica Teresa. “Y luego están los casos más complicados, que necesitan extracciones y más recolocamiento. En esos casos podemos llegar incluso a los treinta meses, pues hay que cerrar los espacios de los dientes que hemos extraído. Pero, vamos, lo más frecuente son entre 12 y 24 meses”.

Los tratamientos más solicitados

"Los alineadores transparentes y removibles son una de las últimas tecnologías y de las favoritas tanto para los más pequeños como para los adultos", nos explica la ortodoncista Teresa Rodríguez. Se trata de un revolucionario sistema casi invisible a los ojos de los demás que además puede extraerse para comer, limpiarse, etc. Inés Miranda de las Heras también nos habla de este tipo de alineadores tipo Invisalign: "son unas férulas secuenciadas cada una con un movimiento que se van cambiando generalmente cada 2 semanas para conseguir los movimientos deseados. Ofrecen la ventaja de poder retirarse para comer y cepillarse los dientes".

Pero también hay sistemas más tradicionales, como los típicos brackets metálicos, que siguen teniendo una gran demanda y que consiguen excelentes resultados. Como nos cuenta la doctora Inés Miranda de las Heras los brackets metálicos convencionales siguen siendo una buena elección para muchos casos, "sin las tradicionales incómodas bandas que había que introducir entre los molares. La evolución de las técnicas adhesivas y un diseño menos voluminoso y con los bordes más redondeados han hecho que sean más cómodos y confortables para el paciente".

Esta profesional también nos habla de los brackets metálicos de autoligado: "que ofrecen la ventaja de no necesitar ligaduras y presentar una baja fricción entre el bracket y el arco lo que hace que el movimiento dental sea más rápido y por lo tanto el tratamiento sea algo más corto".

"Los brackets estéticos pueden ser cerámicos (de porcelana) o de cristal de Zafiro", añade Inés. "Estos últimos al ser transparentes se mimetizan mejor con el diente. Son una buena opción para alérgicos a metales como el nickel. Son brackets que cada vez tienen más demanda en adultos al no ser tan caros como los brackets linguales o Invisalign. Los brackets linguales van colocados por la cara interna de los dientes, y por lo tanto no se ven", aclara.

Hay tantas opciones que es normal que cueste tomar una decisión. Si no tenemos en cuenta el precio, claro. Para la ortodoncista Inés Miranda de las Heras "la indicación de cada tipo de tratamiento dependerá del caso y sus características, que harán más apropiado uno u otro. Hoy en día también se utilizan microtornillos en combinación con los brackets, y para los casos muy complejos también se realizan tratamientos combinados ortodóncico-quirúrgicos".

¿Y los precios?

La estética es el principal freno

¿Reconoces a la chica de la foto? Sí, es Betty la fea, una chica que en realidad no es tan fea pero que con la ayuda de unos brackets horrorosos y de un peinado desafortunado se convierte en la Cenicienta protagonista de una telenovela.

Y es que hay algo en los brackets que asociamos a la fealdad. Y a una terrible época de nuestra adolescencia. El resultado estético es la principal preocupación de los pacientes adultos que llevan ortodoncia, la preocupación de parecer demasiado infantil. "Lo más importante, por encima de la estética", apunta Teresa, "es elegir el tratamiento más indicado según las necesidades de cada paciente".

"Para mí la estética no ha sido ningún problema", nos cuenta Raquel, una paciente que ha llevado brackets durante año y medio por un problema más funcional que estético. "El primer día te ves un poco fea, qué horror, te dices. Pero luego cuando ves que el entorno no se da cuenta, que no es ningún impedimento ni nada anormal, se te pasa. Para mí era una forma de quererme. Y aunque la razón era por un problema funcional, la estética salió mejorada, claro".

Ante la pregunta de cuál es el tratamiento más invisible que existe de ortodoncia, Inés nos apunta a los alineadores transparentes y los brackets linguales. Para las personas más preocupadas con su apariencia.

Lo que nadie te ha contado de llevar brackets

Ana lleva brackets desde hace seis meses y en general está muy contenta con la experiencia. “Me imaginaba que no podría comer absolutamente de nada y que la gente me señalaría por la calle, pero las cosas han cambiado mucho. Ahora todo el mundo se lo está planteando a mi alrededor y no me parece un sacrificio tan grande como me contaban”.

Sí hay cosas que le resultan difíciles de comer: “por ejemplo, morder una manzana es imposible para mí, no puedo abrir tanto la boca. Y olvídate de los chicles y cosas pegajosas, que se enganchan en los brackets. Por otro lado está la parte estética. A mí me encantan las algas wakame que sirven en los japoneses, pero comer eso con brackets es horroroso. Se te queda enganchado entremedias y parezco el fondo de una pecera sin limpiar”.

A Nuria nadie le contó que la mezcla brackets y una noche de fiesta podría ser de lo más incómoda: “tras una noche tomando copas y hablando sin parar comencé a notar que los brackets me habían hecho un montón de rozaduras en las encías, que estaban más sensibles e hinchadas de lo normal y los brackets me hacían heriditas. Esto es algo con lo que no cuentas hasta que te pasa”.

Besarse es otro tema que puede parecer problemático cuando llevas brackets. “Pero no lo es, en realidad”, nos cuenta Ana. “Ni mi pareja ni yo hemos notado ninguna diferencia”.

Raquel nos cuenta entre risas que con brackets ha conocido a su novio actual y que podría decirse que hasta ha ligado más con ellos puestos. "yo creo que la gente se fija más, te mira más y piensa que eres alguien que se cuida. Ahora estamos todos muy concienciados con la estética y vernos mejor. Y por ese lado se aprecia que lleves puestos brackets. Ah, y es un tema de conversación estupendo. Te pregunta, te comentan que se lo están planteando o que ya los han llevado...", nos cuenta.

Molestias hay, está claro, pero como nos cuenta la ortodoncista Inés Miranda se presentan fundamentalmente los primeros días y desaparecen al poco tiempo. "Es especialmente una sensación de presión, sensibilidad de los dientes a la masticación, rozaduras, que se pueden prevenir usando cera o silicona de ortodoncia en esos primeros días...". Con el tiempo se diluyen y desaparecen estas molestias, nos explica. "Cuando el paciente acude a revisión cada mes puede experimentar de nuevo presión en los dientes que desaparece al poco".

En definitiva, no hay una edad límite para usar brackets y nunca es tarde para cuidarse, tanto a nivel estético como de salud. "Los tratamientos de ortodoncia están indicados a cualquier edad siempre y cuando exista un buen estado de salud bucal", insiste Inés Miranda de las Heras. "La presencia de por ejemplo caries, o problemas de las encías como gingivitis o periodontitis debe ser tratada y controlada antes de iniciar cualquier tratamiento de ortodoncia".

Fotos| Gtres, Ugly Betty, Pexels.com

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